Por Salvador Treber
Luego de pasado ese período se comenzó a advertir una caída progresiva de los ingresos tributarios, que se acentúa notoriamente en los dos últimos meses del lapso en cuestión, lo que genera gran inquietud en la conducción económica
Se ha convertido casi en un reiterado “latiguillo” responsabilizar a “la pesada herencia de la administración anterior” por cualquier dificultad que ha venido presentándose a partir del 10 de diciembre de 2015. Quizá la posterior evolución de los recursos generados por el esquema tributario sea un tema importante en que tal justificación tenga menos consistencia. Ello es así pues, hasta fines de abril, se mantuvo con muy leves variantes alcanzar un incremento interanual en este aspecto, semejante a la evolución que en ese lapso tuvo el índice general de precios.
Sin embargo, esa relación -que se modificó desde mayo y se ratificó posteriormente en junio pasado- hace altamente probable que se extienda para adelante esa nueva tendencia negativa.
Pese a la eliminación drástica de subsidios y significativa prescindencia de personal con el propósito de comenzar a equilibrar la relación recursos-gastos, esto no sólo quedó como un simple deseo incumplido sino que el ensanchamiento del déficit es cada vez mayor.
Los síntomas de agravamiento en la situación financiera del Fisco federal (los provinciales y municipales están igualmente muy comprometidos), se advertía ya en el quinto mes de 2016 pues el aumento interanual apenas llegó a +23,3% es decir, notoriamente, por debajo del índice inflacionario pues alcanzaron $170.076,6 millones contra $138.338 que se lograron ingresar en idéntico mes de 2015.
En consecuencia, el acumulado de lo transcurrido llega a un total de $756.374,1 millones, cifra que es 30,4% mayor respecto al mismo lapso del año precedente.
Es obvio que, si recién en mayo es cuando se produce un marcado retroceso relativo, hasta ese momento no puede interpretarse en plenitud pues es el primero. Sin embargo, como en junio la baja de magnitud se ha vuelto a reiterar, significa que hay cambios sustanciales de neto corre recesivo.
El rendimiento en mayo por impuesto
Es oportuno subrayar que el impuesto al Valor Agregado ($45.787,7 millones) y los afectados en forma exclusiva a atender la Seguridad Social como son Aportes Personales ($16.865,3) y Contribuciones Patronales ($24.650,6) fueron los que mejor rindieron con incrementos de 41,1%, 41,3% y 42,5%, respectivamente. En sentido contrario, el impuesto a las Ganancias ($ 44.320,9 millones), aparece con un índice negativo de -1,3%; pese a que lo recaudado por éste mediante la Dirección General de Aduanas subió en +71,3%; es decir, lo percibido a través de la DGI verifica la superior caída con -3,9%.
Habitualmente, en función de los sucesivos aumentos interanuales, era el que crecía a elevado ritmo pero en esta oportunidad sucedió todo lo contrario. Ello no se justifica en función de los vencimientos que operan en abril respecto de las declaraciones por ingresos netos gravados de los contribuyentes personales y de las empresas con cierre del ejercicio al 31 de diciembre (la mayoría) del período 2015, que debían presentarse en mayo del corriente año.
El impuesto a los Bienes Personales, concebido como complementario del precedente, tuvo un incremento de sólo +22,4% pues aportó $ 5.758,3 millones. En ambos casos, tal circunstancia genera extrañeza e interrogantes pues no sería nada difícil que esa inesperada merma se deba al inoportuno anuncio de un próximo blanqueo. En consecuencia, se puede suponer que muchos contribuyentes hicieron liquidaciones por menor importe para normalizar su situación con posterioridad incurriendo en un menor costo.
En cuanto al impuesto a Créditos y Débitos en Cuentas Corrientes ($10.222,1 millones), su rendimiento tuvo un comportamiento poco lógico pues creció a un ritmo interanual modesto (+25,1%), igualmente insatisfactorio y apenas adecuado para corroborar dicha hipótesis. Los impuestos al Comercio Exterior, que llegan en conjunto a totalizar $12.569,9 millones, analizados por separado exhiben un comportamiento muy disímil. Mientras los Derechos de Importación ($4.677,8 millones) muestran un crecimiento interanual extraordinario (+62,9%), los de Exportación ($ 7.892,1 millones) resultan -0,7% menores que los ingresados un año atrás.
Los bajos guarismos alcanzados se hacen aún más perceptibles en tal sentido si se advierte lo sucedido en sus tres habituales destinos finales. A la Administración Central Nacional se derivaron $73.021,7 millones, cifra apenas +14,5% superior a las respectivas transferencias de 2015; situación que se repite para los enviados a las provincias pues sólo alcanzaron a $50.199,8 millones (+24,6%). En cuanto al tercer destino Contribuciones Seguridad Social, aparece como el único que conservó su dinámica pues los $40.965 millones significan una satisfactoria suba de +43,5% con respecto a lo captado en el ejercicio 2015.
