Por Silvia Liliana Barcelo y Diana Valor *
Continuando con el propósito de ampliar la observación como operadores del sistema de mediación desde la perspectiva Jurídico-Sistémica, describimos un caso.
Al convocar a las partes a ingresar a la sala de audiencia, advertimos que un servicio de emergencias médicas asistía a una persona mayor. Al llamar a las partes, dos jóvenes se acercan rápidamente, se identifican y ante la pregunta de si la requirente se había presentado, ambos señalaron a la persona que estaba siendo asistida, que era su madre. En tal situación, decidimos comenzar con una reunión privada.
Las manifestaciones de los jóvenes en la sala fueron de mucho dolor y queja por esa mujer, María, su madre. Hacían hincapié en los numerosos sucesos que debían atravesar por la enfermedad mental que ella sufría. Tenía diagnóstico de esquizofrenia y era imposible seguir conviviendo con ella en el mismo lugar. Luego de chequear los antecedentes, preguntamos: “¿Si pudiéramos cambiar esta realidad, cómo se imaginan que podría ser en adelante?” Respondieron al unísono: “Ella internada como debe ser, asistida en una institución, y nosotros llevando una vida normal en esa casa”. Con esta base buscamos alternativas, no quedando muchas más que el retiro de los hijos de la vivienda. Se organizarían las visitas y una asistencia terapéutica a cargo de terceros.
Luego recibimos en privado a María. Por un instante nuestra observación estuvo dirigida a ver cómo nos despojábamos de cualquier pensamiento que nos llevara a un punto de resistencia con quien teníamos delante: una señora con un atuendo colorido y el cabello un tanto desordenado, que con mirada penetrante y vivaz se sentó frente a nosotras: “Soy María -dijo-,madre de esos jóvenes que sólo quieren mi internación; porque tengo un diagnóstico de esquizofrenia, la cual está bastante controlada”.
La señora hizo un relato sintético, elaborando conclusiones muy acertadas y poniendo en claro por qué estaba en mediación. “Sólo quiero garantizar que la vivienda que tanto me costó conseguir no se pierda por una maniobra en mi contra de mis hijos”. La casa le fue otorgada por el IPV cuando ejercía como docente especial. Ella entendía perfectamente la necesidad de sus hijos de sacarla de allí, ya que era difícil la convivencia entre personas que no se dirigían la palabra. Pero manifestó que si ella accedía a retirarse, la vivienda estaba en riesgo, por lo que debían conversar y decidir qué hacer.
Después del relato, comenzamos las preguntas para verificar información y abordar el “gran tema”: la internación voluntaria. Ella relató una serie de acontecimientos en los que pudo refugiarse del desborde de sí misma, pero que después de cada internación veía las secuelas y el deterioro de su persona. Sólo ofrecía conversar sobre el manejo de la casa frente al IPV. Sabía que podían perderla y no quería, ya que no podría ir a ningún otro lugar luego de posibles internaciones futuras. Mientras la escuchábamos pensamos en esos ojos que vieron mucho dolor, en esa voz firme de quien acepta situaciones extremas como las de una enfermedad crónica y sus consecuencias a nivel relacional.
Ello nos hizo regresar a nuestro rol, a la tarea de ayudar a desplegar posibilidades entre esas tres partes de un sistema familiar que ya había transitado un largo recorrido. Este ejercicio de observación “sistémica” de los conflictos lleva a favorecer esos momentos que parecen nudos ciegos en las relaciones. Mirando el conflicto como un espacio de superación. Integrando lo que aún no se pudo integrar. Dejando de lado lo que impide estar mejor. Pero esta observación exige del mediador que no encuentre resistencias internas con lo que ve, ya que ellas serian sólo un obstáculo para la solución.
Como conclusión consideramos que lo que es diferente en un instante crea una resistencia que puede ser vaciada por una decisión y sostenida por el pensamiento: “Yo no soy mejor que tú”, “Yo soy igual a ti”. Esta idea en el mediador promoverá un espacio ampliado que permitirá ir hacia un lugar más favorable para todos. Basada en las interactuaciones que se producen en el proceso de mediación dentro de un sistema familiar, desde la fenomenología sistémica se busca transformarlas para encontrar la solución de cada caso en ese espacio superador.