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Charles Caleb Colton dijo alguna vez: “La imitación es la forma más sincera de adulación”. Si bien este sentimiento es ciertamente verdadero, la imitación está lejos de la adulación cuando se trata de copiar el trabajo de otra persona.
Ahora bien, el plagio es usar el trabajo, las ideas o las palabras de otra persona como si fueran propias, sin acreditar de manera explícita de dónde proviene la información. Cuando se divulga, publica y reproduce una obra a nombre de un autor distinto del verdadero, atentando contra sus derechos morales y patrimoniales, se usurpa su autoría y se defraudan sus intereses.
En sintonía con el tema abordado, nos preguntamos: en esta nueva era, ¿el cover y el standard, por ejemplo, es plagio? Antes del nacimiento del rock & roll y sobre todo de la música grabada y distribuida a gran escala, era común que la música fuera compuesta por un artista pero reinterpretada por otros músicos, como es el caso del blues. En el caso del jazz es todavía más común y a esta composición compartida le llaman standard. Por su parte, en la música clásica lo más cercano al standard o al cover (mejor dicho, el antecedente histórico de estos dos) es la variación, una forma musical en la que un compositor hace la repetición de un tema compuesto por otro compositor, con pequeñas modificaciones, guardando siempre los aspectos esenciales que lo identifican con el tema original. Ejemplos de ello hay muchos, pero quizá entre los más significativos se encuentran las variaciones Diabelli que realizó Beethoven sobre un vals de Antón Diabelli.
Ya entrando en el ámbito de la música popular y haciendo hincapié puntualmente en el cover, primeramente corresponde definirlo, y de una manera sencilla decimos que es una nueva interpretación, ya sea en directo o grabada, de una canción previamente conocida por el público y publicada en un álbum o en una partitura. Así es que, al momento de realizar un cover existen diferentes propósitos, los cuales influyen en el resultado; puede ser que se tenga la intención de reproducir de manera casi exacta la canción original, intención que se da también en el ámbito de la música clásica al querer dar vida a una composición tal y como fue pensada por el compositor, o bien -aunque suene paradójico- podría verse como una búsqueda de un sonido propio, algo que han hecho casi todas las bandas. Así también tenemos el caso de quienes realizan covers de manera casi mimética: son las bandas “tributo a” The Beatles, Pink Floyd, Queen etcétera, que muchas veces han utilizado incluso hasta la misma vestimenta y el emblema o logo de la banda a la que emulan.
Es entonces que, habiendo realizado un pequeño recorrido por lo que son las distintas variaciones musicales, debemos mencionar que desde la época medieval, cuando la música empezó a tener un autor y a ser registrada con notas musicales, standard, cover o interpretación han sido una constante, sobre todo porque los autores no siempre pueden interpretar personalmente sus propias canciones.
Claro está que el cover es un recurso muy recurrente entre los grupos o solistas de casi todo género musical, que empezó a tener mayor auge a partir de los años 50, pues de piezas tradicionales o antiguas se hicieron nuevas versiones adaptadas a ese momento.
Moraleja obligatoria de este asunto: las consecuencias y/o implicaciones legales que cada caso conlleva dependerán del reconocimiento a su original autor y/o compositor y de la mención de quién fue el intérprete. Es que, precisamente, de intenciones va la cosa. Cuando el plagio es descarado, el compositor es perfectamente consciente de su hurto y, a pesar de ello, lo comete.
* Agente de la propiedad industrial ** Abogada
