La semana pasada fue presentado un proyecto de ley con el fin de que no prescriban las diferentes modalidades de abuso sexual infantil. Busca que el Estado garantice a las víctimas, independientemente de la edad que tengan al denunciar o al solicitar asistencia, el abordaje integral del tema.
Por Lorena Matzen (*)
El abuso sexual en la infancia y cualesquiera de las diferentes manifestaciones en que se produce este delito constituyen la más monstruosa de las violencias ejercidas contra la infancia, un acto cometido por el adulto contra los niños, niñas y adolescentes, basado en una relación de poder y de confianza que le posibilita cometer tan terribles delitos. Todas las situaciones imaginables que pudieren atravesar los niños y niñas que son abusados, sus consecuencias y sus efectos, se ven agravados cuando ese abuso es cometido por personas allegadas.
Se estima que más de 80 por ciento de los abusos sexuales de niños ocurren en el seno de la familia.
El proyecto de ley sobre imprescriptibilidad de los delitos sexuales busca dar respuesta a las víctimas. El dolor no tiene plazo, necesitamos que haya garantía de acceso a la justicia. La culpa, la vergüenza y la amnesia defensiva que se causa en las víctimas hace que muchas veces nunca se logre hablar. Es tan fuerte la necesidad de borrar lo sucedido, que la posibilidad de llevar adelante una denuncia puede llevar años. Muchas veces la sociedad descree y esto lo hace aún más grave. Debemos buscar mecanismos que protejan a la víctima y se imparta justicia.
El proyecto presentado intenta garantizar un abordaje y asistencia inmediata, accesible y efectiva a los damnificados cuando toman la difícil decisión de denunciar. El Estado tiene la obligación de garantizar a las víctimas el abordaje integral adecuado al caso antes, durante y posterior al proceso judicial: información y asesoramiento; patrocinio legal gratuito; facilitación y acompañamiento; tratamiento psicológico y asistencia económica.
Avances
Ha habido importantes avances en lo legislativo. El más importante de los últimos tiempos es que sean de orden público. La posibilidad de que cualquier persona pueda denunciar habilita a que todos nos comprometamos a cuidar la infancia. Ello hará una mejor sociedad futura porque está ahí, en los niños, niñas y adolescentes, la sociedad que queremos ser.
Imprescriptibilidad, porque el dolor no tiene plazo y la única forma de obtener paz interna para las víctimas es que los abusadores sean condenados.