La celebración de las vísperas: un camino al 10 de diciembre de 2023

Celebramos las vísperas. El 10 de diciembre de 2023 alzaremos las copas para brindar por el cumpleaños número 40 de la democracia recuperada.

En tanto, como ejercicio de memoria, a partir de esta entrega iremos desgranando, con el pasar de los días, recuerdos, hechos y anécdotas que conformaron el tránsito de la guerra del Atlántico Sur a la “alborada de la libertad”, según una entusiasta definición de Oscar “El Bisonte” Alende, al ejemplificar el enorme trabajo que significó llegar a las elecciones del 30 de octubre de 1983.

Fue una batalla ciclópea de la sociedad civil. Se enfrentó a fuerza de convicciones una dictadura que no aceptaba haber sido derrotada en todos los campos.

Los argentinos soñábamos con un tiempo mejor. Sin operativos embozados en la oscuridad de la noche ni el tableteo de ametralladoras que llenaban de pavor a hombres, mujeres y niños que se esperanzaban con despertar sin sobresaltos.

Cualquier cronología indicará cómo se sucedieron los hechos. Darán razón de las fechas y sus protagonistas. Podrán ser usadas como complemento de estas memorias a vuelo pluma.

Volveremos sobre nuestros pasos todas las veces que sea menester para reafirmar conceptos e ideas. Anotaremos con sumo detenimiento cómo los partidos políticos fueron reorganizándose en torno al programa de la Multipartidaria que, integrada por los partidos Unión Cívica Radical (UCR), Justicialista (PJ, peronista), Intransigente (PI), Demócrata Cristiano y Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), presionaron la dictadura militar para que abandonara el poder.

Abandono resistido por gran parte de las fuerzas armadas y de sectores ultranacionalistas representados por el ignoto Partido de la Independencia que, en un acto realizado frente al Banco de Londres, mientras quemaban una bandera del Reino Unido de Gran Bretaña, acusaron a los veteranos de guerra de Malvinas de ser “agentes bolches y de la sinarquía internacional” y de haber “defeccionado en el frente de batalla y no haber muerto por la Patria”.

En el campo económico y financiero era el caos. La fuerzas armadas robaron todo lo que encontraron a su paso. Así desapareció de la faz de la Tierra el Fondo Patriótico Malvinas Argentinas, cuyo destino final nunca pudo ser determinado por la Justicia. Lo cierto es que esa proverbial ayuda nunca llegó a destino, pero altos jefes y oficiales cambiaron abruptamente de nivel de vida.

La política también adeuda dicha respuesta. Todas las investigaciones parlamentarias iniciadas al respecto fueron bloqueadas por el PJ. 

Despachos de prensa de agencias noticiosas y publicaciones partidarias aseveran el interés político del PJ por sostener en su cargo, como fuere menester, al ministro de Economía, Jorge Wehbe, un personaje curioso al que recurrieron siempre los gobiernos de facto.

El desorden de la retirada tuvo aspectos dramáticos. Los argentinos se sorprendieron un domingo por la mañana con la aparición de “otros muertos”. Producto, afirmaron los que todo lo saben, del enfrentamiento entre los servicios de inteligencia del Ejército, la Marina, la Aeronáutica y la SIDE.

En las calles de Córdoba aparecieron “suicidados” cuatro reconocidos buchones. Uno de ellos fue lanzado por los aires desde un sexto piso en la esquina de Obispo Trejo y Montevideo. 

El desorden cundió por todos lados. 

Las ratas huyen y dejan atrás a sus amigos más fieles.

Juan Alemann, alto funcionario del equipo económico de la dictadura militar, en una columna publicada por Ámbito Financiero (11 de enero de 1983) denunció que el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, en su ocaso, “abjura de su propio pasado y al mismo tiempo ha dejado en la estacada a quienes lo apoyaron y a los partidos políticos amigos.”.

