Por Miguel Ángel Duarte / Licenciado en Ciencia Política (UCC). Profesor de Derecho Político (UNC)
El Diccionario de la Real Academia Española entiende por “elegir” preferir a alguien o algo para un fin; nombrar por elección para un cargo o dignidad.
Las elecciones constituyen una técnica para seleccionar a los representantes por medio del voto del electorado y, en consecuencia, son la fuente de legitimación del sistema político.
En los sistemas democráticos las elecciones son competitivas y están respaldadas por la ley o el derecho, que establece principios y procedimientos para que se realicen con transparencia y efectividad.
En efecto, forman parte de aquellos principios, como sostiene el autor Dieter Nohlen, la propuesta electoral; la competencia entre candidatos; la igualdad de oportunidades en el ámbito de la candidatura; la libertad de elección, que se asegura por la emisión secreta del voto; el sistema electoral (conversión de votos en escaños) y la decisión electoral limitada en el tiempo, sólo para un período.
Como es sabido, en las elecciones convocadas para el próximo domingo 7 se eligen gobernador y vicegobernador; legisladores provinciales y tribunos de Cuentas. También se votan candidatos para cargos municipales en ciudades y comunas que hayan convocado para la misma fecha comicios.
La novedad para el 7 de agosto es la utilización del Sistema de Boleta Única (SBU), que se presenta como una herramienta que permite superar las desviaciones y falencias que caracterizaban al Sistema de Boleta por Partidos al que estábamos acostumbrados.
El SBU comenzó a utilizarse con el objetivo de garantizar el voto secreto y para evitar la manipulación de los votantes y los fraudes. En este método se concentran en el Estado -y no en los partidos- las obligaciones de impresión y distribución de las boletas.
También denominado “boleta australiana”, se usó por primera vez en el Estado de Victoria, en Australia, en el año 1856, para pasar hacia finales de esa década a ser utilizado por todos los Estados del país, con variantes.
Luego seguirían, en 1870, Nueva Zelanda; en 1872, el Reino Unido; en 1874, Canadá; en 1877, Bélgica y hacia 1896 también lo habían incorporado la mayor parte de los Estados norteamericanos.
En América Latina, la mayoría de los países lo utiliza, con la excepción de Uruguay y Argentina. Sólo para citar algunos casos, Brasil incorporó el sistema en 1962; Colombia en 1991; Panamá en 1993 y Perú en 1997.
Modelos
Predominan dos modelos de boleta única, a saber:
1) Se separan en papeletas diferentes cada uno de los cargos a elegir, tal como se implementó en la provincia de Santa Fe, donde el elector se encontró con cinco boletas de distintos colores correspondientes a las diversas categorías: candidatos a gobernador y vice; senador departamental; diputados provinciales; intendente y concejales. Con este modelo se logra impedir el “efecto arrastre” que suelen generar los candidatos a gobernador o intendente, tal como quedó demostrado en la elección del 22 de julio.
En distintos Estados de Latinoamérica es utilizado este modelo, como -por ejemplo- en Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Panamá y República Dominicana.
2) Se incorporan en una misma boleta todas las categorías a elegir y se promueve el voto unificado por partido político, tal como lo utilizan Bolivia y Perú y como se hará el próximo 7 de agosto.
En la provincia de Córdoba, el SBU se introduce en la ley electoral que rige desde diciembre de 2008.
La boleta única es un papel dividido en varios tramos: gobernador y vicegobenador; legisladores por distrito único (son 44 en total); legislador departamental (uninominal, uno por cada uno de los 26 departamentos de la provincia) y tribunos de Cuentas provinciales. En las localidades que tengan elecciones municipales se incluyen intendente, concejales y tribunos de Cuentas.
Se incluye en el diseño una única categoría (o tramo) para poder votar a todos los candidatos del partido y, de esa manera, se mantiene en reaseguro el “efecto arrastre”.
Cada elector utilizará una sola boleta, deberá presentarse en la mesa de votación y ahí el presidente de mesa le entregará una boleta y una birome; luego podrá marcar su opción.
Identidad
Entre otras ventajas del SBU, podemos señalar las siguientes: permite que el elector arme su propia combinación al optar por candidaturas de distintos partidaos para tramos diferentes; refuerza la identidad de los partidos por medio de sus simbolos e ideas principales; se supera la confusión provocada por las sumatorias, características del Sistema de Boletas por Partidos; genera mayor transparencia al momento de optar por las candidaturas; otorga mayor equidad a la competencia electoral, puesto que todos los partidos tienen aseguradas sus propuestas de candidaturas en la mesa al momento del comicio y el Poder Ejecutivo tiene la responsabilidad de asegurarle al elector la disponibilidad de todas las opciones.
Caben destacar como desventajas del SBU que un personaje famoso puede obtener mas votos que los dirigentes políticos tradicionales, tal como se pudo observar en el caso Santa Fe, y que haciendo uso de los más sencillos avances tecnológicos, sorprendentemente, la picardía electoral facilita la permanencia del “voto clientelar” o “de intercambio” con una simple foto tomada por un teléfono celular al momento de votar, tal como se suscitó en la localidad de Pilar, según denuncias que se hicieron públicas.