El crecimiento del sector de industrias culturales ha sido meteórico en los últimos años. Sostiene millones de empleos en toda la región latinoamericana, crea cerca de tres puntos del producto bruto interno y ofrece mayor resiliencia a las crisis – Javier De Pascuale – [email protected]
Las ideas, la creatividad, el arte y el diseño no sólo producen placer o belleza sino que son bancos de generación de valor y empleo en la economía. Especialmente cuando el conocimiento y la creatividad se unen y van más allá de un espacio creativo para encadenarse con otro conjunto de actividades que ayudan a probar, proteger, financiar y vender innovaciones.
Así nace la “economía creativa”, concebida por el economista John Howkins en 2011, y una de sus hijas la “economía naranja”, propuesta por Felipe Buitrago e Iván Duque, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2015.
La “economía naranja” es descripta por los especialistas del BID como “una riqueza enorme basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y por supuesto, la herencia cultural”. Hay dos grandes áreas dentro de la economía naranja -los bienes culturales y las industrias creativas; en la segunda se encuentran las nuevas empresas de base tecnológica-.
Las industrias creativas representan hoy 2,8 por ciento del PBI argentino, ya que mueven anualmente casi 100 mil millones de pesos. Realizan en su conjunto una contribución similar a la economía a la que hacen sectores como la pesca o la minería. Y generan 2,5 por ciento del empleo total formal o, lo que es lo mismo, casi 400 mil puestos de trabajo, según la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional.
El año pasado, se exportaron 240 millones de dólares en bienes y 306 millones de dólares en servicios culturales, incluyendo contenidos y formatos para cine y televisión. Dentro de este sector, la producción audiovisual, la publicidad y los contenidos digitales fueron los segmentos de mayor crecimiento en los últimos años, con 53 por ciento del llamado PBI cultural argentino. De acuerdo con datos del Sistema de Información Cultural Argentino (Sinca), el rubro más importante es el audiovisual con 39 puntos de ese PBI cultural.
En el reciente congreso colombiano de industrias creativas Cartagena Inspira se destacó el crecimiento del sector, en el mundo y particularmente en el continente. De hecho, el comercio de bienes y servicios creativos ha tenido una muy buena década: según la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), entre 2002 y 2015 las exportaciones de bienes y servicios creativos crecieron 134 por ciento, casi el doble que el 71 por ciento representado por las transferencias de armas, por mencionar un rubro con alto crecimiento internacional en los últimos tiempos.
Las exportaciones de bienes y servicios creativos ya en 2011 alcanzaban 646 mil millones de dólares. Si las insertáramos en la clasificación que hace el Centro Internacional de Comercio (ITC, por su sigla en inglés), serían la quinta mercancía más transada del planeta, al tiempo que el valor de las transferencias militares siquiera aparecería entre las diez primeras.
En la ciudad de Buenos Aires, “se estima que uno de cada diez empleos depende de las industrias de la economía naranja, generando nueve de cada cien pesos de los ingresos de la economía porteña”, relatan los autores del manual Economía Naranja, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Aunque las dinámicas del proceso creativo y su transformación en bienes y servicios responden a un proceso gaseoso, explican los especialistas, al seguir una lógica compleja y volátil, la inversión en el sector de la industrias involucradas en la economía naranja es la que “más rinde en la última década”, señalaron los especialistas del BID en Cartagena.
Este sector, además, sufrió mucho menos que otros los efectos de la crisis mundial de 2008; sus ventas se contrajeron apenas 12 por ciento en 2009, mientras que en el mismo año, las ventas de petróleo de los países miembros de la OPEP cayeron 40 puntos.
En América Latina y el Caribe, la economía naranja sería comparable a la economía del Perú, con 175.000 millones de dólares, además de constituir una fuerza laboral de más de 10 millones de empleos.
En Argentina, el Ministerio de Cultura desarrolló hace ya una década un sistema integrado de información cultural de alcance nacional y federal. Cuatro proyectos de relevamiento, medición y procesamiento de la información cultural componen el sistema -la generación continua de estadísticas culturales, la producción de un mapa cultural de Argentina, el relevamiento de datos relativos a diversos aspectos de la gestión pública en cultura y la construcción de un centro de documentación sobre economía cultural.
“Tal como quedó plasmado en la declaración de Mar del Plata (Primer Congreso Argentino de Cultura 2005), el ministerio entiende que para poder evaluar y planificar políticas públicas eficaces y eficientes; es necesario contar con un conocimiento exhaustivo y riguroso sobre la realidad cultural de nuestro país. En tal sentido el Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca) conforma una herramienta indispensable para el diseño e implementación de políticas públicas de fuerte impacto”, declaran los responsables de ese sistema, a través de su página web.
Este organismo publica cada tres meses un “informe de coyuntura cultural”, en el que se resumen los números de las industrias culturales, su devenir económico. En el último de estos informes se presenta un panorama general de las industrias culturales, con los principales datos estadísticos de 2015 y su evolución con respecto a los años anteriores. Entre la información analizada se advierte, por ejemplo:
• el cine recuperó su poder de convocatoria y creció la cantidad de films nacionales realizados;
• se imprimieron menos libros pero más títulos que en 2014;
• bajó la circulación neta diaria de diarios pagos;
• creció la circulación promedio de revistas gratuitas y disminuyó la de revistas pagas;
• el total de shows internacionales representó un tercio más que en 2013;
• casi la mitad de la inversión publicitaria se destinó a la televisión.
Cada uno de estos datos se encuentra desagregado, analizado y comparado con años anteriores. Se confirman allí los principales datos macroeconómicos de la “cuenta satélite de cultura de Argentina”, que muestran que ya en 2014 el sector facturaba casi 250 mil millones de pesos. Eso significa que la cultura generó un valor agregado de casi 100 mil millones de pesos, es decir, 2,73 por ciento del PBI. Un análisis comparativo permite afirmar que entre 2004 y 2014, el PBI cultural creció 26 por ciento más que el PBI total (87 puntos contra 61, respectivamente).
La cultura Naranja es descripta por los especialistas del BID como “una riqueza enorme basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y, por supuesto, la herencia cultural”. Hay dos grandes áreas dentro de la economía naranja: los bienes culturales y las industrias creativas; en la segunda se encuentran las nuevas empresas de base tecnológica.
Los principales datos macro de la “cuenta satélite de cultura de Argentina” muestran que ya en 2014 el sector facturaba casi 250 mil millones de pesos. Eso significa que la cultura generó un valor agregado de casi 100 mil millones de pesos, es decir, 2,73 por ciento del PBI. Un análisis comparativo permite afirmar que entre 2004 y 2014, el PBI cultural creció 26 por ciento más que el PBI total