En los últimos tiempos, diversos profesionales del derecho me han consultado si deberían especializarse en blockchain, inteligencia artificial (IA) u otras áreas más específicas que las que se les ofrecen en la universidad. Responder a esta pregunta, que marcará el futuro profesional de estas personas, conlleva una gran responsabilidad. Por tanto, es oportuno analizar en esta columna algunas ideas claves.
Cuando consultamos las últimas tendencias tecnológicas para los años 2022 y 2023, Google, por el momento, nos presenta resultados como la transformación digital, la conexión sináptica neuronal, el metaverso, la web 3.0, el blockchain, los gemelos digitales, la IA y la realidad virtual aumentada y mixta. Ante estos resultados, muchos de nosotros preferiríamos volver al lápiz y al papel pero esa opción ya no es posible.
Principalmente, los abogados somos servidores de comerciantes, emprendedores y empresarios, cuya característica principal es la innovación, ya sea en procesos y sistemas productivos, en productos y desarrollos completos o en servicios orientados al consumidor. Por lo tanto, cuando nos consultan acerca de los posibles riesgos y medidas de protección, ya sean preventivas o reactivas, no podemos simplemente responder que no sabemos nada sobre tecnología.
La Facultad de Derecho, al igual que la mayoría de las instituciones educativas, prefiere mantenerse en el papel y lápiz, y continúa utilizando métodos de enseñanza tradicionales. Por ende, cada profesional debe abrirse camino en la búsqueda de instrucción y capacitación que sean herramientas eficientes para ayudar a sus potenciales clientes, es decir, a aquellos que están constantemente innovando.
Existen diversas instituciones educativas que ofrecen una amplia gama de cursos cortos, diplomaturas y talleres. La cuestión radica en decidir si realizar todos ellos o seleccionar los más relevantes para nuestra especialización.
Retomando las tendencias tecnológicas, hace unos meses el blockchain era un tema recurrente en los medios de comunicación, gracias a su revolución en la gestión segura de datos. Sin embargo, actualmente se habla mucho más de IA y de chatbots como GPT. Si alguien está cursando una especialización en blockchain, sin duda seguirá siendo útil pero ya no será una novedad.
Ante la necesidad de que el derecho se mantenga al día con la tecnología -a pesar de que su fracaso parece inevitable-, los profesionales deben buscar capacitarse en los fundamentos jurídicos que sustentan estas tecnologías, que perdurarán a lo largo del tiempo. La protección de datos personales, la confidencialidad de la información, el manejo adecuado de información privilegiada de terceros, la gestión interna de procesos y la normativa actualizada que regule el uso de estas herramientas, así como la relación contractual con personas que trabajan de forma remota, son sólo algunos ejemplos de las temáticas subyacentes a la tecnología actualmente en boga, que deberían convertirse en el nuevo enfoque de estudio para aquellos profesionales que deseen brindar un servicio de calidad a sus clientes innovadores.
Este desafío profesional es importante y la elección de la capacitación resulta crítica. ¡Les deseo mucho éxito en su trayectoria!
(*) Abogado, especialista en derecho informático