Que la inseguridad es un fenómeno que se ha instalado en el mundo de nuestros días, no es algo que pueda discutirse. Tampoco, que afecta a casi todos. Se trata de un riesgo transversal a cualquier tipo de consideración social, económica, geográfica o similar.
Resulta -además- propia de la época que nos toca vivir. Hoy en día, de padecer los efectos de la inseguridad no se salva casi nadie, en el común de las gentes. Y cada vez abarca mayores sectores y actividades.
Por otra parte, las formas tecnológicas del delito tampoco descansan. Y ganan terreno en sectores y sociedades que no están preparadas para enfrentarlos.
Una de las recientes “víctimas” de la “inseguridad tecnológica” es el mítico agente del servicio secreto inglés, James Bond.
Días pasados, la productora que se encarga de su nuevo filme, Eon Productions, difundió a la prensa que una “primera versión” del guión de la próxima película de la saga del 007, que se denominaría Spectre, está entre el material robado cuando hackers todavía sin identificar pudieron quebrar la seguridad del sistema informático de Sony Pictures Entertainment, distribuidora del film.
La cinta tiene fecha de estreno el 23 de octubre de 2015. Una vez más y por cuarta oportunidad, el actor inglés Daniel Craig personificará a James Bond. Después del inicial rechazo de cierta parte de los fanáticos de la saga, Graig les ha cerrado la boca a todos. Su papel de un Bond oscuro, implacable, con un torrente de sentimientos que por lo general echa hacia dentro, ha sido la actuación más creativa desde que Sean Connery le imprimió al personaje sus primeros particularismos actorales. Ésa es una de las causas de que la serie de películas sobre el espía esté hoy más vigente que nunca. Y que, siendo un producto cultural típico de la guerra fría, haya podido sobrevivirla, reinventándose al compás de los nuevos tiempos.
La principal preocupación de Eon Productions está dada porque se publique ilegalmente en la red dicho guión, máxime cuando se sabe extraoficialmente de varias “terceras partes” han tenido acceso a ese material robado.
No son inquietudes carentes de fundamento. La cinta, que ya empezó a filmarse, tiene un costo presupuestado de 300 millones de la verde moneda. Es decir, va a costar un tercio más que la última del género, Skyfall. Son cifras imponentes, que han asustado a más de uno en la Metro Goldwin Mayer. Hasta el león de la empresa parece estar haciendo número para ver si se puede conseguir filmarla con unos dólares menos. De preferencia, con una cifra lo más cercana de esos 100 millones de aumento.
En la productora se oponen al recorte. La última entrega, Skyfall, ganó en sus exhibiciones alrededor del mundo la friolera de 1.070 millones de dólares. Es decir, más de cinco veces su costo. Es la película más taquillera no sólo de la saga hasta el momento sino de toda la historia de Sony Pictures. Su posición es clara: la inversión vale la pena, para repetir aunque sea en parte, el éxito anterior. Afirman además, y no sin razón, que uno de los pilares de la saga cinematográfica es precisamente ser superproducciones en las cuales se ven escenas costosas tanto en lo técnico como en cuando al bolsillo de los productores.
Unos y otro tratan de presentar esta filtración, producto del robo informático, como un riesgo que corroboraría sus suposiciones. Está visto que en esta película del 007, el suspenso viene tanto adelante como atrás de las cámaras.
* Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. ** Agente de la Propiedad Industrial