lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El libro que sacude la política francesa

Por Luis Carranza Torres* y Sergio Castelli**
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Nadie, absolutamente nadie, en el escenario político francés, le carga las tintas a François Hollande. Sean o no de su partido. Aun cuando su penúltima relación amorosa, Valerie Trierweiler, lo acuse en su escandoloso libro “Merci pour ce momento”, de hipócrita, calculador y desleal. No sólo en el amor, sino principalmente en la política.

Es que el primer mandatario no innovó en nada su conducta. Simplemente fue un poco más desprolijo que la media y se metió con alguien no dispuesta a llevar a cabo lo que usualmente se entiende debe hacer una esposa: callarse, tirarle en privado con lo que venga en gana y pedir la parte del león en el subsiguiente proceso de divorcio. Extremo al cual el hombre, como lo que se marca respecto de un caballero totalmente culpable, accederá. Y la cosa termina ahí.

Pero Valerie es muy especial. Fue, por un corto período, la primera dama “de facto” en Francia sin estar casada con el presidente. La primera vez en la historia que pasó eso.

Pocos le pueden reprochar a Hollande, de entre sus colegas. En la República Francesa creada a partir de la Constitución de 1958, sólo Charles de Gaulle y Georges Pompidou son considerados de entre sus presidentes como esposos de comportamiento irreprochable.

Pero si Hollande está dentro de los vicios comunes y aceptados de la comunidad política, con su libro Valery no pudo ponerse más de punta con ciertas reglas no escritas. Es que el inercambio clásico de “silencio por dignidad” no se aplica al caso.

Para empezar, ella no estaba casada. Y en segundo término, Hollande la humilló al aparecer desprolijamente vinculado con una actriz, Julie Gayet, 18 años menor.

Fue en el Elíseo que el “presi” se lo confesó a su “compañera”. Siete años de convivencia eran tirados por la borda. Pero François no lo hizo por un ataque de conciencia. Sabía que al día siguiente la revista Closer, en una nota de siete páginas, divulgaría fotos de él camuflándose con un casco en la cabeza para salir de la residencia presidencial y encontrarse por las noches con su amante en un departamento situado a pocos metros del Palacio del Elíseo.

Para Valery fue un golpe terrible. A pesar de que, años ha, ella había actuado exactamente igual con la esposa de Hollande. “Traicionada, engañada, enceguecida, fue como si un tren bala la hubiera llevado por delante”, confesó una de sus amigas.

En el shock inical, se tomó una pastilla de más y terminó hospitalizada en el nosocomio de La Pitié-Salpetrière. El diagnóstico para la prensa fue “intenso estado de fatiga nerviosa”. En el fondo, no dejaba de tener cierta dosis de verdad.

Cuando se calmó y pudo ver las cosas desde otra perspectiva, Valery decidió que quien debía sufrir era él y empezó a escribir su libro, en el cual lo desechaba absolutamente de todo.

Pero hay libros y libros. Por supuesto que éste es un éxito de ventas. Pero en su venganza, la famosa periodista haya quizá roto demasiadas reglas no escritas como para no tener que pagar un precio a futuro.

Por lo pronto, no hay acciones por difamación en los tribunales. Tanto el Elíseo como los socialistas han elegido no pasar del abierto reproche: “vulgar, superficial, de mal gusto”, son algunas de las objetivaciones. Buscan enjuiciarla ante otro tribunal: el de la opinión pública.

No porque sea mentira lo que escribió sino por no guardar las formas. Y en Francia, desde siempre, lo uno ha sido tanto o más importante que lo otro.

* Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. ** Agente de la Propiedad Industrial

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