Y abundó: “Parecen olvidarse de que las elevadas compras de materiales bélicos que caracterizaron los años 1978, 1979 y 1980 son de su responsabilidad. Que Martínez de Hoz, en una actitud de lealtad extrema a las Fuerzas Armadas, nunca mencionó estos gastos, y el consiguiente endeudamiento externo pareciera haber sido mal comprendido por la oficialidad. Es como si creyeran que esas compras no forman parte del problema, cuando son de gran importancia”; y añadió que “el gobierno está haciendo todo lo posible para que la sucesión del proceso caiga en manos de sus adversarios (…)”.

Las revistas Humor y Quórum fueron secuestradas antes de salir a la venta. Las órdenes fueron emitidas por el Ministerio del Interior, con la firma de su titular, el general Llamil Reston.

Andrés Cascioli, el director de Humor, denunció la censura gubernamental de la que se hizo eco toda la prensa internacional.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) coincidieron en expresar su repudio a la pretensión gubernamental de determinar qué es lo que se “puede o no puede leer en la Argentina.”

Italia, en tanto, ordenó a su ministro de Justicia que comience a investigar la suerte corrida por los desaparecidos en la Argentina, porque no se puede “aceptar como válida y satisfactoria la versión acreditada por las autoridades argentinas de que no es posible saber nada sobre los desaparecidos”. Y señaló que son 352 personas con doble nacionalidad las que fueron detenidas por razones políticas.

Mientras el silencio de la iglesia Católica argentina aturde a la hora de requerirle información acerca de los presos políticos y desaparecidos, el arzobispo de San Pablo, Paulo Evaristo Arns, se hace eco del informe preparado por el Comité de Defensa de los Derechos Humanos del Cono Sur -Clamor- y afirma que, al menos, hay 7.291 desaparecidos en la Argentina. 

Para acercarse a la realidad, afirma el prelado brasileño que “la cifra de 7.921 desaparecidos debe multiplicarse por dos o por tres para establecer el número real.”

El gobierno dictatorial estalló en furia al conocerse el informe de marras. Los ministros del Interior y de Relaciones Exteriores convocaron tanto al cardenal primado de la Argentina como al nuncio apostólico para pedirles explicaciones. Explicaciones que el gobierno militar no supo o no quiso entender. 

En ese escenario, la presión social creció. El meridiano político argentino pasa por la UCR, el PJ y la CGT. 

Los comités, las unidades básicas y los sindicatos se llenan de gente. En todos lados se mira de soslayo a los recién llegados. Todos temen la aparición de buchones de los servicios de inteligencia. Una sede del Partido Socialista, en Rosario, es dinamitada. 

Si bien la policía y la Justicia nunca encontraron a los culpables, se supo que los autores eran miembros de una célula de ultraderecha ligada al falangismo español. Organización criminal que habría encontrado un santuario permanente en la provincia de San Luis.

Para concluir la tarea emprendida, sumamos a este resumen el grito desgarrador de las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes reclaman que “sean restituidos a sus hogares los niños desaparecidos en la República Argentina desde 1976”. Reclamo que amplifica el Movimiento para la recuperación de los niños desaparecidos que integraban Ernesto Sábato, Jaime de Nevares, Adolfo Pérez Esquivel, María Elena Walsh, Bernardo Canal Feijóo, Adolfo Aristarain, Jorge Luis Borges, Luis Brandoni, Raúl Rabanaque Caballero, Mario Sábato y Mercedes Sosa, entre otros. 

Así vamos ordenando los hechos que se sucedieron entre 1982 y 1983. Quedan cientos, miles de hechos que, a medida que avancemos en el relato, iremos señalando. Todos ellos junto a nuestras apostillas y comentarios.

Ha comenzado la marcha del recuerdo. Celebremos la democracia reconquistada. Es nuestra mayor conquista. Alguien dijo que con ella “no sólo se vota sino que también se come, se educa y se cura”. ¿Será cierto? (Continuará)