Cuando nuestro diario asomó en la escena de la prensa local no estaba instalado aún el debate acerca de los alcances del periodismo especializado; una disciplina académica que hoy está en plena ebullición y replanteo, inmersa en un mundo cada vez más atravesado por el fenómeno de la comunicación.
Por Aracely Maldonado / [email protected]
La primera editorial de aquel lunes 2 de octubre de 1939, no tiene desperdicios. En su apertura, sienta las bases de un órgano diferente en materia informativa, y ancla su función al servicio del comercio, las industrias y todas las actividades económicas que en pocos años iban a cobrar un auge inusitado en nuestro país. Es el fin de la década infame pero también es el comienzo de la segunda contienda bélica mundial que en materia económica estamparía su impronta, no sólo en Argentina sino en toda Latinoamérica. Pocos años más tarde, se consolidará un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, y se radicarán fábricas pequeñas y medianas (particularmente en Córdoba, las metal-mecánicas) de capital nacional y algunas filiales extranjeras.
Ese escrito de iniciación aclara, además, que recién “cuando hemos adquirido la seguridad de que la empresa que editaba ‘Comercio y Tribunales’ (un diario especializado que existió en el mercado cordobés por una década, desde 1929, antecedente directo de Comercio y Justicia), de modo definitivo, ha resuelto no reanudar su publicación, solamente entonces, nos hemos decidido a hacer este diario”.
Una actitud empresaria que desnuda códigos destellantes de cierto candor a la luz de estos tiempos en los cuales la competencia es feroz y el periodismo se fue convirtiendo en espectáculo al servicio de un negocio, al decir de Ryszard Kapuscinski, y en donde “al frente de los medios no suele haber periodistas, sino hombres de negocios, y la información se ha separado de la cultura”.
En este contexto de fragmentación surge -hace 30 años- el periodismo especializado a nivel académico, distintas disciplinas que rápidamente se verán enfrentadas a lo que se dio en llamar periodismo generalista.
El eje temático
María Dolores Meneses Fernández, en una tesis presentada en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, Tenerife (España), se pregunta a qué alude la especialidad: si a los contenidos (el qué informativo), al ámbito geográfico (lo local, regional, nacional, internacional), a las audiencias (mujeres, hombres, niños, jóvenes, adolescentes, adultos, jubilados), a los medios de comunicación (medios impresos, televisivos, radiofónicos, digitales, agencias, gabinetes) o al método de trabajo (periodismo de investigación, de precisión, etcétera).
Y las respuestas son tantas como expertos que estudian la materia.
No obstante, y a pesar de que aún no se ha logrado un cuerpo teórico unificado, habría cierto consenso en concebir al periodismo especializado en función del eje temático, es decir, al tratamiento en profundidad en los medios de comunicación de un determinado campo de conocimiento.
Por esta razón los investigadores propusieron en el VI Encuentro del Instituto de Estudios de Comunicación Especializada, celebrado en 2004, cambiar la denominación Periodismo Especializado por Comunicación Periodística de Contenidos Especializados.
La formación complementaria
El otro debate académico que se abre tras esta definición es hasta dónde es posible para los periodistas que ya cursaron una carrera universitaria, alcanzar una formación complementaria a la comunicacional sin tener que aprobar tantas licenciaturas específicas relacionadas con el tema objeto de su especialidad. Son las casas de altos estudios dedicadas a las ciencias de la información las que están tratando de adecuar sus planes de estudio en función de tales necesidades.
Pero de nada sirve toda esta disquisición si dentro de los mismos medios la precarización laboral impulsa a los periodistas noveles (y no tanto) a desenvolverse en diferentes áreas temáticas a la vez, valorando más la capacidad de adaptación al medio que los largos años de estudio de una disciplina para alcanzar una determinada especialización.
Es esta una de las claves para entender la permanencia y el prestigio del diario Comercio y Justicia, cuya misión se sostuvo a lo largo de 72 años, aún luego de que la empresa quebrara y fuera recuperada por sus trabajadores, hace casi una década. Siempre se mantuvo el mismo eje temático y se incentivó la formación complementaria para intentar alcanzar la excelencia informativa, aun a contramano de la historia.
Lo urgente y lo importante
Sin embargo, estas virtudes no debieran ser sólo atribuibles a este medio por tratarse de un diario que transmite contenidos específicos, porque si hay un mito que se instaló con mayor fuerza en los ´90 y que es preciso desterrar, es que la calidad en la producción de los textos y la formación profesional en el periodismo generalista no es tan importante como en el especializado. O que el periodismo especializado debe ser más objetivo, menos apasionado, con producciones más rigurosas a la hora de desentrañar la verdad.
Fomentar la capacidad observadora, analítica y crítica de la sociedad, a la vez que manejar con solvencia los temas que se aborden, son obligación del periodismo como disciplina, más allá de las diferentes rutinas productivas y las múltiples ramas que se desprendan de su naturaleza troncal. Lo urgente nunca debe dejar de lado lo importante.
Es preciso informar bien, antes que informar rápido, para que gane la verdad, como quería Albert Camus, un hombre implacable y no por ello menos vehemente y entusiasta, que ya en 1944 escribió: “Para tiempos nuevos son necesarias, si no palabras nuevas, al menos un nuevo ordenamiento de palabras. Sólo el corazón y el respeto que inspira el verdadero amor pueden dictar este nuevo enfoque. Solamente así contribuiremos, modestamente, a dotar a este país de un lenguaje que sea escuchado. Como se ve, esto lleva a pedir que los artículos de fondo tengan fondo y que las noticias falsas o dudosas no sean presentadas como verdaderas. (…) Y una vez más, es necesario un tono y el sacrificio de muchas cosas. Pero alcanzaría, quizás, con que se comenzara a reflexionar sobre todo eso”.
Sin pasión, el periodismo, sea generalista sea especializado, no hubiese existido. Y si no, habría que preguntarle al por entonces secretario de hoja (hoy editor de cierre) y a todos los pioneros que fundaron Comercio y Justicia, por qué acostumbraban a dormir sobre las resmas de papel hasta que las primeras ediciones de aquel diario especializado fueran impresas.