Google era el gran colector y distribuidor de recursos generados por las acciones de marketing que implementaba para sus millones de usuarios alrededor del mundo, lo que beneficiaba sustancialmente a cada una de las empresas involucradas.
En el fallo dictado por el juez la semana pasada, en su apartado “Terceras Partes Claves”, se analiza cada uno de los vínculos que Google mantenía con las empresas como Apple, Mozilla, Samsung, Motorola y demás compañías vinculadas a la actividad de la búsqueda de contenido en Internet, tanto si estaban en la provisión de servicios como en la de productos necesarios para el acceso a esta plataforma.
En un pasaje el fallo el juez luego de una testimonial sostiene que Google analizó si su competencia Bing tenía la posibilidad de igualar la oferta que le había hecho a la empresa Apple, según su penetración en el mercado, lo que le daba que Microsoft debería pagar más del 100% de sus ganancias a la fecha, lo que claramente era imposible; por su parte también se analizó la visión de Apple, que argumentaba en la negociación que estaba evaluando utilizar por defecto el buscador Bing para mejorar su posición de fuerza frente a Google, aunque en realidad se reconoció que el desarrollo y las cualidades de este buscador no satisfacían las expectativas de los técnicos de Apple por lo que era de baja probabilidad su contratación solo le servía para lograr una mejor retribución por parte de Google.
También el juez analizó la experiencia de mozilla con su opción para los usuarios de Yahoo y Google, que cuando Yahoo fue la seleccionada Google bajó 30% su penetración en el mercado por lo que tuvo que reforzar Y ser más agresivo en la negociación como oscila que terminó cediendo lo que le implicó recuperar esa posición del mercado impactando en Yahoo en más de 30% de sus resultados.
En el análisis del mercado el juez concluye que es clave para el éxito de cualquiera de estos servicios ser la empresa que ya está configurada en el equipo por defecto; es decir, lograr un convenio con los fabricantes de productos y equipos para llegar primero a las manos de sus usuarios le implica casi la dominación del mercado y le asegura, por consiguiente, un rédito económico sustancial.
Por otra parte, para los fabricantes de equipos -así como para los desarrolladores de plataformas como Mozilla- es un ingreso económico decisivo contar con los aportes de Google o de cualquier otra empresa que esté dispuesta a compartir las ganancias resultantes de sus publicidades y es un punto neurálgico que en los próximos tiempos se verá su real impacto en la capacidad de supervivencia de aquellas empresas cuyos balances dependen ya casi críticamente de estos aportes.
Entonces, la gran pregunta es si solo Google era monopólico o en realidad la pregunta debería ser si alguna de todas las empresas que les brindan productos y servicios a usuarios finales se preocuparon por sus clientes o sólo se concentraron en hacer muy redituable su negocio, dejando para un segundo plano de análisis cuánto afectaba la libre voluntad de los usuarios de cada parte del mundo.
Es muy importante este fallo para traer a la luz la situación general respecto de la comercialización de publicidad y la distribución de sus dividendos entre las empresas que tienen gran visibilidad como podría ser Google y aquellas otras empresas que están más escondidas o que -en un principio- no se estima que obtengan un rédito económico por acciones publicitarias de terceros pero que al fin de cuentas están tan involucradas en encauzar y administrar la voluntad intereses y gustos de los usuarios como las que figuran en primera plana.
Al fin de cuentas, también los usuarios deberemos expresarnos respecto a si es relevante para cada uno poder contar con muchas opciones de buscadores o si estamos conformes con la situación actual y preferimos no cambiar.
(*) Abogado, especialista en derecho informático