Por Alejandro Zeverin (*)
El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca –T.I.A.R., llamado “Tratado de Río” es una convención netamente defensiva. Es un tratado interamericano de mutua defensa., el 2/9/1947 una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, porque se trata del primer tratado que compromete a un hemisferio completo después de la guerra, antes del Tratado del Atlántico Norte de 1949-OTAN-.
Compromete al área geográfica de América, fijando en lo marítimo una extensión de hasta 300 millas marinas contadas a partir desde las costas respectivas de cada país firmante. Incluye parte de Alaska, en el norte Groenlandia, parte del Ártico hasta las islas Aleutianas. En nuestro cono sur, hasta las áreas antárticas, islotes de San Pedro y San Pablo, también la isla Trinidad –art. 4 del tratado-.
Lo del espíritu netamente defensivo se desprende de la previsión del art. 3.1 [ ..] un ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano, será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva “, que reconoce el art.. 51 de la Carta de la ONU, que recordemos prescribe [..] Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales.”.
Ab initio lo suscribieron; Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, EE. UU., Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Paraguay , Perú, República Dominicana,, Uruguay, Nicaragua, Ecuador, Trinidad Tobago, Bahamas y Venezuela. . Con posterioridad se retiraron del bloque; Perú, -1990 reingresando en 1991- y definitivamente; Bolivia – 2012-, Cuba – 2012-, Ecuador –2014-, ,México –2002-, Nicaragua – 2012-, y Venezuela –2013-.
Este tratado fue invocado por los menos en 24 oportunidades, y su colapso institucional ocurrió en ocasión de la guerra de Malvinas cuando Argentina acudió en su ayuda y el principal socio EEUU, no solo lo desconoció sino que además militó en el bando enemigo con su socia Inglaterra perteneciente a la otra alianza -OTAN – Organización del Tratado del Atlántico Norte- de naturaleza no solo defensiva, también ofensiva. EEUU prestó ayuda diplomática y militar, engañosa a cargo del Gral. Alexander Haig, de naturaleza ofensiva al facilitar la cesión en préstamo de la Isla Ascención utilizada de base inter oceánica por los Ingleses para atacar Argentina, proveyendo entre otras armas los famosos misiles sidewinder a la RAF- fuerza aérea inglesa-, sumado el confuso comportamiento de Francia que no cumplió con los contratos de provisión de misiles exocet a Argentina, con el agravante de la deserción del TIAR de Chile, Uruguay y Brasil, que impidieron su puesta en ejecución, poniendo el episodio al TIAR en el limbo de inútil por insustentable. El resultado es conocido por todos, para precipitar el final ocurrido en aquella ocasión que impidió una solución diplomática impulsada por otro miembro el Perú, sin dudas el bloque terminó de fracturarse.
Expuesto los antecedentes, ahora nos enteramos que nuestro gobierno ha sido uno de los que han reclamado la activación del TIAR contra Venezuela ante la reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), insistiendo con incrementar la presión contra el gobierno de Nicolás Maduro al que califican como “dictatorial”, país ajeno al tratado, dando una puerta de ingreso para una eventual intervención militar por gobiernos que respaldan al pedido de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó autonombrado como presidente encargado, reconocido por más de 50 gobiernos en el mundo en uno en que la ONU reúne a 193 con el Vaticano en rol de estado observador.
Entendiendo que la visión expuesta fue aséptica, por encima de las preferencias políticas que el lector pudiera tener en lo interno y externo, aparece como imprudente y apresurado que un gobierno que termina un mandato en menos aproximadamente 60 días adopte una decisión tan importante, apresadora en lo internacional a todos los argentinos, sin entender que lo debería resolver el próximo, sea este reelegido o no, tanto en favor como en contra.
(*) Abogado Penalista UNC. Master en Criminología U. Barcelona.