martes 26, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Las perspectivas de Alberto Fernández

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Por Augusto Octavio Filí*

Se vislumbra que el Presidente electo, más allá de la mesura que demandan el estado del país y su seriedad como dirigente, está mostrando cuál será probablemente el rumbo de su gobierno.
Sus pasos por Portugal y Bolivia no son casuales, son la muestra de que hay vida después del FMI y de que el progresismo en consonancia con la visión del papa Francisco es posible en América Latina. Pero la señal no se agota en ello. ¿Es además un viaje de recopilación de ideas y condimentos para armar la receta argentina?

Alberto Fernández fue el jefe de Gabinete comprometido fuertemente con las ideas llevadas adelante durante el período 2003/08. Argentina crecía, en cuanto a su PBI, de 127.000 millones de dólares (2003) a 361.000 (2008), según cifras del Banco Mundial. El PBI se triplicó y se quiso justificar dicha explosión con el aumento del precio de la soja. El famoso “viento de cola”.
Pero la soja exportada -según el INTA- en dicho período fue por un monto de US$ 61.588.000.000 aproximadamente, con lo cual la duplicación de su precio, de 200 a 400 dólares la tonelada aproximadamente entre 2006 y 2008, nunca pudo ser el motivo del aumento del PBI que sumó en cinco años la friolera de US$1,4 billón. Es decir, aproximadamente 2% de soja exportada con precios récord nunca pudo elevar 200% el PBI en dicho período. De hecho, todo el sector agropecuario promedió 9% del PBI.

La base de la receta de Alberto Fernández claramente es lo llevado adelante en dicho período, generar condiciones para el crecimiento del mercado interno, en su mayoría pymes. Ello sin perjuicio de que se vaya a fortalecer simultáneamente al sector agropecuario, puesto que es una inmensa fuente directa de ingresos de dólares.
El paso por Bolivia, país que crece cooperativa y asociativamente mientras festeja el tratado del Mercosur que se comienza a analizar, no es casual, decíamos. Basta con escucharlo a Álvaro García Linera, vicepresidente del país vecino, quien, con una profunda mirada autocrítica, puntualiza dos cuestiones fundamentales: la primera, que cuando cometen actos de corrupción personas allegadas, el gobierno debe tomar medidas antes de que la oposición al progresismo, que es global, lo haga; dado que, de no hacerlo, ética y fortaleza de partido y gobierno estarán derrotados y sobrevendrá lo que ha ocurrido en todos los progresismos en América Latina, salvo en dicho país: el ultracapitalismo ganará las elecciones y la debacle social y económica sobrevendrá.

La segunda cuestión: informar e incluir las masas y las clases medias, gestionando una economía sustentable, alfabetizar -Bolivia recientemente fue declarada libre de analfabetismo por la Unesco-, brindar condiciones de vida digna cada vez mejores mediante la generación de trabajo.
Dice García Linera que el progresismo no debe aburguesarse, debe estar en constante movimiento. Como si no fuese gobierno. Y mantener ese estado revolucionario que actúa por oleadas a lo largo y ancho del mundo transformando la sociedad, y que en ese dinamismo se debe mejorar también constantemente la calidad de vida de sectores medios e incluirlos genuinamente en dicho proceso.

Portugal -por otro lado- es el ejemplo de que también en la Unión Europea (UE) se puede salir del plan del FMI y no terminar como Grecia o Haití, en una crisis crónica o cuasiguerra civil. Que se puede tener dignamente políticas progresistas serias.
Es sumamente interesante la experiencia transmitida del presidente del partido ParTE en Córdoba, Enrique Asbert -de padre radical y ex funcionario de Arturo Illia-.

Días atrás comentaba visiblemente compungido que, dialogando con el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Lugones, en Paraná, adonde fue invitado, éste le advertía la difícil situación en que estaba el país y consideraba que “la pata política en ese nuevo contrato era indispensable”. “Es que la Argentina no soporta un fracaso más”, le decía (y por mi parte agrego, fracaso a todo nivel, salvo puntuales grupos empresariales). El objetivo también debe ser crecer sustentablemente en todo sentido durante 20 años.
La opinión aquí vertida es a título personal.

(*) Abogado. Miembro del Grupo 15 de Mayo. ParTE Córdoba

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