lunes 18, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La economía del brexit

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Según un informe del gobierno británico, una salida “dura” de Inglaterra puede llegar a reducir 9,3% -en el lapso de 15 años- el producto interno bruto. La economía del país sufrirá en cualquier escenario

Por Gonzalo Fiore – Especial para CyJ

Después de la renuncia, dos días antes de celebrar las elecciones para el Parlamento Europeo, de la primera ministra Theresa May, que se hará efectiva a partir del próximo 7 de junio, se abre un panorama aún más complejo en el ya dilatado proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Si bien legalmente se fueron sorteando distintos escollos que se presentaban en un primer momento para concretar el brexit, aún quedan tanto los económicos como los políticos.
La idea de abandonar la UE es sostenida desde hace mucho tiempo por distintos sectores de la sociedad británica. No obstante, aprovechándose de la actual ola nacionalista y euroescéptica, han logrado una inserción electoral particular en los últimos años. En las últimas elecciones parlamentarias europeas hubo un gran escepticismo por parte de la sociedad del país, que no entendía realmente el motivo por el cual ir a votar; al mismo tiempo que fueron tomadas como un “acto de resistencia” por los sectores contrarios al brexit. Lo cierto es que existe un hartazgo generalizado con la clase política, que no ha logrado concretar aún la salida.

May renunció aduciendo que fracasó en sus intentos de lograrlo, y se suma así a su antecesor, David Cameron, quien dimitió un día después del referéndum en el que triunfó el “sí”. El máximo candidato a sucederla en el liderazgo del Partido Conservador es Boris Johnson, uno de los principales impulsores de la campaña Vote Leave para salir de la UE. Sin embargo, Johnson enfrenta cuestionamientos de la izquierda y la derecha. Nigel Farage, líder del Brexit Party, euroescéptico y ultranacionalista, a favor de una separación sin concesiones del bloque común europeo, acusa a Johnson de haber respaldado a May en las votaciones de lo que se denomina “brexit blando”. Los sectores moderados, por su parte, lo ven como un extremista. Por lo pronto, el partido de Farage derrotó a los laboristas y conservadores juntos en las elecciones del domingo. De esta manera, podría anotarse para la sucesión al frente del gobierno británico. Ambos son aliados de Donald Trump y vistos con buenos ojos por el exasesor del presidente estadounidense y actual líder de “The Movement” -que nuclea a todos los partidos extremistas europeos-, Steve Bannon.

En el aspecto económico y del comercio internacional la situación no es mucho más sencilla. Según un informe del gobierno británico, un brexit duro puede llegar a reducir el producto interno bruto (PIB) 9,3% en el lapso de 15 años. El estudio que elaboraron los ministerios del Tesoro, Empresa y para la Salida de la UE reconoce, de todas maneras, que la economía del país sufrirá daños en todos los escenarios posibles del brexit, aunque podría mantener el crecimiento. Según un informe del Banco de Inglaterra publicado en 2018, se prevé que la libra puede llegar a devaluarse hasta 25%. La inflación, en este escenario, se estima que alcanzará 6,5%. Mientras que la suba del desempleo, debida a la cantidad de empresas europeas que se irían del país, podrá haber ascendido a 7,5% en 2023. Las consecuencias que esto tendrá sobre la economía, no sólo de Europa sino de todo el planeta, aún están por estimarse.
Un caso particular, interesante especialmente para Argentina, es lo que puede suceder con la economía de las islas Malvinas, que se vieron beneficiadas en los últimos 10 años con un crecimiento económico de 48,6%; gracias a su desarrollo local pero también, especialmente, por las exenciones arancelarias y ayudas económicas del gobierno británico. Esto cambiaría con el Reino Unido fuera de la UE, bloque hacia donde fue a parar 94% de las exportaciones y un tercio de la producción de carne de las Malvinas. Sin las ventajas arancelarias que le asegura ser parte de la UE, la economía de las islas puede verse obligada a cumplir con los aranceles de la Organización Mundial de Comercio (OMC); por ejemplo, entre 6% y 18% en el caso de la pesca, y hasta 42% en lo que respecta a las carnes. España desempeña un rol fundamental en la economía de las islas ya que a ese país se dirige gran parte de sus exportaciones pesqueras.

Según el mismo Banco de Inglaterra, hasta ahora el Reino Unido lleva cargando con un costo de unos 800 millones de libras, o unos mil millones de dólares, tras la decisión de abandonar la UE en junio de 2016. Esto equivale a 2% de toda su producción económica. Solamente gigantes financieros como el Deutsche Bank o JP Morgan han retirado de Londres activos de hasta 400 y 200 millones de euros, respectivamente. Esto puede ser tan sólo la punta de lanza en caso de producirse un brexit duro, escenario que parece cada día más probable. Hasta el momento, los planes de Theresa May aseguraban un dique de contención para ello. Al no poder cumplir con sus planes, queda la puerta abierta para que los partidarios de una salida sin negociaciones accedan al poder. Las consecuencias tanto para el Reino Unido como para la economía y el comercio europeo e internacional, estarán por verse.

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