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Introducción
Las opiniones de Scalabrini Ortiz que aparecen destacadas fueron publicadas en el año 1957 por la revista “Qué”, a tan sólo dos años del golpe cívico-militar de 1955, denominado “Revolución Libertadora”, que -como un calco de lo que nos acontece hoy- estableció políticas de Estado que favorecían tanto a Inglaterra como a EEUU, países que apoyaron y reconocieron a esa dictadura como gobierno legalmente representativo de Argentina, clara desvergüenza internacional para quienes se declaran ser “líderes de la democracia”.
La inteligencia y sagacidad puesta por Scalabrini Ortíz al analizar lo que ocurría en el contexto mundial con lo que pretendían estas potencias del primer mundo en nuestro continente -especialmente en Argentina- nunca fue desmentida ni negada; muy por el contrario, la historia que vivimos posteriormente ratificó sus intenciones geopolíticas como lo hicieron en este proceso, apañando, corrompiendo y endeudando a los respectivos gobiernos argentinos a partir del último golpe militar de 1976.
Hoy Inglaterra instala un superpuerto y una poderosa base militar para no sólo controlar la conexión de los dos océanos sino también para avanzar descaradamente sobre nuestras instalaciones en la Antártida, que desde el 22 de febrero de 1904 venimos sosteniendo y atendiendo hasta el presente.
Mientras tanto, la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, quien visitará Argentina en Abril, viene con el propósito de resolver -bajo las recomendaciones del Departamento del Estado, la seguridad internacional, la lucha contra el narcotráfico y la explotación de recursos energéticos argentinos cómo el litio, gas y el petróleo (www.hispantv.com).
Miley y el liberalismo del coloniaje
Cumplidos los 100 días de su mandato como presidente y ante el rechazo de la denominada “ley ómnibus” en la Cámara de diputados y su mega DNU en el Senado, Milei lanza su convocatoria a todos los gobernadores al llamado “pacto de mayo”, en Córdoba. Por empezar, su equipo de amanuenses ya comenzó la ronda de negociaciones con la oposición dialoguista, teniendo en cuenta el próximo tratamiento en la Cámara de Diputados de la Nación.
Sin embargo, él sigue advirtiendo que si sus proyectos -”ley ómnibus” y el mega DNU- son rechazados, suspenderá dicho pacto y proseguirá con nuevas propuestas imponiéndolas por medio de DNU.
De esta forma confirma que su mandato como presidente de Argentina es plenamente autocrático desde el primer día ya que gobierna por decretos, suplantando directamente al Poder Legislativo y dictando leyes o modificaciones de las existentes. Por otra parte, queda demostrado que como presidente de un país y de 48 millones de argentinos ha venido rechazando cualquier sugerencia o proyecto que pueda contradecir sus ideas o introducir cambios en sus contenidos.
Como clara muestra del obrar exclusivamente al servicio de intereses, empresas y corporaciones financieras internacionales y algunas aliadas a empresas monopolistas nacionales, su figura se convierte en una especie de virrey, obrando en consecuencia en contra de los intereses argentinos.
Ante tan clara demostración del rol presidencial, es difícil comprender o comprobar el papel que desempeñan los gobernadores en este verdadero pandemonium institucional, ya que mientras el Presidente se arroga toda la potestad del Estado federal (según nuestra constitución), suspende los subsidios a las provincias, aduciendo que el Estado nada tiene que ver con la educación, la salud, las catástrofes climáticas, las epidemias, el transporte público, etcétera.
Por lo tanto y a partir de tal imposición presidencial, cada provincia debió asumir la responsabilidad y hacerse cargo atendiendo los reclamos de sus pueblos, dado que las consecuencias que producen las decisiones del Presidente directamente recaen sobre ellos.
Ahora bien ¿qué piensan lograr los gobernadores firmando con el Presidente un pacto el 25 de Mayo en Córdoba, cuando éste sólo ejecuta nada más que sus decisiones? Sin dudar, también usaría las extorsiones por considerarse con la potestad de hacerlo, tomando la decisión de no firmar el pacto, si se rechazan sus imposiciones.
Tal vez los gobernadores intentan sostener la institucionalidad democrática que en estos momentos cruje malamente, tanto en la propia estructura política del Gobierno nacional como ante los graves epítetos y denostaciones que inconteniblemente usa el Presidente sobre “la casta”, sean legisladores, gobernadores, intendentes, etcétera.
