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Mary Acosta y Víctor Peralta, de la Comisión de Economía del CPCE
Más allá del freno que tuvo en abril y mayo, la suba de precios en el país aún se mantiene en valores altos –cercanos a 25% anual-, y es mayor en el rubro alimentario. Por ello, resulta necesario analizar soluciones de mediano plazo a este problema que, si bien no aparece desbordado, genera importantes inconvenientes en la economía nacional. Comercio y Justicia dialogó para ello con Mary Acosta y Víctor Peralta, miembros de la Comisión de Economía del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE), uno de los tantos espacios de investigación existentes en la provincia.
– Hay un debate con relación a la suba de precios en el país. Una de las opiniones señala que se debe a la existencia de mercados oligopolizados en la producción de bienes, lo cual estaría generando que las empresas ajusten por el lado de los precios y no de las cantidades ofrecidas. ¿Acuerdan con ese análisis?
– Acosta: La opinión dentro de la Comisión de Economía del CPCE está dividida, pues algunos le atribuyen más implicancia a las variables monetarias. Particularmente creo que, si bien todas las variables influyen, nuestro mercado tiene una característica particular, que es una gran concentración en aquellos productos con menos elasticidad respecto a los precios, como los alimentos, en los que por más que el precio suba, la demanda no cae en la misma proporción. Y al tener una oferta que está concentrada en una o pocas manos, se produce una cartelización para decidir los precios: si un empresario tiene esa porción del mercado y la demanda aumenta, lo primero que va a hacer es subir el precio y después va a plantearse si incrementando la cantidad ofrecida maximiza su rentabilidad.
– ¿En qué casos ocurre eso?
– Acosta: En los lácteos, 60% del mercado lo cubren las dos empresas más importantes, y lo mismo pasa con las pastas secas, las conservas, el arroz y el harina. En todos esos mercados hay dos empresas que se reparten la mayor proporción. Pero a su vez, cada una de ellas tiene segundas y terceras marcas, entonces compiten desde una posición dominante con todas las demás empresas más pequeñas.
– Víctor, ¿compartís este análisis?
– Peralta: En lo personal creo que parte de la suba de precios se explica por factores estructurales de nuestra economía –como la concentración de algunos mercados-, pero otra parte por factores coyunturales: el gasto público crece por encima de los ingresos que recauda el Gobierno nacional, desde hace un año. Esa plata va al consumo, como ocurrió con el caso de la Asignación Universal por Hijo (AUH), y eso genera inflación. Entonces tenemos un problema de la estructura de la economía, pero a su vez también tenemos políticas económicas que incentivan la inflación, porque son expansivas en un momento en que la economía está creciendo. El tema, además, es que si bien la AUH es necesaria, si la inflación sube más que lo esperado termina licuándola.
– ¿Qué hacer entonces para revertir la concentración que propiciarían las subas?
– Acosta: Hay toda una serie de opiniones -entre las cuales se encuentra la desarrollada por el actual director del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Enrique Martínez-, que propone que si impulsa la producción de este tipo de bienes en mercados regionales o locales, de manera que se pueda cubrir la demanda local y se incorpore mano de obra, se generaría un circuito virtuoso para cubrir las demandas de la población de manera satisfactoria y a la vez generar empleo. Ése sería el inicio de un camino para poder romper la concentración.
Lo que pasa es que, por otro lado, buena parte de las variables económicas inducen también a la concentración. Por ejemplo, la falta de crédito, que condiciona la inversión de las firmas más pequeñas o medianas, y limita las posibilidades de poder instalar nuevas plantas y proveer otros productos.
La situación en Europa
– ¿Cómo puede impactar la crisis europea en nuestro país?
– Acosta: La crisis europea es de muy difícil solución por varias razones: por el intrincado andamiaje financiero que tienen esos países, que se deben unos a otros; porque están todos atados a una misma moneda y no pueden devaluar; y además porque las medidas que están tomando desde el punto de vista fiscal van a empeorar la situación, porque son restrictivas y van a hacer caer el nivel de actividad y a generar más desocupación. De esa manera no se generarán más ingresos fiscales.
La crisis en Europa puede impactar en Argentina por el lado comercial vinculado con lo que pase en Brasil, es decir de manera indirecta. Si Brasil sufre salida de capitales, como en la crisis de 2008–2009, tendrá que devaluar, y si ello ocurre nuestros productos perderán competitividad, habrá menos exportaciones y se reducirá nuestro superávit comercial, que es uno de los pilares fundamentales de la estructura de la macroeconomía argentina, porque le otorga fondos al sector público y dinamiza la actividad privada. Entonces, que se caiga la balanza comercial sería preocupante.
Con relación a los precios de las commodities, lo que se espera es que se mantengan en un promedio entre lo más alto de 2008 y lo más bajo de 2009, lo cual sería un nivel alto en términos históricos. Y eso está vinculado con que los productos que nosotros exportamos se utilizan para muchos usos, lo cual dificulta que su demanda se retraiga.
– Peralta: Otra cosa a tener en cuenta con relación a la crisis en Europa es que el Gobierno nacional ya no cuenta con los fondos suficientes como para sostener un mercado interno mediante el consumo, como ocurrió en la crisis de 2008–2009, porque no tiene los superávit que tuvo hasta 2007. Eso le deja menos margen de acción si la recaída es fuerte.
