Por Lucas Reyna *
Como ya nos tiene acostumbrados, la bolsa local estuvo cargada de altibajos en la semana previa a las elecciones. De esta manera, luego de acumular una caída de 3,15% en las dos primeras ruedas, el índice Merval revirtió la tendencia cerrando la semana en 26.999 puntos -a tan solo 1% de su máximo histórico-.
Esto demuestra que, en los últimos meses, cada retroceso de las acciones argentinas ha sido visto como una oportunidad de compra por los inversores.
Recordemos que el Merval es el índice con mejor desempeño a escala mundial y acumula practicamente 47% de suba en dólares, mientras el riesgo país retrocedió 23% en lo que va del año.
¿Qué podemos esperar después de las elecciones de medio término? El escenario base, es decir el escenario que descuenta el mercado, es una clara victoria del oficialismo en el ámbito nacional y una victoria algo más ajustada en la provincia de Buenos Aires.
Si ocurren estos resultados, el factor electoral pasará a segundo plano al menos hasta 2019, dejando el camino allanado por el próximo año.
Esto es, por un lado, positivo ya que la incertidumbre política se reduce notablemente y podría materializarse en la esperada inversión extranjera directa.
Más aún y desde la óptica de los mercados, la estabilidad política podría sumar a Argentina los puntos que le faltan para pasar de país “frontera” a país “emergente” en 2018. En esta misma línea, en incluso en un plazo más próximo, sería factible que las calificadoras de riesgo mejoren la nota de deuda del país -entrando en el escalón “grado de inversión”-, lo cual significaría un flujo de ingreso adicional hacia los activos argentinos.
Por otro lado, sin embargo, luego de consumarse un triunfo del oficialismo en los comicios no deberíamos descartar que los inversores -sobre todo los extranjeros- empiecen a exigir al país llevar a cabo las ansiadas reformas en materia fiscal-impositiva, laboral e institucional con el fin de mejorar la competitividad.
Esto último plantea un desafío para los activos argentinos -principalmente de renta variable-, que podrían exhibir volatilidad en el corto plazo, de manera similar a lo que ocurrió tras la victoria de Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2015.
Aun así, las acciones locales ofrecen oportunidades más que interesantes para inversores de largo plazo, haciendo foco en compañías de los sectores más competitivos de la economía.
Por el lado de la renta fija, la deuda también viene demostrado un gran desempeño y las tasas de se asemejan a los niveles “pre-trump”. El rendimiento del bono de referencia a 10 años se ubica en torno a 5,5% -mientras el Bonar 2024 (AY24), próximo a 4%-.
Más allá de la gran compresión en los rendimientos, por su bajo endeudamiento respecto a su Producto Bruto Interno (PBI), Argentina aún ofrece un atractivo respecto a sus pares de la región (Brasil, Perú, Colombia, Chile, Uruguay) y de los países emergentes en general.
Para aprovechar estas oportunidades en la curva de bonos argentinos, planteamos dos alternativas: en primer lugar, para aquellos inversores que puedan soportar mayor volatilidad, la parte larga de la curva es la que tiene mayores posibilidades de apreciación a medida que Argentina continúe comprimiendo spreads y acercándose a Brasil, el país vecino más próximo en términos de rendimientos. En segundo lugar, para aquellos más conservadores, vemos oportunidades en el tramo medio de la curva de los bonos provinciales, como los de las provincias de Córdoba, Santa Fe o Buenos Aires.
Por el lado de las inversiones en la curva de pesos, las Lebac continúan siendo las preferidas ya que las tasas se ubican por encima de los plazos fijos y de la inflación y al mismo tiempo ofrecen alta liquidez y bajo riesgo.
*Asesor Financiero de Becerra Bursátil