Por Fernando Passarelli
Antes que nada, primero es importante contar cuál es el concepto de lo que entendemos por Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Es un enfoque integral de gestión empresarial basado en asumir la responsabilidad por los impactos que nuestra empresa intercambia con sus partes interesadas.
Bajo esta mirada, la RSE no sería algo que se agrega a lo que ya se está haciendo sino más bien una oportunidad para repensar el negocio y definir pautas de gestión alineadas con lo social y lo ambiental.
Una vez comprendido esto, la pregunta podría ser “¿tienen la oportunidad de sobrevivir las pymes, si no adoptan un enfoque que contemple nuevas estrategias para nuevas variables que afectarán de manera decisiva su negocio?” o bien “¿por qué me eligen mis públicos clave y por qué me seguirán eligiendo?”. Este interrogante podría ser un punto de partida.
Colaboradores con expectativas de realizarse en su desarrollo personal y profesional, consumidores con nuevas exigencias, clientes de grandes empresas con estándares a cumplir cada vez más elevados y normas jurídicas que incrementan el desafío de su cumplimiento son algunas de las variables que las empresas necesitan gestionar de manera preventiva y prospectiva, ya que “en los negocios las sorpresas y los conflictos siempre encarecen la operación”.
Por ello, algunos de los estímulos que las pymes pueden tomar en cuenta a la hora de adoptar planes de RSE, podrían ser:
• Mejorar la gestión empresarial e incrementar la potencialidad de ganar y retener grandes clientes por medio de productos y/o procesos diferenciados.
• Identificar y retener colaboradores talentosos y comprometidos.
• Mejorar la productividad mediante un mejor clima laboral.
• Captar consumidores que exigen buenos productos de empresas responsables.
• Mejorar el nivel de cumplimiento normativo reduciendo riesgos de multas y juicios.
– Optimizar el uso de recursos, ahorrando consumos por medio de planes ambientales.
• Gestionar vínculos con aliados clave, para identificar oportunidades y riesgos, promover mejoras y generar sinergias.
• Articular acciones con empresas colegas con las que se comparten valores para el desarrollo de acciones conjuntas.
Parte de las destrezas y capacidades de un buen liderazgo radica en la habilidad de adaptarse eficientemente a entornos altamente cambiantes y las pymes en esto tienen una clara ventaja en comparación con empresas de grandes estructuras que, por definición, son lentas a la hora de implementar cambios.
Nunca será el momento apropiado para priorizar cambios estratégicos, pero el cortoplacismo no debería ser el árbol que tapa el bosque de la sustentabilidad, porque es allí, en la sustentabilidad, donde se encuentran los frutos a ser cosechados.
Coordinador de Valor RSE+Competitividad de AMIA/BID/Fomins.