La actual confrontación económica entre China y Estados Unidos

Las dos más poderosas potencias del planeta se disputan las diversas áreas de influencia para tratar de prevalecer en el pretendido liderazgo en el mundo del presente siglo y no pocos son los que alertan sobre los múltiples riesgos que dicha puja puede generar

Por Salvador Treber

Desde que asumió, el presidente Donald Trump ha dispuesto autoexcluir a Estados Unidos de una serie de acuerdos internacionales que rigen las relaciones de intercambio comercial e incluso llegó a dejar de integrar la Organización Mundial del Comercio, entidad especialmente creada con el objeto de mediar en los conflictos de intereses que eventualmente se puedan plantear en ese ámbito. No es de extrañar que este temperamental primer magistrado haya adoptado reiteradamente caminos y métodos equívocos, pero aun así no deja de sorprender que en esta gran potencia mundial puedan primar actitudes personales, irreflexivas e inconsistentes.
Paralelamente anunció la introducción de aranceles especiales y selectivos a más de 1.300 productos en cuanto sean provenientes de la República Popular China, con lo que se ha interrumpido desde marzo próximo pasado el antes normal .flujo de bienes considerados estratégicos, como pueden ser tubos cilíndricos de acero y todas las modalidades que incluyan como insumo básico el aluminio. También se aplicaron recargos de 25% y 10%, respectivamente, a tales importaciones y ello ha hecho imposible la continuidad de dicha operatoria que se venía haciendo en escalas muy moderadas pero desde décadas atrás.
El argumento esgrimido de la seguridad nacional cae por su propio peso pues se advierte que ha mantenido las relaciones preexistentes con todos sus proveedores habituales, con lo cual queda en evidencia que ha asumido una actitud notoriamente discriminatoria hacia China, lo cual contribuirá a aislarlo.

Esta iniciativa no conforma siquiera a los miembros de su gabinete ni al propio secretario de Defensa, pues en Washington han admitido que la causa invocada es insostenible. Es que Trump arguyó, sin ningún fundamento, que los chinos estaban depreciando intencionalmente su tipo de cambio y que ello coadyuvaba a perturbar las relaciones.
Esta actitud agresiva e infundada, lógicamente, impulsó a los funcionarios chinos a adoptar en respuesta una serie de contramedidas que terminaron virtualmente por casi cancelar tales relaciones de intercambio. Inexplicablemente, lo actuado por Trump, que se manifiesta en raptos personales y sin consultar con sus ministros, ha creado un falso conflicto que puede llegar a repercutir de manera muy negativa, no sólo en las relaciones bilaterales e internacionales, sino incluso también en cuanto a los niveles de precios internos en el EEUU.

Consecuencias directas del conflicto
Contra toda lógica, esta situación impulsará la importación de dichos productos pero desde otros países, tales como Vietnam y Bangladesh, que aprovechando la oportunidad pretenden sustituir a China en dicha función.
No es la primera vez que se plantearon conflictos y, al respecto debe recordarse que ésta reivindicó con muy firmes argumentos que Hong Kong ha sido históricamente parte de su territorio. Tal reclamo fue finalmente reconocido como justo y, después de transcurrido un siglo de ocupación extranjera, dicho puerto fue devuelto aunque asegurando previamente por otros 50 años la metodología funcional para concretar la modalidad operativa y los requisitos para elegir sus autoridades locales.
En realidad, sin apelar a sus técnicos y asesores, Trump busca en forma inapropiada reducir el superávit chino en el respectivo intercambio bilateral que asciende a alrededor de US$100 mil millones. Pero no ha elegido una vía adecuada y olvida, o no evalúa correctamente, que dicho país ha sido un distinguido cliente en materia de petróleo y gas; productos que también podría haber adquirido a otros países sin sufrir ningún impedimento.

Entre otros temas cruciales, también olvida que los chinos sin dificultad alguna pueden prescindir de adquirir la inmensa mayoría de productos altamente estratégicos a firmas americanas y acudir a otros proveedores sin sufrir por ello ningún perjuicio.
Parecería que a su alrededor Trump no tuviera asesores capaces y especializados o que no se animan a contradecir sus caprichos pues tan absurdas decisiones vienen generando a EEUU, en forma acumulativa, sucesivos contrastes e incluso quebrantos que tienen exclusivamente como causa su poco adecuada e imprudente manera de actuar en ámbitos que no conoce. En Beijing no han permanecido pasivos y -a modo de respuesta- han proclamado un amplio apoyo al sistema de librecambio con lo que, por supuesto, desdice todo lo sucedido en el pasado y perturba el presente.
Por lo menos en el transcurso de los últimos 50 años, la conducción estadounidense logró convertir ese país en el indiscutido líder que levantó en el mundo la bandera del librecambio y ahora resulta muy extraño y contradictorio que proclamen en la actualidad una posición diametralmente inversa, al par que adoptan fuertes y generalizadas medidas proteccionistas.