En este tira y afloje notamos cierta flaqueza de los gobernadores, quienes dejan de lado sus banderas en defensa del federalismo, la economía del trabajo y la producción, la destrucción del mercado interno, los cierres de pymes y restricción en la producción en grandes empresas, el crecimiento de la pobreza y la marginalidad, el aumento en las tarifas, impuestos y servicios, porque justificados por el oficialismo son el “sacrificio que debe hacer el pueblo (no la casta) para que dentro de unos meses veamos la luz al final del túnel”.
Desgraciada luz que imaginamos ver al final del túnel
Destruido el perfil industrial o -como dicen los empresarios pymes- el “industricidio” junto al crecimiento incontenible de la desocupación, la marginalidad y la pobreza, nos aclaran el porqué de los contactos y compromisos que tiene el Presidente con corporaciones financieras, grupos empresarios y organismos extranjeros.
Ante esta realidad vislumbramos que, al final del túnel, vemos el remate de Argentina y la entrega ignominiosa de nuestros recursos y empresas estratégicas a la voracidad contenida por los años de supremacía estadounidense e inglesa -ésta, hoy en decadencia- repartiéndose las riquezas nacionales, con la idea de gobernar Argentina por su ubicación geopolítica (algo que había denunciado Scalabrini Ortiz en 1957) tratando de contrarrestar el desplazamiento del nuevo orden mundial multipolar, del cual el BRICS, es una gran oportunidad rechazada por el Presidente.
Por estos días, un diputado nacional se vanagloriaba porque Córdoba es la provincia más liberal del país, mientras el Presidente asumido como anarcoliberal intenta gobernar apoyado en su ideología arcaica, caduca e incapaz de contener a los pueblos evolucionados en conciencia y organización social.
Siempre usaron fraudes y dictaduras para acceder al poder público, siendo su último intento el golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976.
Hoy, gracias a la escandalosa herencia recibida de los que gobernaron posteriormente durante 40 años, logran acceder -por medio del sufragio- nuevamente a la Presidencia.
A partir de ello -como lo vemos- pretenden asumir la totalidad del poder por medio de la extorsión y el apriete político o económico al Poder Legislativo y al Poder Judicial y el próximo 25 de mayo -si fuese necesario- a los gobernadores que abandonen las responsabilidades constitucionales.
Conclusión
Si el Pacto del 25 de Mayo se realiza y desatiende los padecimientos de la sociedad que es arrastrada a la degradación y a la inanición, si niega el consenso para conformar un proyecto nacional bajo los sueños emancipadores de 1810 y solo persigue el déficit cero gracias a la exacción y el ultraje al consumo interno, al trabajo digno, a la producción relevante de un nuevo perfil industrial y tecnológico como a la felicidad del pueblo, Argentina podría ser nuevamente colonia y los imperios en decadencia caminarían sobre sus ruinas.
(*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba
“La cosa es esencialmente clara. Los británicos quieren vivir opíparamente a costa de nuestro trabajo. Para asegurar la baratura y continuidad de los abastecimientos tienen que impedir que este país se desarrolle, enriquezca y fortifique. (…) Los norteamericanos quieren un poco de lana para sus colchones, algunos minerales, etcétera, y bases militares en la zona más austral de la Patagonia. Desgraciadamente, al achicarse el mundo y al obliterarse algunas rutas, ciertos puntos estratégicos se han desplazado a nuestras regiones. El único pasaje libre, de océano a océano, está en el sur argentino. Panamá es prácticamente inútil. La ruta del Índico está sembrada de bases extranjeras y de acechanzas posibles. Quedan el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos. Una base norteamericana allí neutralizaría la inmensa base británica de las Malvinas y aseguraría el libre paso de sus escuadras del Atlántico al Pacífico, pero eliminaría para siempre la posibilidad de continuar manteniendo nuestra política internacional tradicional, que es de absoluta prescindencia y neutralidad en los conflictos ajenos. No hay precio material y nisiquiera precio de sangre que pueda compensar la pérdida de nuestra autonomía internacional futura, que es la manifestación más fidedigna de independencia y de legítima soberanía”.
Extracto del libro Aquí se aprende a defender a la Patria – 1957 – Raúl Scalabrini Ortiz – Editorial Plus Ultra – págs. 87/88
