lunes 18, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Enfermedad de Parkinson: avances y situación actual

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Por Marcelo Merello *

El aislamiento social, la falta de ejercicio y la ansiedad resultante de los largos confinamientos impuestos por la crisis del covid-19 impactaron negativamente en la calidad de vida de los pacientes

A poco más de un siglo de su descripción original, en 1817, la enfermedad de Parkinson transitó su primera pandemia de gripe española, en 1918.

Ciento un años más tarde, con la aparición del covid-19 en 2019, declarado pandemia en 2020, enfrentó la segunda, aún sin cura.

Mucho ha cambiado en este tiempo en el diagnóstico temprano y el tratamiento, tanto de los estadios temprano o avanzados. Esto nos hace pensar que esta podría ser la última pandemia que la enfermedad enfrentará como espectadora.

El reconocimiento temprano de la enfermedad ha demostrado ser crucial. Se basa mayormente en el cuidadoso análisis de síntomas que no tienen que ver con motricidad o temblor.

Si bien el diagnóstico continúa siendo puramente clínico, la combinación de estudios de imágenes moleculares y la genética han tenido un impacto marcado en el diagnóstico del pequeño número de casos que no pueden ser determinados clínicamente.


El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. Los primeros síntomas suelen ser pre-motores, como pérdida del olfato, constipación, trastornos en el sueño y en el ánimo.


A las rápidas técnicas genéticas que permiten determinar el riesgo de enfermedad cierto y la posibilidad de diferentes subtipos pasibles de tratamientos enzimáticos tempranos, terapia génica o la implementación de neuroprotección en momentos cuando aún los síntomas no han comenzado, se le han sumado en los últimos años protocolos de investigación sobre la aplicación de inmunoterapia activa o pasiva (vacunas), todos focalizados en mitigar la progresión de la enfermedad.

Luego de la introducción de la LDOPA (levodopa, precursor metabólico de la dopamina) en los años 60, la implementación en los últimos años de las llamadas terapias avanzadas ha producido un vuelco dramático en el tratamiento de la enfermedad.

Etapas

Las terapias avanzadas no hacen referencia a pacientes con enfermedad avanzada sino a nuevas técnicas de tratamiento diferentes a la medicación oral, que se aplican a los enfermos desde etapas relativamente tempranas cuando la medicación oral no produce beneficios aceptables. Su implementación en los últimos años ha impactado positivamente sobre la calidad de vida de los pacientes.

La infusión subcutánea continua de drogas a través de pequeñas bombas portables que no requieren de procedimientos invasivos para su utilización o la implantación quirúrgica de electrodos intracerebrales de estimulación (DBS, por su sigla en inglés) han mostrado un efecto muy beneficioso sobre la calidad de vida, la independencia funcional y las actividades de la vida diaria, por la reducción del temblor, los movimientos involuntarios y sobre todo por su efecto sobre los períodos de inmovilidad, habiéndose demostrado que, cuanto antes sean utilizadas, mayor será el beneficio.

Drogas

El aislamiento social, la falta de ejercicio y la ansiedad resultante de los largos confinamientos impuestos por la crisis del covid-19 han tenido un impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes con enfermedad de Parkinson.

A esto se suma la incertidumbre sobre si la enfermedad es un factor de riesgo para la infección por CoV2, o el infundado temor a que pueda producir en un futuro enfermedad de Parkinson como secuela.


En 1997, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 11 de abril como el Día Mundial del Parkinson en conmemoración del nacimiento de James Parkinson, el médico británico que describió por primera vez la enfermedad. 


La vuelta a normalidad luego de dos años seguramente reactivará el proceso de desarrollo y prueba de nuevas terapias para su pronta aprobación. Algunas drogas ya utilizadas para las cuales se ha mejorado su disponibilidad y administración haciéndolas más eficientes para su uso por vía intranasal, sublingual o subcutánea, ya aprobadas en otros países, podrán estar disponibles en nuestro país. Los eficientes estimuladores cerebrales prontamente podrán ser manejados a distancia haciéndolos más prácticos y disponibles para pacientes que viven lejos de los centros de referencia.

Mientras tanto, una vida sana practicando ejercicio aeróbico, con una dieta balanceada de características mediterránea, si es posible, son complementos fundamentales para un tratamiento adecuado.


En Argentina

-Unas cien mil personas viven con Parkinson, una enfermedad que afecta los movimientos, la coordinación, el tono muscular y el equilibrio.

-Todavía no hay cura pero existen tratamientos que permiten que los pacientes tengan buena calidad de vida.

-Visibilizada a partir de casos de figuras públicas como el actor estadounidense Michael Fox, el fallecido boxeador Mohamed Alí y, en Argentina, el músico Carlos Alberto “Indio” Solari, la enfermedad una afección del sistema nervioso central causada por la pérdida de células productoras de dopamina en el cerebro.

-El diagnóstico se hace por medio del interrogatorio clínico y neurológico. No hay estudios que certifiquen la enfermedad (como biomarcadores o de imágenes), pero sí pruebas que apoyan o no el diagnóstico.

-Dentro de los farmacológicos está la levodopa y medicamentos de la familia de los agonistas dopaminérgicos, que son muy útiles; sobre todo. en etapas iniciales de la enfermedad y en pacientes jóvenes.

-También hay tratamientos quirúrgicos para los pacientes que los necesitan, por ejemplo, los que tienen un temblor que no puede controlarse con medicamentos o los que tienen muchos años de evolución de la enfermedad y presentan disquinesias, que son movimientos involuntarios generados por la levodopa.

-Dentro de las alternativas quirúrgicas figura la Estimulación Cerebral Profunda (o DBS por sus siglas en inglés), que actualmente se aplica a unas 175 mil personas en todo el mundo.

-Es una de las patologías neurodegenerativas más comunes relacionadas con la edad. Afecta a uno por ciento de los pacientes mayores de 60 años y a 0,3% de la población general. Se calcula una prevalencia cercana al doble de la actual para 2030, según la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas.


(*) Jefe del Servicio de Movimientos Anormales de Fleni

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