Durante décadas, los cordobeses hemos visto el progresivo vaciamiento de los centros culturales, la dilapidación caprichosa de recursos y la ausencia del municipio en el acompañamiento de proyectos culturales autogestionados, históricamente motorizados “a pulmón”, por amor al arte.
Para conocer el nuevo plan para el desarrollo cultural de Córdoba, Comercio y Justicia conversó con Francisco “Pancho” Marchiaro -ex director del Centro Cultural España Córdoba (CCEC) y uno de los referentes de la gestión cultural local- quien asumirá, junto a su equipo, la enorme tarea de fortalecer el área cultural del municipio cordobés.
-¿En qué estado encontraron el área al asumir?
-Lo primero que hice fue encontrarme con el personal y pedirles perdón por cómo la Municipalidad los había maltratado. Hay casos muy terribles. Por ejemplo, el Centro Cultural San Vicente no es un espacio que no esté en condiciones de organizar espectáculos, porque lo hace, sino que no es un lugar apto para trabajar. Está en ruinas. La gente que trabajaba ahí lo hacía desde la militancia cultural. Es el personal y su esfuerzo el que ha sostenido la vieja Dirección General de Cultura y lo primero que nosotros hemos hecho es pedir perdón porque el estado es tan terrible, que generó una serie de mecánicas raras. De repente un empleado, que es escritor, se harta de que lo ignoren, de que no lo atiendan, de que no vayan al centro cultural, entonces empieza a llevar su propia computadora y empieza a escribir sus libros en su tiempo de trabajo. Y llega más tarde y se construye toda una habitualidad de deserción sobre el territorio. Entonces lo habitual es que los compañeros lleguen mucho más tarde, que hagan otra cosa en su horario laboral, que uno esté desmotivado, que lo poco que se hace se realice con el esfuerzo de uno, poniendo de su bolsillo.
-¿Esta situación, ya histórica, se agravó en los últimos tiempos?
-Claro. Pasan los años y esta situación se va profundizando cada vez más. Entonces hay lugares en los que nadie trabaja. Espacios donde no hay encargados, donde no hay actividad. Lo más fuerte de todo -se lo planteé como un diagnóstico tremendo al intendente (Ramón) Mestre- es que si uno va a un hospital municipal uno entra y lo curan; la Tamse tiene colectivos más o menos nuevos, más allá del tema del cospel o la tarjeta; la Crese hace paros, es deficitaria, pero limpia. En cambio los servicios culturales de la ciudad no funcionan. Si uno viene a la biblioteca del Cabildo y pide un libro, las cinco empleadas lo van a buscar con una computadora que tarda 20 minutos en prenderse. El último que compró libros fue Martí. Juez compró 150 pesos en libros y nada más. ¿Qué interés y qué servicio puede brindar esa biblioteca? A pesar de que las cinco chicas le ponen un esfuerzo bárbaro.
-¿Qué medidas tomará la nueva gestión para corregir esta situación?
-La primera la tomó el intendente: transformar el área en una secretaría. Esto nos da un gran poder de choque. Nos va a permitir otra capacidad de gestión. Antes Economía y Cultura compartían despacho. Uno venía con un pedido de pasaje de 1.200 pesos para traer a un escritor y había una directora de una escuela que se le había hundido el pozo negro y esos 1.200 pesos iban allá. Es importante tener las dos cosas. Antes se rompía un vidrio y tenía que firmar el director, el subdirector, uno iba a Habilitación y nunca le cambiaban el vidrio. Un vidrio de 60 pesos no es un problema de liquidez sino de capacidad de gestión. A eso le vamos a sumar dos proyectos, dos herramientas fuertes. Una es una Ordenanza de Programación para el arte y la cultura local, que pretende ser un vaso conector para que los contribuyentes elijan impulsar proyectos culturales que incidan en su realidad, obteniendo un beneficio impositivo a cambio. Por ejemplo, el barrio de Bella Vista podrá darle dinero a su biblioteca y ahorrarse ese monto en impuestos municipales. No es una ordenanza de mecenazgo, cuyo concepto es que una persona con mucho dinero le da un poco de su enorme fortuna a alguien que tiene poco sino que es la capacidad de incidencia de la cultura y esta atracción social con la que nos llenamos la boca los gestores culturales, traducida en una especie de presupuesto participativo. El volumen de fondos que vamos a volcar en esta ordenanza todavía es incierto. Aspiramos a que sea algo significativo que también alivie la presión sobre la propia secretaría.
