La rebelión de las Barbies Mediadoras sin Photoshop

Marcela Borghi (*)

¡Querida comunidad de Mujeres Mediadoras, maestras del equilibrio y guardianas de la armonía!, ¿listas para sumergirse en un discurso motivacional que transformará sus perspectivas o al menos les arrancará una sonrisa mientras equilibran la mediación,

la vida profesional y el desafío constante de no parecer una Barbie sin Photoshop?

Bienvenidas al club de las que pospusieron su carrera para facilitar acuerdos y mediar entre parejas e hijos lejos de palacios, príncipes azules y cuentos de hadas. Nos encontramos más cerca de ser malabaristas de acuerdos que princesas resolviendo conflictos en un 

castillo encantado y los conflictos han pasado de ser material de trabajo a nuestra realidad cotidiana.

La presión por tratar de ser la Barbie Mediadora  nos vendió la idea de ser perfectas en todo: profesionales destacadas, inteligentes, “mujeres orquesta” capaces de dirigir la banda y tocar la flauta al mismo tiempo y por supuesto, siempre lucir impecables e imparciales mientras resolvemos conflictos ajenos tanto en la profesión como en la familia. ¡Por Dios! ¿Alguna más  siente que la vida nos dió el guión equivocado? Como autoras de nuestra propia historia supimos creer en cuentos de hadas, aunque estamos muy lejos de esos estereotipos y más cerca de la realidad. ¡Vamos por la vida llenas de miedos, inseguridades, autoexigencias, sueños y metas que nunca parecen acabar!

Y al fin del cuento la verdad es que no hace falta que seamos perfectas en nada. ¡Basta de eso! Qué tal si elegimos la belleza de ser ordinarias; en nuestra propia versión, lejos de los estándares absurdos que intentaron imponernos… y lo lograron.

Los conflictos, como los pichones, emprenden el vuelo y aquí estamos nosotras con más desafíos que certezas, abrazando la incertidumbre como a una vieja amiga y poniéndola de nuestro lado. ¡Hay mucho por crecer, aprender y hacer en este fascinante mundo de la mediación y ahí vamos decididas a conseguirlo!

Como Mediadoras nos regimos por principios y garantías que son la columna vertebral de nuestra labor. La imparcialidad, la confidencialidad y la voluntariedad son pilares fundamentales que sostienen la integridad de la mediación. Es el arte de facilitar

acuerdos, honrando la autonomía y la voz de cada parte guiándolas hacia soluciones consensuadas.

En este desafío nuestra formación profesional se fusiona con la sensibilidad humana, creando un espacio donde la resolución pacífica de conflictos se convierte en una realidad palpable y donde la sensibilidad femenina abre mares de posibilidades en percepciones sagaces y profundas para desanudarlos.

Ahora, hablemos de las ventajas y diferencias de género que aporta nuestra mirada al fascinante procedimiento de mediación. La sensibilidad femenina, en particular, desempeña un papel crucial al abrir nuevas perspectivas y enfoques hacia la resolución de conflictos. La empatía innata, ¡la capacidad de escucha activa y la habilidad para comprender las  complejidades emocionales son características que las mujeres mediadoras aportan de manera sistemática a la mesa de negociación al tiempo que contestan mentalmente el “chat de mamis” y recuerdan comprar pollo para la cena de la noche!

Mientras que la sociedad a veces ha intentado encasillar a las mujeres en roles predefinidos, las mediadoras desafían esas expectativas al utilizar sus cualidades femeninas como fortalezas en lugar de debilidades. La paciencia, la comprensión intuitiva y la capacidad para encontrar soluciones creativas son elementos distintivos que enriquecen el proceso de mediación cuando son guiados por manos femeninas.

En un mundo donde la diversidad y la inclusividad son fundamentales, las mediadoras ofrecemos una perspectiva única que contribuye a la construcción de acuerdos duraderos y

equitativos. La habilidad para navegar por las complejidades emocionales y promover un ambiente de colaboración resalta la importancia de tener diversidad de género en el campo de la mediación.

Así que, mis valientes “princesas negociadoras”, dejemos de perseguir acuerdos inalcanzables y abracemos la imperfección en nuestro arte. Seamos lo suficientemente nosotras mismas para desarmar los demonios que nos acechan en la sala de mediación y

en el hogar.

Hagamos lo que nos gusta, sin tantos mandatos, más libremente. ¡Que la revolución de las Mediadoras “Imperfectas” comience! Miremos al futuro con acuerdos en la mano, desafíos en el corazón y con la determinación de mediar la vida a nuestra manera. El escenario está listo para nuestras propias negociaciones, desafiantes, complejas y hermosamente únicas. ¿Lista para unirte a la rebelión de las Mediadoras imperfectas? ¡Comencemos juntas a

animarnos a escribir nuestro propio acuerdo!

(*) Abogada – Mediadora Especializada en Mediación Familiar – Directora del Centro Privado de Mediación El Puente (Sedes Córdoba y Río IV)