ESCUCHARPor Sergio Castelli* y María Constanza Leiva**
Si hay algo en estos últimos tiempos que está generando furor, son las series. Y es que el modo de entretenerse con la pantalla chica ha cambiado. Netflix ha llegado a la vida de todos para quedarse por un largo rato.
Entre los grandes éxitos que ha difundido, está la española La Casa de Papel y su historia, que gira en torno a un asalto de varios días, previamente preparado por “El Profesor”, contra la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El hurto, llevado a cabo por un equipo de ocho personas con distintas habilidades y sin nada que perder, los llamativos nombres de los personajes y la canción que entonan orgullosamente los miembros del equipo de asalto, fueron furor.
Pero lo que más tiempo perduró en el recuerdo de los televidentes fueron, sin lugar a dudas, los atuendos que lucen durante toda la serie: un mameluco rojo y las llamativas máscaras –con una caricatura de Dalí- que llevan para cubrir sus rostros y los de los rehenes.
Todo esto no sólo llamó la atención de los televidentes sino también de la Fundación Gala Dalí –entidad cultural privada creada por el propio Dalí en 1983 para promocionar, divulgar, prestigiar, proteger y defender la obra artística, cultural e intelectual del pintor-. Esa entidad puso a sus servicios jurídicos a controlar la utilización del legado e imagen del afamado artista, ya que sin siquiera soñarlo jamás, se posicionó como protagonista de uno de los robos más famosos del mundo. Ello porque La Casa de Papel se convirtió en la ficción de habla no inglesa más vista de la historia de la plataforma digital Netflix y obtuvo premios como el Emmy Internacional de 2018 en la categoría Drama. Además ya se está grabando una tercera temporada de la serie que llegaría a la pantalla en el transcurso de este año.
“Estamos en vías de regularizar los usos del derecho de imagen de Salvador Dalí”, aseguraron fuentes de la entidad a la prensa. Y no sólo tiene que temer la productora de la serie, sino también todos aquellos que arrasaron en ventas con la caretas de Dalí en carnavales, Halloween y fiestas de cumpleaños.
Pese a que la fundación asegura tener asignada la gestión en exclusiva de los derechos inmateriales derivados de la obra y de la persona de Salvador Dalí, afirmó a la prensa que no se trata tan sólo de una cuestión económica sino de que cualquier persona que desee ejercer o explotar alguno de estos derechos debe contar con la autorización previa de la fundación. “Y si la fundación tiene conocimiento de que estos derechos se han vulnerado, se intenta reconducir la situación, exigiendo que se regularicen los usos no autorizados”, se afirmó.
Por su lado, Atresmedia, la productora de la serie, aseguró que la fundación no le ha enviado ningún requerimiento y sostiene que “la máscara es un diseño que recuerda a Salvador Dalí, pero un bigote así lo puede llevar cualquiera, aunque Dalí lo popularizase”.
Y más allá de que aseguran por todos los medios que se trata de una caricatura y que su diseño no es necesariamente representativo de la imagen del pintor, lo cierto es que en el serie se lo menciona en varias oportunidades e incluso en el primer capítulo los miembros del equipo se preguntan sobre el por qué de la máscara. Y uno de ellos aclara que la cara de la máscara es Dalí.
* Agente de la Propiedad Industrial
** Abogada
