Se trató de una organización para mantener el orden público en las zonas rurales, dirigida por alcaldes a quienes se les adicionaba una o más partidas armadas, por lo común de cuatro soldados, conocidos por eso como cuadrilleros.
Hubo dos clases de alcaldes de hermandad por nuestras tierras, según nos explicita Abelardo Levaggi en su trabajo “La alcaldía de hermandad en el Virreinato del Río de La Plata”: provinciales, con jurisdicción -como su nombre lo indica- en toda una provincia, y partidarios, con jurisdicción territorial menor, en un partido. Impropiamente, los alcaldes de barrio nombrados para la ciudad de Buenos Aires por el virrey Pedro de Cevallos se arrogaron el título de la hermandad.
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