Por Esteban Anoardo (*)
En una entrevista a Miguel Ángel Laborde, presidente de Conicet, publicada el 17 de septiembre pasado en un matutino de la ciudad de Córdoba, se asegura que “nadie demanda los saberes que tiene el Conicet”.
En dicha entrevista, Laborde expresa que la institución se volcó a la producción de papers (artículos científicos publicados en revistas de circulación internacional), como una consecuencia de la falta de demanda de los conocimientos generados por los investigadores que pertenecen a esta casa. También apunta que el sistema de evaluación interno se aferra a una cultura de años que tiende a sobrevalorar la producción de papers sobre otro tipo de producción (por ejemplo, patentes, desarrollos experimentales complejos, actividad tecnológica, entre otras). Además expresa que “la dirigencia debería tener clara la importancia de la ciencia y de la tecnología para resolver los problemas que enfrentamos como país”.
Coincido plenamente en que la sociedad no demanda los saberes del Conicet, y considero que esto es consecuencia de un pobre conocimiento por parte de la aquélla del rol que posee la institución, a la vez que muchos de los saberes que cultiva el Conicet no son directamente trasladables a la solución de las reales necesidades locales.
Sin embargo, no concuerdo en que Conicet se volcó a la producción de papers como consecuencia de esta falta de demanda. Al contrario, creo que la institución encontró un camino viable en el fomento de la ciencia básica (ciencia fundamental, es decir, en la cual el objetivo es lograr conocimiento independientemente de su aplicabilidad). Con el tiempo, la comunidad de investigadores básicos creció en forma aplastante por sobre la comunidad de investigadores tecnológicos.
Hoy, Conicet tiene unos 11 mil investigadores de los cuales sólo tres por ciento trabaja en tecnología, lo que representa una gran desproporción en una institución en la que su Estatuto dictamina “considerar armónicamente la investigación científica y tecnológica” en áreas que sean “de interés nacional”. Es realmente deseable e importante que la sociedad y la clase dirigente entiendan que el rol de Conicet no se debería limitar solamente a generar conocimiento básico, y que su infraestructura alberga muchos laboratorios y recursos humanos con un gran potencial para resolver problemas concretos con impacto directo en la calidad de vida de los ciudadanos.
En mi modesta opinión, el problema principal hoy radica en esa obscena desproporción entre investigadores básicos y tecnológicos. Uno de los últimos intentos en tratar de balancear esta notable desproporción fue la incorporación de becas e ingresos en temas estratégicos. A mí entender, la falla de esta modalidad radica en que la participación en un dado tema estratégico no implica trabajar en investigación aplicada (mucho menos en desarrollo tecnológico). Así, se incorporan por esta vía nuevos investigadores en temas supuestamente de valor estratégico para el país, que luego terminan publicando papers en torno al tema que se trate, con un escaso o nulo impacto en el desarrollo de dicho tema en términos estratégicos.
Vínculo con el sector productivo
Como el presidente del Conicet Miguel Ángel Laborde afirmó, la dirigencia debería tener clara la importancia de la ciencia y de la tecnología, y sobre todo, cómo implementar herramientas adecuadas que faciliten el vínculo virtuoso con el sector productivo.
Para un país que está en quiebra, y con niveles de pobreza en aumento, es lógico que muchos asuman que el financiamiento al sector científico es un gasto y no una inversión. Nunca llegamos siquiera al 0.65% del PBI, incluso en épocas en las cuales se consideraba a la actividad del sector con un rol importante en el desarrollo nacional.
Hoy estamos muy probablemente por debajo del 0.5%. Soy de los que creen que de la pobreza se sale con educación y trabajo. Y para generar trabajo genuino y de calidad, hay que crear empresas rentables. Para generar empresas rentables y con capacidad de exportar productos con alto valor agregado hacen falta ciertos ingredientes básicos que no tenemos. El primero que brilla por su ausencia es una comunidad formada y dedicada a resolver problemas específicos, digamos un ecosistema tecnológico fuerte y valorado por la sociedad. Es aquí donde veo un rol clave de Conicet como institución, que lamentablemente, no está cumpliendo.
Pero hay otro ingrediente que brilla más aun por su ausencia: leyes bien pensadas que faciliten el marco legal adecuado para establecer a corto plazo un ecosistema emprendedor tecnológico agresivo y ambicioso. Mucho se ha hablado del tema, pero exiguos son los avances en la materia.
Para que quede claro: no estoy hablando de abandonar la ciencia básica, sino de fortalecer la actividad tecnológica. Puede no ser el mejor momento para lograr un aumento importante del presupuesto, pero si es posible diseñar e implementar acciones concretas que permitan revertir parcialmente (al menos) las tendencias que se han mencionado, y sin mayores costos ni recursos adicionales.
Hay ejemplos que muestran con claridad que esta posibilidad existe, sin desmedro de que se continúe con un sistema científico capaz de aportar conocimiento de calidad en el contexto internacional.
* Prof. Dr. de la Famaf, Universidad Nacional de Córdoba. Instituto de Física Enrique Gaviola, Conicet
Es falso que no existen leyes. Las leyes están y existen desde tiempos similares con otras sociedades.
El tema es que las que estan reglamentadas (23877) no se cumplen y existen otras de potencial (financiamiento, federalismo, puesta en valor, etc etc) que no están reglamentadas en su totalidad (Ley Marco de Ciencia y Técnica)
El desafío y la novedad es cumplir las leyes!!! No refundar o recrear!!
El texto dice leyes bien pensadas que faciliten un marco legal adecuado….Lo que hay no esta funcionando, por las razones que sean.
Es falso que no existen leyes. Las leyes están y existen en tiempos desde tiempos similares con otras sociedades.
El tema es que las que estan reglamentas (23877) no se cumplen o no está reglamentadas en su totalidad (Ley Marco de Ciencia y Técnica)
El desafío y la novedad es cumplir las leyes!!! No refundar o recrear!!
Mientras el CONICET no entienda q no se puede investigar con agenda foranea, la cultura del paper vacuo no cambiara. Necesitamos una agenda nacional y regional y generar los medios y vehiculos para llevarla adelante. Si se sigue buscando como unico objetivo publicar en PlosOne o en los 5 mil journals de Springer Verlag, q juego estamos haciendo?