Lo sucedido en junio y el primer semestre
El índice anual de inflación -considerando los últimos doce meses- muestra un índice entre 41,5% y 44,2%, según la fuente, pero los ingresos tributarios se han rezagado esencialmente en el mes de junio pasado. A valores constantes disminuyeron y -más aún- no suben en la misma proporción que el respectivo nivel de precios.
Por otra parte, la intención de reducir a la mitad el déficit fiscal del semestre quedó como un mero deseo que estuvo bastante lejos de cumplirse y la eliminación masiva de subsidios apenas compensó, aunque no en forma total, la sensible baja habida en la recaudación tributaria junto con la eliminación y/o disminución de Derechos de Exportación pues el desequilibrio a fines de junio pasado llegó a un preocupante -8,4%, que será muy difícil de bajar en el segundo semestre, salvo que se opte por un nuevo y muy audaz corte que abarcaría a gastos esenciales que nunca se aconseja hacerlo.
Considerando sólo el sexto mes de este año, surge que el total percibido en éste extiende y ahonda el referido déficit. Ello sucede pese a que las provincias reclaman ser mejor atendidas pero no logran se cumpla en la medida que pretenden. La recaudación del mes de junio ascendió a $174.596,7 millones; es decir, apenas +24%, lo que implica virtualmente la mitad del real incremento interanual de precios. En cuanto al acumulado del semestre, éste asciende a $930.970,8 millones que denota también un incremento insuficiente (+29,1%).
En función de la triple distribución interjurisdiccional, a la Administración Nacional por junio ingresaron $74.057.4 millones, sólo 11.7% mayor que la de un año atrás; mientras las Contribuciones de Seguridad Social hicieron lo propio en $40.724.6 millones (+36,4%) y lo girado al conjunto de fiscos provinciales, $52.361,3 millones (+33,6%); es decir, en todos los caso por debajo de lo mínimo requerido. Ello se refleja claramente en el acumulado, pues la jurisdicción nacional fue destinataria de $394.055,6 millones (+22,1%); las Contribuciones de Seguridad Social, $240.145 millones (+32,8%) y las remesas a las provincias, $263.033,5 millones (+35,4%).
En función de los tributos más reditivos, en primer término se ubica en junio el impuesto a las Ganancias, con $48.970 millones, pese a que se incrementó en 13,8%, aunque en el acumulado queda relegado al tercer lugar con $211.954,3 millones (+16,9%). Evidenciando un comportamiento inverso, el impuesto al Valor Agregado en junio aportó $47.831,7 millones (+40,5%) mientras que lidera holgadamente al semestre pues llegó a $274.646,4 millones (+38,3%). Los Aportes Personales y las Contribuciones Patronales ascendieron a $41.619,8 millones (+37,1%) y a través del acumulado de $244.219,1 millones (+33,6%) por lo cual quedan ubicadas bajo este enfoque en el segundo lugar por su importante recaudación.
Tras ellos, a muy ponderable distancia, aparece en cuarto término para junio el impuesto sobre Créditos y Débitos en Cuentas Corrientes, con $11.227,4 millones, pero que por el acumulado retrograda al quinto con un total de $60.131,4 millones. Con una evolución inversa están situados los impuestos al Comercio Exterior, que en junio ascendieron apenas a $9.655 millones, importe 37,6% inferior al año precedente, por la notable caída habida en los Derechos sobre las Exportaciones que en junio de 2015 treparon a $10.412,4 millones contra $4.931 millones (-52,6%) de este año; pese a lo cual el acumulado de $67.130,5 millones los promueve al cuarto lugar.
Debe advertirse que en junio, a través de los tributos antes mencionados, se recaudó nada menos que 91,24% del total general de ese mes y que éstos aportaron en el semestre una proporción muy similar (92,7%). En oportunidad de encarar la tan prometida cuan retrasada Reforma Integral Tributaria deben ser tenidos muy en cuenta pues administrar con un mínimo admisible de eficiencia una veintena adicional de tributos menores, que aportan apenas 8,5% al total general, constituye un contrasentido en la tarea de hacer más eficiente la gestión recaudadora.
Según lo anunciado, sólo respecto al impuesto sobre Bienes Personales, que en el semestre generó ingresos por $12.197,1 millones y el sobre Ganancia Mínima Presunta que sumó otros $1.401,7 millones, se anticipó la voluntad de prescindir en el futuro de ellos ya que, salvo los que gravan a Combustibles y Lubricantes que en el semestre totalizaron $30.795,3 millones, sólo sirven para distraer esfuerzos en forma muy irracional.
Es poco lo que ha trascendido sobre las características de la reforma que se anunció para el año próximo. Concretamente, por los aspectos a modificar en el régimen del mal llamado impuesto a la Ganancias, se trataría de un nuevo parche y no de una actualización o modernización integral semejante a la que se ha encarado en muchos otros países de cierta importancia.
Los argentinos no merecemos sufrir otra frustración cuando existen muchos especialistas independientes (no comprometidos) que podrían aportar gratuitamente sus conocimientos y experiencia.