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Entrevista a Efraín Bischoff, historiador, escritor y periodista por el aniversario de la ciudad de Córdoba. Incansable observador y estudioso metódico, este vecino destacado de la ciudad imagina para Córdoba, dentro de un contexto nacional, un futuro en el que la historia se repite.
Por Carolina Klepp / [email protected]
El día del 439º cumpleaños de la ciudad es el motivo perfecto para pensar e imaginar, a la luz de la historia, la Córdoba que viene. El historiador, escritor y columnista de Comercio y Justicia, Efraín Bischoff pronto cumplirá cien años. Desde su casa de Alta Córdoba sacude la tranquilidad de la siesta, alertando con su reflexión sobre el conformismo que se ha apoderado de los cordobeses. A pesar de ello, siempre incansable buscador de tesoros, sigue destapando y rescatando aquellos personajes de la historia que sirven de ejemplo.
Dos meses atrás, el escritor Eduardo Galeano también había alertado sobre el conformismo pero ya no el de los cordobeses sino del ser humano en general. También renegaba el uruguayo sobre la “aceptación de la realidad como un destino y no como un desafío que nos invita al cambio, a resistir, a rebelarnos, a imaginar en lugar de vivir el futuro como una penitencia inevitable”.
En tanto, Bischoff desde el living de su casa apunta al conformismo por una dicotomía que vaticina interminable: la de un país de unitarios y federales que no logra zanjar las diferencias. La de una Córdoba que no termina de sostener sus impulsos revolucionarios.
¿Cómo se imagina la Córdoba del futuro Efraín? y la pregunta lo transporta al análisis de un pasado que, según Bischoff, desemboca en una fotografía del futuro donde la historia se repetiría.
“Este país -evidentemente- es unitario pero está disfrazado de federal porque todas las cosas que al final triunfan son las que se hacen en Buenos Aires y nosotros siempre hemos estado en esa situación. Al parecer, no hay forma de cambiarla, cuando en realidad deberíamos hacer un país realmente federal, donde las provincias también dieran su opinión y pudieran llegar a triunfar”, dispara.
Enseguida aclara que este es un asunto que viene desde hace tiempo. “Siendo españoles nosotros comenzamos a luchar para podernos liberar pero la liberación no fue tan rápida. Uno se pregunta cómo Buenos Aires puede tener la prioridad para estos asuntos y nosotros nos quedamos siempre atrás. Algunas veces hemos protestado, como en la época de 1820, con Bautista Bustos, quien se levantó aquí en contra de Buenos Aires. Muchas veces hemos querido tener prioridad en eso, pero siempre hemos terminado con ser un tanto complacientes de Buenos Aires”, describió.
Como el sinfín de la cinta de Moebius, pero sin el encanto que ésta tiene, considera que la historia de unitarios y federales continuará. “Así estamos y esta historia se va a seguir repitiendo, pero no solamente en Córdoba sino también en otras provincias. Terminamos siempre sin amargarnos, nos acostumbramos a conformarnos con lo que hacemos”.
Cuando se le pregunta por la apuesta a la juventud como motor de una Córdoba distinta, dice sintético: “Debería haberla, pero… ¿la hay?, de a ratos, de a ráfagas, nada más”.
Estar frente a un periodista centenario, de amplia experiencia en distintos medios de la ciudad, es la oportunidad también para pedirle una opinión sobre el periodismo. Siguiendo la línea prospectiva, la consulta recae sobre su visión de indicios de otro periodismo para la Córdoba que viene. Coherente con su relato, responde: “Sí, puede haberlo, pero evidentemente va a costar mucho porque ya estamos muy acostumbrados a tener el país que tenemos”.
Finalmente, este Ciudadano Ilustre, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional y autor prolífico de libros y radioteatros responde por sus actuales pasiones con el afán de contagiar a otros con su impronta.
Sereno y conciso, enumera dos: “Seguir encontrando en la historia los buenos ejemplos, que los hay y los hubo; y tener una vida tranquila para evitar cualquier encontronazo. Yo acepto las opiniones de los demás y luego hago lo que a mí me parece”. Ríe y regala con esta frase la sabiduría que dan sus casi cien años de vida.
