En pocos días más, el intendente Ramón Javier Mestre deberá presentar ante el Concejo Deliberante el proyecto de Presupuesto 2016 junto al Código Tributario y Ordenanza Tributaria Anual (OTA).
Lo hará como intendente electo por lo que, a diferencia de 2011 cuando heredó la gestión de Daniel Giacomino, será el propio Mestre y su equipo quienes elaborarán la pauta de gastos e ingresos para el año próximo sin mayores condicionantes que los que le imponga la realidad, la propia estructura de los recursos y erogaciones que él supo construir -y mantener- y los frentes externos, esto es la situación de la provincia y principalmente del país en función de la macroeconomía y el impacto del contexto de la economía global.
Como fuere, los márgenes para accionar por medio de la pauta que marcará las prioridades de gastos e ingresos de la gestión no variarán mayormente respecto de su estructura, tan condicionada por las erogaciones en Personal y por los servicios, principalmente el de Higiene Urbana, y sin mayor disponibilidad para atender inversiones en trabajos públicos, por caso.
En rigor, ése será el principal desafío de Mestre. De cómo logre maniobrar entre esos márgenes y, en todo caso, hasta qué punto logre modificarlos, correrá en buena medida la suerte de su gestión y de toda la ciudad.
Hay varias vías alternativas para hacerlo: por lo pronto, mejorando los ingresos, las chances de maniobrar sobre el gasto son distintas. En esa línea, habrá que ver cómo se pueden incrementar los recursos: mayor presión fiscal, redistribución en la carga, sumar otros sectores no gravados, mejorar la fiscalización, todas opciones que marcarán el perfil de los próximos años de la gestión.
Respecto del gasto, con una erogación en Personal ciertamente inelástica y que se lleva prácticamente 60% de los ingresos, el punto es ver cómo se trabaja sobre el resto.
Según la Cuenta General del Ejercicio 2014, dentro del gasto total, el servicio de Higiene Urbana insumió 1.254 millones de pesos, 18,5% de los ingresos.
Esa erogación, básicamente atada al servicio tercerizado a LUSA y Cotreco, creció 50 puntos porcentuales por encima de la suba de la inflación desde 2012 a la fecha, tomando como parámetro la denominada inflación Congreso. La falta de definición de esa licitación será uno de los temas pendientes que Mestre deberá resolver en lo inmediato y, dentro de ese marco, el costo de un servicio que por ahora no demostró un salto de calidad con relación al que prestaba la Crese.
Por lo demás, también el municipio deberá fijar postura sobre el reclamo de las empresas de transporte para una recomposición de sus ingresos.
Ese tema será planteado en las próximas horas por las prestatarias. A juzgar por la política de Mestre sobre ese punto en el último año, es probable que el municipio vuelva a subsidiar el servicio por el lado de la demanda, aunque también podría eludir un aporte como planteó en su anterior campaña cuando habló de sincerar tarifas.
Este año, el costo de ese subsidio superó los 100 millones de pesos, un monto que, en el volumen de erogaciones, prácticamente no tiene incidencia.
En todo caso, el desafío será que la mejora en el corte de boletos logre recomponer por esa vía los ingresos de las compañías y neutralice un nuevo planteo tarifario.
El volumen de esas erogaciones limita el margen de acción para otras obligaciones de peso, entre ellas la obra pública.
De hecho, en 2014, la partida Trabajos Públicos insumió 799,3 millones de pesos, 11,5 por ciento del total del gasto.
La emisión de deuda para cubrir ese frente es una alternativa que Mestre profundizó este año de manera acelerada a medida que avanzaba el cronograma electoral.
Por lo demás, la relación con la Provincia y con la Nación serán claves para suplir ese corset con recursos de ambas administraciones.