ESCUCHAR“Las dificultades que enfrentan los principales países latinoamericanos evidencian un nuevo escenario para la economía del mundo emergente y sudamericana en particular, con mayores restricciones y exigencias. Es natural que así sea, porque lo que se ha alterado es un ciclo de la economía mundial que ha perdido el tirón de los últimos años. Sus efectos son aún peores en otras naciones productoras de commodities energéticos o alimentarios que desperdiciaron ese auge, embriagadas por un crecimiento que no reprodujeron en desarrollo”. Marcelo Cantelmi.
Ante una crisis de características estructurales y complejas como la que actualmente presenta el orden internacional, ya sea por la pelea por el control de un nuevo orden mundial, por el avance del capitalismo financiero especulativo o por el fracaso estrepitoso de las economías neoliberales, tanto Latinoamérica como los países del Mercosur y la propia Argentina no quedan exentos de sufrir sus consecuencias.
Como una señal inconfundible de las peripecias que ha debido soportar Argentina tratando de alcanzar un crecimiento económico y desarrollo social sustentable, se destaca el accionar desaprensivo de intereses que buscaron dividirnos entre dos concepciones: la de ser un país productor y proveedor de materias primas y alimentos versus la de constituir un Estado con desarrollo tecnológico e industrial independiente.
El otro aspecto que se debe considerar es el desaprovechamiento del Mercosur y las alianzas regionales, utilizados para negocios de las multinacionales, al servicio de estrategias de los países del primer mundo o para las especulaciones personales de los máximos dirigentes responsables de conducir los destinos de los países miembros.
Este proceso de efectiva integración de nuestros pueblos en la región debe servir para romper con viejos y renovados tabúes, así como para encarar una misión que revierta la decaída calidad institucional actual, los síntomas de corrupción y descomposición democrática, como lo es la carencia de dirigentes lúcidos y con espíritu de servicio, imprescindibles a la hora de producir un verdadero punto de inflexión.
Qué nos dejaron las primarias abiertas
En primer lugar se destaca el poco entusiasmo y protagonismo de la población en general, así como el desinterés a partir del desconocimiento sobre el significado de estas elecciones.
En segundo término, los votos emitidos por los ciudadanos no superan 70% de los habilitados para votar, siendo la elección en la que menor cantidad de votantes participó en los últimos 30 años.
El candidato que más sufragios ha cosechado supera apenas 38% de los votos emitidos y, que sobre una población de 32 millones de votantes, significa poco más de 8.500.000 de adhesiones.
Durante la intensa y profusa campaña de eslóganes y promesas, la crisis internacional, la falta de un rumbo cierto de la economía del país y el tratamiento de los problemas estructurales brillaron por su ausencia; peor aún, todas las propuestas hablan de perspectivas alicientes, soslayando la cruda realidad de todos los días que vivimos los argentinos. Y lo único que se avizora en estos algo más de 60 días que faltan para las elecciones nacionales es mayor incertidumbre y un futuro con pronóstico más que reservado.
Repensar un nuevo perfil productivo
Como resultado del lastimoso escenario brindado por una dirigencia que desaprovechó durante los últimos 30 años de democracia, las riquezas naturales, las cualidades laborales y productivas de Argentina, encuentran al país sin un rumbo estratégico claro, inmerso en la pelea de fracciones políticas e intereses contrapuestos, donde los votos del pueblo son utilizados para encumbrar parte de una dirigencia que ha quedado sujeta a sus paupérrimas y oscuras pretensiones.
La definición del perfil productivo de la provincia de Córdoba, integrada a la llamada Región Centro, está en el tapete de muchas discusiones en el sector empresarial, en el cual muy pocos se animan a plantear una nueva tesis que de alguna manera rompa con lo coyuntural, escape al cortoplacismo de las propuestas de los futuros gobernantes o rompa definitivamente con los prejuicios sobre si los argentinos estamos o no en condiciones de definir un desarrollo y crecimiento industrial propio e independiente.
Y esto parte desde nuestras acreencias, ya que no sólo éstas se hallan en el valor de los recursos estratégicos sino también en la capacidad, inventiva y proyección de técnicos, profesionales, trabajadores y empresarios imbuidos del desafío de romper con la pasividad que significa esperar de otros lo que debemos hacer nosotros.
Este planteo debe ser expuesto por la comunidad empresarial y gremial y exigir su proyección en eficientes políticas de Estado, gobierne quien gobernare.
Sabemos que siempre en el mundo de los negocios e intereses y más aún frente a la precaria estabilidad internacional, nunca nadie regala nada, tanto interna como exteriormente, por lo que dicha tarea no es ni fácil ni sencilla pero insoslayable frente a las actuales circunstancias. Todo intento por refuncionalizar nuestros recursos, poner al cien por ciento la capacidad laboral ociosa y acrecentar sin artilugios el desarrollo tecnológico propio, son los hitos que seguramente significan una bocanada de aire puro frente a la confusión y al cómodo pasar de ciertos sectores, ya sean políticos o corporativos, a los que sólo les importa subsistir al margen de lo que le suceda al país, o al futuro de los argentinos.
Estoy plenamente convencido de que ése es el único y posible horizonte que nos merecemos aquellos que amamos este país y nos sentimos parte pensante y activa de una sociedad que quiere ser dueña del destino nacional.
* Vicepresidente 2º del Foro Productivo de la Zona Norte (FPZN)