En materia interna, una decisión interesante es que hemos desdoblado la Dirección General de Cultura. Es “Dirección”, no “general” pero va a trabajar con los 17 equipamientos culturales: Cabildo, centros culturales, museos, Cineclub, Teatro Griego. Debajo habrá una subdirección, que llevará José Playo, para todas las áreas temáticas: teatro, editorial, cuerpos estables, el área de música. De a poco vamos a intentar que los equipamientos y las áreas se encuentren. De muchas áreas que existían, hoy quedan música y teatro, la editorial y los cuerpos. Querríamos terminar la gestión con diez o doce áreas, a partir de un concepto ampliado de patrimonio y de la cultura que incorpore las nuevas tecnologías, la comunicación y la antropología. La otra dirección es de Emprendimientos Creativos y la lleva Paula Boileau. Usamos ese término, porque salvo el cuarteto, considerada una industria cultural, el resto son emprendimientos, con una enorme capacidad de mano de obra y generación de empleo, pero proyectos más chicos como El Emporio, Caballo Negro, La Chacarita, La Cochera… no son industrias, son emprendimientos. En atención a esa dimensión vamos a trabajar.
Vamos a tener una Subdirección de Fomento de artistas independientes y de trabajo en red que va a llevar Marcelo Massa, para meternos en las redes de las distintas disciplinas. Además de una Subdirección de Descentralización de Cultura que, a diferencia de lo que propone Macri que es llevar la cultura a los barrios, nosotros vamos a ir a los barrios, vamos a ver qué hay y lo vamos a jerarquizar. Es un canal en dos sentidos y horizontal. Tenemos entonces la dirección que va a tratar los temas endógenos y la dirección que va a dialogar con la ciudad.
Como última herramienta de gestión vamos a crear un Instituto Municipal de Cultura, que va a tener como objetivo desde la Dirección de Paula Boileau estudiar la dimensión económica de la cultura, que -según la Universidad Nacional Tres de Febrero- aporta al PIB casi tanto como la industria automotriz. Creemos que, en Córdoba, eso debe ser superior a la media nacional.
La antigua Dirección de Patrimonio se va a llamar ahora Cultura y Patrimonios, con una intención de ampliar el concepto a la narrativa oral, para recuperar la tradición de los barrios.
-¿Cuáles serán las medidas para recuperar los centros culturales municipales?
-Hay tres puntos fundamentales. Una es el personal: hay que reconvencerlo, motivarlo; ello va a tomar meses pero tengo tiempo, vengo del mundo del convencimiento que es la docencia. Infraestructura: hay que hacer un plan general, trabajando concertación público-privada como ya se está haciendo con el Comedia. Viendo qué impacto tienen esos centros culturales en la comunidad y a partir de ahí detectar quién puede concertar. Públicos/usuarios/artistas: queremos tener el año que viene un inventario realista de cuántos metros para exponer tenemos, cuántas salas, cuántos lugares al aire libre, cuántos patios, cuántas butacas y con eso hacer una gran convocatoria a los artistas cordobeses a que elijan en 2012 dónde presentar sus proyectos.
-¿Qué lugar le van a dar al Cineclub Municipal?
-El Cineclub es uno de los equipamientos que está muy bien, como la Cripta o el España Córdoba. Cuando vemos que algo anda muy bien, vamos a intentar premiar el esfuerzo. Pero ha habido un abandono de otros espacios que hoy están en una situación lacerante. Tengo que sostener el Cineclub, ayudarlo en su relación con el Incaa, un trabajo para jerarquizarlo más. Evidentemente, en la medida en que se pueda, hay que sostener el presupuesto que tenía el Cineclub el año pasado. Esos proyectos siguen y siguen bien. Lo que tenemos que hacer es ampliarlos.
-¿Qué va a pasar con el proyecto de refuncionalizar el Paseo de las Artes?
-Todos los proyectos previos los estamos estudiando. Como el caso del Teatro Comedia, cuyo modelo es: la Dirección de Arquitectura va a hacer una presentación en el Cabildo con un representante del sector independiente, uno del sector comercial, uno de la secretaría incluyendo a los cuerpos estables, que no eran tenidos en cuenta. Esos cuatro le van a hacer sugerencias. Este modelo de conversación con los sectores lo queremos aplicar al Paseo y a otros espacios.