Los imprevisibles arranques de Trump
Los analistas coinciden en calificar de “desconcertantes” las iniciativas originadas en Washington que permiten a su presidente impulsar, sin ton ni son, esquemas inconvenientes al comercio bilateral que debieran privilegiar por sobre cualquier otra gran potencia.
Esa notoria falta de oficio y sorprendentes improvisaciones no deberían ocurrir nunca en un país que aspira al liderazgo mundial. El uso generalizado de aranceles debe ser previamente evaluado de forma muy cuidadosa, pues se están convirtiendo en trabas insuperables que provocan réplicas de muy semejante naturaleza. Ello, cabe insistir, no beneficiará a nadie pero perjudicará a todos.
No debe omitirse que el nivel del consumo en China ha pasado a ser, por lejos, el que más crece en el mercado internacional y que lo hace a un ritmo insólito y en forma continuada. Dado que no es plenamente autosuficiente, ello favorece en medida muy significativa a los potenciales proveedores externos; por lo cual las agresiones de Trump perturban todo tipo de relaciones. Cabe recordar que el producto bruto de China no ha dejado de crecer y actualmente el nivel de consumo final asciende a 58,8% de su PBI que se estima asciende a US$12,7 billones; mientras la inversión fija cubre 32,1% de éste.

Tan singular proceso, en los últimos años incluye una nueva modalidad en materia de consumo que le permite avanzar a uno por ciento anual; mientras el producto bruto per cápita lo hace al ritmo excepcional de +8,1% que, por tanto, se torna a duplicar cada período de ocho años. Actualmente genera alarma entre los otros países mas industrializados la perspectiva cada vez más cercana de que China pase a ser líder indiscutido en áreas consideradas altamente estratégicas. En especial advierten que está implementando en forma desordenada el uso de la inteligencia artificial como factor clave para “despegarse” de todos sus reales cuan potenciales competidores.

Problemas y perspectivas
Dicha tecnología de punta requiere dotarla de un ámbito de gran seguridad y un conjunto de normas que garanticen la vigencia de una competencia económica sólo respaldada por los últimos adelantos técnicos y modalidades que respeten lealmente la competencia.
Mientras ello no se verifique plenamente, se explica que hayan optado por estar permanentemente alertas para disponer del máximo beneficio que implica el manipuleo diestro de la “inteligencia creativa”. La gestión de Trump no se ajusta a tales principios y, por lo tanto, obliga a vivir en permanente vigilia.
China ha demostrado que está en condiciones de ser protagonista y liderar en todos los sectores más vitales reconocidos en la actualidad que permitirán proyectarse exitosamente en las próximas décadas acentuado su calidad y experiencia. El próximo plan de desarrollo científico-técnico chino apunta a superar a todos los demás países, incluso a EEUU, en todos los sectores de alguna significación aunque aquellos logren utilizar siempre la tecnología más avanzada. Esto abarca no sólo el área de desarrollo tecnológico más reciente sino que se complementa con una actualización simultánea que también incluye a sectores vinculados al consumo diario de las familias. Por supuesto, esto es primordial y exige que paralelamente se vaya mejorando cada vez más el acceso a mejores condiciones de vida.

En esta virtual “carrera” han quedado muy atrás los países que integran la Unión Europea, Rusia se esfuerza por no quedar muy rezagada y EEUU, desde hace una década, crece a un muy menor ritmo (1,9%) que el que exhibía hasta el año 2007 (tres por ciento). Anteriores grandes potencias como Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña registran índices aún más bajos de crecimiento e incluso algunos registran índices negativos. En ese contexto, China e India surgen como las únicas economías que avanzan a buen ritmo y en forma cada vez más firme, apuntando a ocupar los dos primeros lugares entre las mayores economías del orbe.
Una eventual “guerra comercial” no tendría “ganadores y perdedores”, pues todos perderían… ¡y mucho! Los analistas piensan que, en este muy especial caso, Beijing registraría mayores efectos negativos porque el reacomodamiento de su economía estaría sólo respaldada por la actividad en el área del comercio internacional y ello no es suficiente.
Resulta oportuno recordar que en 2016 esa actividad representó 37% del PBI. Pero una contienda semejante, totalmente innecesaria, tampoco dejaría de causar efectos altamente negativos para EEUU. En consecuencia sería mucho mejor para todos que se calmen los ánimos y ello incluye, en primer lugar, a Donald Trump.