ESCUCHARPor Adrián Kaufmann Brea*
Hoy celebramos un nuevo Día de la Industria, fecha especial por el peso que tuvo y tiene la actividad manufacturera en nuestra historia. El papel que juega es aún mucho más importante al mirar hacia adelante.
El objetivo de que la Nación avance hacia el desarrollo no puede pensarse sin una industria sólida, con tecnología de punta, que genere empleo de calidad y expanda las exportaciones. La experiencia mundial muestra que todas las naciones que se desarrollaron contaron con una industria pujante, y es necesario que aunemos todos nuestros esfuerzos para alcanzar este objetivo.
La industria fue uno de los sectores que impulsó el crecimiento de la actividad económica en el país en el nuevo milenio, con una producción que aumentó fuertemente hasta 2011.
La actividad fabril hoy atraviesa una coyuntura compleja que comenzó hace cuatro años y que impacta negativamente en la producción y el empleo.
La actividad industrial se contrajo 3,9% durante el primer semestre. Pero a pesar de este escenario delicado, la industria explica hoy uno de cada cinco puestos de trabajo del sector privado registrado y los salarios en la actividad son 20% más elevados que en el promedio de la economía y da cuenta de un 25% de la recaudación total del fisco.
El Día de la Industria conmemora la primera exportación argentina. Esa primera venta a Brasil le abrió las puertas a cientos de empresarios que en un siglo exportaron productos industriales. Los envíos de Manufacturas de Origen Agropecuario e Industrial superaron US$41.000 millones en 2015 y explicaron 72% de las exportaciones totales.
Hoy atravesamos una nueva etapa de integración con el mundo en una coyuntura con oportunidades, pero también con dilemas e interrogantes. Ante este escenario es necesario repensar la inserción que tendrá el país para que la vinculación con el mundo se dé en un marco que permita potenciar aquellas actividades que contienen mayor valor agregado, con foco en el estímulo a la innovación, diferenciación de productos y desarrollo tecnológico.
La inserción requiere de un Estado que sea inteligente, dinámico, moderno y eficaz para diseñar y arbitrar aquellas herramientas que ayuden a alcanzar el progreso económico y social. Es imposible en un contexto de incertidumbre global blindarse completamente de los vaivenes de la economía mundial, pero las certezas y certidumbres que proporcionan las reglas claras son un insumo clave para no sumarle al frente externo restricciones propias.
Es necesario discutir de manera integral la competitividad sistémica de la economía argentina y enmarcarse en una agenda del desarrollo que se encargue de reflexionar sobre la educación que necesitan nuestros hijos, la infraestructura que precisamos para que nuestros productos lleguen a todos los rincones del mundo, las fuentes de energía que utilizaremos para poner nuestras máquinas en funcionamiento, la estructura tributaria que diseñaremos para potenciar la economía, y pensar el acceso al crédito que tendrán las empresas del país para estimular la inversión.
La resolución de los desafíos de largo plazo que presenta el sector permitirá solucionar los desafíos coyunturales que suelen atravesar a la industria en particular y a la economía en general, y posibilitará que Argentina ingrese en una fase de un crecimiento sostenido.
Desde la UIA contamos con el aval de 129 años de historia, una red de más de 1.000 cámaras pertenecientes a 24 uniones industriales provinciales y 58 federaciones y cámaras sectoriales, y nos planteamos una mirada de futuro para que el país pueda retomar la senda del crecimiento que permita mejorar las condiciones de vida de todos los argentinos.
