lunes 4, noviembre 2024
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Día Mundial contra la Hepatitis

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Según los datos obtenidos en la encuesta “Hepatitis C: El camino a la cura”, realizada por la Asociación Buena Vida, auspiciada por la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE) y el Programa Nacional de Hepatitis Virales, del Ministerio de Salud, esta enfermedad -causa número uno de trasplante hepático en el país- afecta a cerca de 200.000 argentinos. Se considera que cinco de cada 10 personas con hepatitis C no saben que la padecen, por ello sólo una minoría puede alcanzar la cura.

También, seis de cada 10 encuestados desconocían cuándo o cómo contrajeron el virus. A quienes sí sabían, se les consultó sobre el tiempo que había transcurrido entre el contagio y el diagnóstico, lo que dio como resultado que 55,6% de los pacientes tardó más de una década en saberlo, y 17,2% entre cinco y 10 años.

La hepatitis C se transmite a través de la sangre al compartir agujas, jeringas, canutos o elementos cortopunzantes con personas infectadas; al hacerse un tatuaje o piercing con material no descartable o indebidamente esterilizado, o al tener relaciones sexuales sin preservativo u otro método de barrera.

Al respecto, Manuel Mendizábal, médico hepatólogo y secretario de la Comisión Directiva de la SAHE, afirmó que “este virus progresa y daña lentamente”. 

El análisis de sangre para detectar esta enfermedad es sencillo y económico, pero muchas veces no se solicita entre los estudios de rutina, como se hace con el nivel de colesterol o de glucemia. “Cuando uno va a hacerse un chequeo, puede pedírselo al médico. Al menos una vez en la vida, para evitar complicaciones a futuro”, destacó Mendizábal.

A partir de 2015, existen drogas antivirales altamente efectivas, que curan más de 95% de los casos.

Son tratamientos muy seguros, no invasivos y sin efectos adversos. Se trata de pastillas que se toman durante 8 a 12 semanas, que erradican completamente el virus.

A estos nuevos tratamientos se suma el hecho de que, desde el año pasado, se garantiza la cobertura universal a cualquier paciente con hepatitis, que tenga una carga viral positiva.


La hepatitis no puede esperar

Por Paolo Balladelli (*)

Las hepatitis virales son una de las enfermedades infecciosas que representan mayor carga de enfermedad y mortalidad en el mundo, por lo que constituyen una clara amenaza para la salud pública.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las hepatitis B y C causan anualmente tres millones de infecciones nuevas y poco más de un millón de muertes. En la región de las Américas, cada año hay 10.000 nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B, que podría estar causando hasta 23.000 muertes anuales; y 67.000 nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C, que podría estar causando hasta 84.000 muertes anuales.

Esta problemática se agrava por el desconocimiento del diagnóstico. En la región, sólo en 18% de las personas con hepatitis B crónica la infección llega a diagnosticarse, y apenas 3% recibe tratamiento; y la infección se diagnostica solamente en 22% de las personas con hepatitis C crónica, y de ellas 18% recibe tratamiento.

En Argentina, se estima que la mitad de las personas con hepatitis C no está diagnosticada. Un diagnóstico temprano mediante una extracción de sangre permite a las personas realizar el tratamiento adecuado, que en 95% de los casos elimina el virus y evita enfermedad crónica y muerte por esta causa.

Junto al diagnóstico y tratamiento, también es necesaria la vacunación. Desde que se introdujo la vacuna contra la hepatitis A al calendario nacional en la Argentina, se redujo drásticamente el número de casos y disminuyeron a cero los trasplantes pediátricos por falla hepática fulminante debido a esta enfermedad. Es necesario que todas las personas se vacunen contra la hepatitis A y B, y se realicen por lo menos una vez en la vida un test para la detección de hepatitis C.

Es urgente trabajar para erradicar la hepatitis como una amenaza para la salud pública para el año 2030, acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, deteniendo su transmisión y acelerando la reducción de las infecciones crónicas y muertes a causa de esta enfermedad. La carrera hacia la eliminación de la hepatitis viral para 2030 atraviesa un momento crucial: si perdemos el rumbo ahora, el progreso entrará en una fase de meseta y hay riesgo de recrudecimiento.

El éxito de la eliminación pasa por ampliar las cinco intervenciones claves, que incluye la vacunación contra la hepatitis B; la reducción de daños; la seguridad de las inyecciones y de la sangre; el diagnóstico y pruebas analíticas; y el tratamiento y atención. Esto sólo es posible mediante el fortalecimiento de los servicios de salud pública sostenidos a nivel subnacional y nacional.

Es por ello que este año el lema del Día Mundial contra la Hepatitis, que tiene lugar cada 28 de julio, es “La hepatitis no puede esperar”. Las personas con hepatitis, con o sin diagnóstico, no pueden esperar: necesitan una respuesta.

(*) Representante interino de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Argentina.


La hepatitis en la Argentina: hallazgos y desafíos

Por Manuel Mendizabal y Marcelo Silva (*)

La hepatitis es una inflamación del hígado causada comúnmente por una infección por alguno de los cinco virus principales, denominados como tipos A, B, C, D y E. El Día Mundial de las Hepatitis es una oportunidad para la educación y una mayor comprensión de la enfermedad como un problema mundial de salud pública, y para fortalecer las medidas de prevención y control.

Las hepatitis son una de las enfermedades infecciosas más frecuentes y de consecuencias graves a la salud mundial; anualmente se les atribuyen alrededor de un millón de muertes. En conjunto, las hepatitis B (VHB) y C (VHC) son la principal causa de cáncer de hígado en el mundo.

Las hepatitis A y E suelen estar causadas por la ingestión de alimentos o agua contaminada. Las del tipo B, C y D, por lo general, se producen como resultado del contacto directo con fluidos corporales infectados. Los modos de transmisión de estos virus incluyen el uso de drogas inyectables, la recepción de hemoderivados contaminados o los procedimientos médicos invasivos con equipos contaminados. La hepatitis B ocurre también por contacto sexual, vía de contagio principal, o por la transmisión de la madre al recién nacido.

En la Unidad de Hígado y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Austral nos hemos comprometido a estudiar y analizar mejor el impacto de las hepatitis virales en Argentina y en Latinoamérica.

En un primer estudio realizado con el Instituto Nacional Central Único de Ablación e Implante (Incucai), analizamos la evolución de los pacientes inscriptos en lista de trasplante hepático por presentar falla hepática fulminante. Entre los hallazgos más relevantes, encontramos que la infección aguda por VHB es la tercera causa de falla hepática fulminante en nuestro país (Annals of Hepatology, 2019). A su vez, descubrimos que la VHB aguda es la principal causa de hepatitis aguda en el AMBA; representa 25% de los casos (Journal of Clinical Virology, 2020). Estos resultados son alarmantes y refuerzan el concepto sobre la importancia de concientizar y vacunar a la población adulta.

En el caso del VHC, su infección aguda raramente produce síntomas. Por lo tanto, su diagnóstico suele realizarse en algún examen médico general o cuando la enfermedad hepática se encuentra avanzada y produce síntomas. Los análisis preliminares de un estudio que coordinamos junto a la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH), demuestran que uno de cada cuatro pacientes ya diagnosticados con VHC se encuentran sin un seguimiento clínico adecuado. Esto es de suma importancia, ya que actualmente contamos con antivirales muy efectivos para curar la enfermedad que evitarían la progresión a cirrosis y/o cáncer de hígado, así como disminuiría su transmisión intercomunitaria. Los resultados finales serán presentados en el próximo Congreso Argentino de Hepatología y en el Congreso Americano de Hígado.

El Día Mundial de la Hepatitis nos tiene que servir de estímulo para aumentar la concientización, fortalecer la vigilancia de estas infecciones, mejorar las herramientas de prevención -en especial la inmunización- y promover la detección, diagnóstico y tratamiento.

(*) Médicos de la Unidad de Hígado y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Austral.

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