Por Enrique Casanueva Martínez *
A mediados de febrero último, un comunicado del Ministerio de Salud nos alertaba sobre la circulación de influenza en el contexto de la pandemia de covid-19. Durante 2020 y 2021, los casos de gripe -también denominada influenza- fueron pocos con relación a años anteriores, pero 2022 muestra un aumento a expensas del virus influenza H3N2.
La gripe es una “enfermedad invariable causada por un virus variable” (Edwin D. Kilbourne, 1975).
El nombre gripe se piensa que viene del francés “grippe” y del franco “grip” (garra); es decir, la empuñadura de donde tomamos la raqueta de tenis, los palos de hockey o de golf.
La gripe nos da por sorpresa cuando estamos desprevenidos y puede arruinar nuestros planes a corto plazo. De la misma manera que en el tenis existe el cubregrip, que mejora el agarre y el juego, para la gripe tenemos las vacunas.
La vacuna antigripal comenzará a distribuirse esta semana en las 24 jurisdicciones del país, ante el incremento inusual de casos de influenza que se registra.
La gripe fue reportada en 1510, con pandemias probables en el siglo XIX y comprobadas en el siglo XX.
Cada temporada de gripe es diferente y puede afectar a las personas de diversas maneras, pero millones la contraen cada año y miles son hospitalizadas y mueren por causas relacionadas con ella.
En 1933, el primer aislamiento del virus en humanos permitió el desarrollo de vacunas. En 1936 se publicó en la revista American Journal of Diseases of Children el primer estudio con vacunas de virus influenza humano, iniciando un camino de investigación que llega hasta nuestros días con las vacunas actuales que contienen cuatro virus distintos (dos influenza A y dos B) y con nuevas tecnologías de producción, como son las preparadas en cultivos celulares.
“Cada temporada de gripe es diferente y puede afectar a las personas de diversas maneras, pero millones la contraen cada año y miles son hospitalizadas y mueren por causas relacionadas con ella”.
Todas las personas a partir de los seis meses de vida deberían vacunarse contra la influenza todas las temporadas, con raras excepciones, y deben recibir la vacuna correcta para su edad y estado de salud.
Cuando el suministro de aquéllas es limitado, los esfuerzos deben centrarse en administrarlas a las siguientes personas:
1. Niños de seis meses a cuatro años.
2. Personas mayores de 50 años.
3. Personas que padecen trastornos crónicos pulmonares (incluyendo asma) o cardiovasculares (excepto hipertensión aislada), renales, hepáticos, neurológicos, hematológicos o metabólicos (incluyendo diabetes mellitus).
4. Personas inmunosuprimidas por cualquier causa, incluso la inmunodepresión causada por medicamentos o por VIH.
5. Mujeres embarazadas o que tienen planificado embarazarse durante la temporada de influenza, y las que dieron a luz menos de dos semanas después del parto.
6. Personas de seis meses a 18 años de edad que reciben medicamentos que contengan aspirina o salicilatos y que corren riesgo de tener el síndrome de Reye después de la infección por el virus de la influenza.
7. Personas que viven en asilos de ancianos y otros establecimientos de cuidados a largo plazo.
8. Personas con obesidad mórbida.
9. Personal de cuidados de salud.
10. Contactos familiares y cuidadores de niños menores de cinco años y adultos mayores de 50 años o con ciertas afecciones médicas que los ponen en mayor riesgo de presentar complicaciones graves por gripe.
Hay muchas opciones de vacunas entre las cuales elegir: con huevo, sin huevo y con coadyuvantes que mejoran la respuesta inmunológica en personas mayores de 65 años.
Lo más importante es que todas las personas a partir de los seis meses se vacunen contra la influenza todos los años y consulten a su médico u otro profesional de la salud cuál es la vacuna más adecuada para ellas.
Cuidados
Hace una semana, el médico infectólogo Javier Farina, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), afirmó que se adelantó el brote de gripe en todo el país “probablemente por el poco contacto con el virus por la pandemia y los cuidados con el barbijo o la ventilación”.
En declaraciones radiales, Farina aseguró que tal adelanto también tiene relación con la forma como todos tenemos la pauta de alarma por el covid-19 -si tenemos síntomas podemos tener coronavirus- y, por eso, hubo muchas más consultas que antes, quizás, en otro contexto, no existían.
El especialista recomendó el aislamiento si hay síntomas y, si es necesario, acudir al médico.
Asimismo, de cara al próximo invierno, aconsejó recibir la vacuna contra la gripe.
Provincia
A mediados de este mes, el Ministerio de Salud de la Provincia informó que implementa una nueva estrategia de vigilancia epidemiológica para las infecciones respiratorias, que integra el monitoreo del SARS-CoV-2 al de influenza y otros virus.
El nuevo abordaje está centrado en personas sintomáticas y en grupos de riesgo.
La cartera sanitaria indicó que el objetivo es fortalecer el seguimiento de infecciones respiratorias agudas mediante la identificación y caracterización de los distintos virus, y así optimizar las acciones de promoción, prevención y control.
El plan se lleva a cabo por medio de diversos ejes. Por un lado, se realiza la vigilancia por laboratorio de SARS-CoV-2, influenza y otros virus respiratorios en personas internadas y fallecidas.
Por otro, se explicó que se implementa la vigilancia centinela de internaciones por coronavirus, que complementa el monitoreo ya vigente. La vigilancia centinela consiste en reforzar el estudio epidemiológico en unidades específicas del sistema de salud, para optimizar la calidad de la información.
En este sentido, se seleccionaron establecimientos de salud por jurisdicción y se recabará información que vinculará el desarrollo de la infección por coronavirus en las personas internadas y sus esquemas de vacunación.
(*) Médico pediatra del Hospital Universitario Austral y docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral