ESCUCHARPor Federico G. Bordese (*)
Desde su fundación, el 8 de agosto de 2008, el Archivo Fotográfico de Córdoba (AFC) ha recorrido un largo trayecto, archivando y catalogando toda imagen adquirida por donación de particulares o por compra. Intentando también cumplir el objetivo de realizar documentos fotográficos para el resguardo, con la finalidad de disponer imágenes para consultas gratuitas del público en general.
En 1948 ya se había intentado hacer una entidad parecida para resguardar las imágenes, con un proyecto presentado por mi afectivo amigo personal Efraín U. Bischoff (1912 – 2013), doctor Honoris Causa en 2003, pero finalmente la idea quedó olvidada.
El 10 de noviembre de 2010 se creó la Revista AFC, que redacta artículos de investigación con uso de imágenes. Su elaboración es de carácter digital aunque también se suele imprimir en papel para destinarlas a bibliotecas.
Como todo archivo, los documentos que obtiene el AFC reciben cuidados, tratamientos y restauraciones aunque todas corresponden a imágenes y no documentos escritos. De allí su diferencia.
El de la ciudad de Córdoba fue el primer archivo fotográfico creado formalmente como entidad propia. E incluso hemos asesorado al Archivo General de la Nación, al Departamento Fotográfico, al Archivo de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y a muchas otras entidades. El 8 de agosto de 2016 se realizó una ponencia en la Facultad de Filosofía – Universidad Nacional de Córdoba, con el título: “La necesidad de un Archivo Fotográfico de Córdoba”. En ella se hizo hincapié en el tema de la fotografía como documento de archivo y en su importancia en la preservación de la memoria histórica, constituyéndose como uno de los patrimonios documentales que más amplia difusión han tenido y que conforma la memoria visual de una comunidad.
Históricamente el interés en las fotografía, como parte del patrimonio, tiene como iniciación el Archivo Público de Canadá, que se estableció en 1908, el primer archivo nacional de fotografías. Sin embargo, el primer programa sistemático de recolección fue emitido por la Unión Soviética en 1926, cuando el Consejo de los Comisarios del Pueblo ordenó que se depositaran en el archivo central todas las imágenes que guardaban relación con la Revolución de Octubre.
En Inglaterra, el Museo Imperial de la Guerra había realizado el depositario oficial de las fotografías correspondientes a la Primera Guerra Mundial en 1917. En tanto, Francia no comenzó a adquirir fotografías hasta el año 1941, mientras que la Biblioteca de Washington, que es considerada el mayor repositorio del mundo de fotografías históricas, no reconoció “la importancia del acopio activo de fotografías como documentos de la vida de Norteamérica” hasta el decenio de 1940.
En Argentina se organizó el Archivo Gráfico de la Nación el 28 de diciembre de 1939, por decreto Nº 52436: “Que a los efectos de conservar la documentación de los acontecimientos de carácter oficial o social, que atañen a la vida o historia del país, conviene aprovechar los procedimientos modernos de la cinematografía que permiten mantener el recuerdo fiel de ellos, en forma gráfica y aun sonora de sucesos que en el tiempo adquieren gran importancia”.
En el párrafo se hace mención de conservar sólo la cinematografía, aunque con el tiempo se irían incorporando fotografías generalmente producidas para la Revista Cara y Caretas, hasta la década de 1950 cuando el área pasó a ser una división o departamento Fotográfico, siendo éste una dependencia del archivo. La AFC es dependiente de toda entidad municipal y provincial, recibe el apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación Argentina y de otras entidades privadas.
El archivo busca promover la vida cotidiana, el progreso edilicio y el desarrollo cultural y social para la conservación, difusión y reconocimiento de la memoria municipal y provincial.
(*) Director General del Archivo Fotográfico de Córdoba – Miembro de la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía
