ESCUCHAREl movimiento antibélico, heredero de las tradiciones de los resistentes de la década del 60, a pesar de las presiones de los gobiernos y de la industria armamentista, alza sus tribunas para denunciar la participación de Estados, partidos políticos, credos religiosos, fabricantes y exportadores de armas, en la gesta y desarrollo de los conflictos bélicos que se multiplican por doquier en los cinco los continentes.
Levanta así las banderas de la objeción de conciencia frente al servicio militar y del rechazo a la militarización de la sociedad. Centra esfuerzos en sumar recursos para impedir guerras o su desarrollo, atento a la experiencia histórica que demuestra que las intervenciones militares nunca resuelven los conflictos sino que los agravan.
Suman a la devastación, violaciones masivas de mujeres y niños, esterilizaciones forzadas, desplazamiento de millones de refugiados quienes, por lo general, terminan sus días en campamentos regenteados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) u organizaciones humanitarias como la Cruz Roja Internacional.
Rechazan de plano la “doctrina Bush”, que justifica la “guerra preventiva” -violatoria in totum de la Carta de las Naciones Unidas y de la doctrina de la Corte Internacional de Justicia- contra la amenaza potencial causada por “Estados delincuentes” con armas de destrucción masiva.
Por ello insisten en que deben imaginarse nuevos escenarios y crear nuevos instrumentos “ante los conflictos bélicos (que) requieren expertos en mediación, organizaciones especializadas en tareas humanitarias, entidades que se dediquen a la cooperación para el desarrollo y el impulso de un diálogo intercultural real” (Prat Carvajal, Enric, Trayectoria y efectos del movimiento pacifista, en Mientras Tanto, N° 91-92)
Este “combate” por la paz -más allá de las manifestaciones callejeras, las Brigadas Internacionales de Paz, las campañas de apoyo a los desertores de las guerras, campañas de insumisión, etcétera- necesita de la contribución comprometida de cada ciudadano frente a la guerra para exigir a sus representantes, en cada gobierno, que eliminen los gastos militares de la gestión presupuestaria de los Estados.
Dicho esto, es tiempo de acercar nuestro microscopio al núcleo central de este nuestro encuentro semanal, que busca descorrer los velos sobre el rol que cumple la Unión Europea (UE) como proveedora de armamentos.
Ella ha sido, y es, la mayor proveedora de armas en el conflicto árabe-israelí. Bastaría revisar los catálogos de cualquier armería para cotejar los diseños de los misiles y bombas que se utilizaron en la Franja de Gaza en los once días más brutales de mayo de 2021, que culminaron con cerca de 300 muertos entre palestinos e israelíes.
Otro de los mercados que disputó la vieja Europa fue el de Yemen. Escenario de una guerra civil impiadosa que transita su octavo año y que ha puesto al borde del exterminio a los 20 millones de habitantes de ese país, un modelo de Estado fallido.
Guerra que dio comienzo el 25 de marzo de 2015 cuando una coalición internacional dirigida por Arabia Saudita bombardeó al grupo armado de los hutíes, en Yemen, para lo cual utilizaron aviones de guerra, bombas y proyectiles que le proveyeron Estados Unidos, el Reino Unido de Gran Bretaña, España y Canadá.
El Centre Delàs d’Estudis per la Pau y la Escola de Cultura de Pau han renovado su informe “Comercio de armas y conflictos. Análisis de las exportaciones europeas a países en situación de tensión”, en el que se analizan 20 países que se encuentran entre los primeros 50 receptores de armas procedentes de países de la UE, que son escenario de situaciones de tensión.
Mediante estos informes, el Centre Delàs d’Estudis per la Pau y la Escola de Cultura de Pau quieren contribuir a fomentar el debate público y social sobre el papel que tienen las exportaciones europeas de armas en los conflictos armados y políticos que ocurren en la actualidad en diferentes regiones del mundo.
Al mismo tiempo, estos informes son herramientas que pretenden fortalecer los compromisos políticos españoles y europeos con el control, la reducción y la eliminación de las exportaciones de armas a los países en conflicto armado o tensión sociopolítica.
En sus conclusiones, este recomendable estudio establece:
1. Veinte de los 50 principales países importadores de armas procedentes de la UE se encontraban en situación de tensión sociopolítica en el año 2015 (Marruecos, Nigeria, México, Perú, Corea del Sur, China, India, Indonesia, Japón, Pakistán, Tailandia, Uzbekistán, Azerbaiyán, Rusia, Serbia, Arabia Saudita, Egipto, Irak, Israel y Líbano).
Estos 20 países eran escenario de 29 situaciones de tensión diferenciadas, algunas de ellas con carácter internacional.
2. Tres de los cinco primeros exportadores de armas procedentes de países de la UE eran escenario de tensiones durante 2015: Arabia Saudita, Egipto e India, siendo Arabia Saudita el principal destino de las armas europeas.
3. Los países de la UE de los que procedía la mayor parte de las exportaciones de armas a países en situación de tensión durante 2015, fueron Francia, España, Reino Unido, Bélgica, Italia, Países Bajos, Alemania, Suecia, Austria, Bulgaria, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Portugal y Rumania.
4. Nueve de las 18 tensiones de alta intensidad en 2015 ocurrieron en países que se encuentran entre los 50 principales receptores de armas procedentes de la UE: Nigeria, India (Manipur e India-Pakistán), Pakistán, Azerbaiyán, Rusia,
Egipto, Israel y Líbano.
5. Nueve países en situación de tensión eran también escenario de conflictos armados activos en el año 2015 (Nigeria, China, India, Pakistán, Tailandia, Rusia, Egipto, Irak e Israel), lo que representa un total de 12 conflictos armados, por lo que la situación en estos países era de especial gravedad en términos de impactos de la violencia.
6. Varios países en situación de tensión importadores de armas de la UE están entre los países con mayor número de población desplazada interna en 2015, como Irak, Nigeria y Pakistán.
7. Siete de las tensiones sociopolíticas que ocurrían en países que se encuentran entre los 50 principales destinos de las armas que exportan países de la UE tuvieron lugar en países con discriminación de género alta o muy alta, de acuerdo con el índice SIGI de la OCDE (Nigeria, India, Pakistán, Azerbaiyán, Egipto, Irak, Líbano).
Otras investigaciones independientes aseveran que Italia, Bélgica, Francia y España se encuentran entre los países europeos que han favorecido las exportaciones a Arabia Saudita. Exportaciones que muchas veces aparecieron enmascaradas o trianguladas para evadir controles aduaneros o de las patrullas marinas en aguas jurisdiccionales.
Así fue que, presionados por los activistas contra la guerra y el periodismo de investigación, Alemania, Italia y Bélgica han detenido o restringido sus exportaciones a Riad. Conducta que ha sido imitada por Dinamarca, Finlandia, Grecia y los Países Bajos, y resistida por Francia, el primer exportador de armas de la UE y tercero del mundo.
Francesco Vignarca, miembro de Rete Italiana Pace e Disarmo de la Rede, enjuicia el doble rasero moral de la UE, al decir: “Como europeos, nos escandalizamos de que algunos países no sean capaces de encontrar la paz. Pero, ¿quién suministra los medios que estos países utilizan para la guerra? Nosotros”.
No solamente las armas italianas acaban allí. Las pruebas de la presencia de armamento europeo en Yemen están bien documentadas en los videos del proyecto de periodismo de investigación “Lighthouse Reports”.
Junto a Italia, también Bélgica, Alemania, Francia y España se encuentran entre los países europeos que han permitido las exportaciones a Arabia Saudita. Presionados por los activistas contra la guerra, Alemania, Bélgica e Italia han detenido o restringido, recientemente, sus exportaciones a Riad (al igual que Dinamarca, Finlandia, Grecia y Holanda). No así Francia, el primer exportador de armas de la UE y tercero del mundo.
