La pandemia que azota al mundo ha planteado problemas en muchos aspectos, uno de ellos es sin dudas, el desabastecimiento que sufre el sistema sanitario de muchos países, principalmente de aquellos que como el nuestro, han subestimado los problemas de salud de la población, priorizando aportes a otros sectores.
Pero lo cierto es que históricamente, las crisis motivan a los inventores, para obtener soluciones aprovechando los recursos al alcance de la mano.
En Israel, donde se encuentran en la exasperada búsqueda de respiradores para atender a pacientes victimas del covid-19, un grupo de inventores dirigido por el jefe de tecnología de la unidad electrónica de la Fuerza Armada David Alkaher, propusieron una solución, un respirador de código abierto de puede ser construido en casa y a un bajo costo: el AmboVent.
El dispositivo se basa en componentes simples, como motores de limpiaparabrisas, lo que no solo reduce el costo de producción, sino que permite su fabricación en épocas donde existe una gran dificultad para conseguir respiradores de cualquier tipo, poniendo a los centros médicos en la horrorosa obligación de decidir a qué paciente atender.
Entre otra de las iniciativas, encontramos el dispositivo “E-Vent” del Instituto Tecnológico de Massachusetts y el “Pandemic Ventilator Project”.
Resulta evidente que resolver esta necesidad es crucial para evitar el avance de la enfermedad, y hay países que cuentan con poquísimos dispositivos.
Desafortunadamente la situación de necesidad también envuelve a nuestro país, donde los respiradores son pocos, pero ello ha motivado a un taller de amortiguadores localizado en la ciudad de Río Tercero –a cargo de Abelardo Oviedo y Mauro Provenziani–, donde nos enorgullece dar a conocer que están trabajando en la fabricación de al menos diez cicladores artificiales que luego serán aportados al sistema de salud de la ciudad con la función de suministrar oxígeno a los pacientes.
Según trascendió se trataría de “una fuente que alimenta a un motor de limpiaparabrisas de un vehículo, transmitido por un piñón, corona y cadena de moto de 110 cilindradas, que transmite el movimiento a un cilindro de PVC, que es un caño, con tapas y válvulas”.
El intendente riotercerense, Marcos Ferrer, detalló que en la reunión realizada entre clínicas, especialistas en respiradores artificiales, autoridades del Hospital Regional, representantes de instituciones y empresarios, se aclaró que este ciclador “no cumple la función de un respirador artificial sino que es para pacientes con faltante de oxígeno, y en el extremo de que esté saturado el sistema, y su uso dependerá que cada médico”, por lo que desde el área de salud confirmaron que será utilizado en situación de emergencia en la que no exista acceso a un respirador, con la intención de posibilidad de adquirir nuevos.
En este marco, el doctor Juan Pablo Peirone, cardiólogo de la ciudad, quien ha hecho valiosos aportes en lo relativo al funcionamiento médico de dicho dispositivo, expresó que este desarrollo doméstico puede ser una alternativa ante una emergencia: “La capacidad de respuesta con 20 respiradores puede no ser suficiente, por eso sirve un ciclador, para conocer la cantidad de oxígeno, el volumen, la frecuencia y porque se le puede adaptar la PEP, que es la presión espiratoria positiva”, precisó.
El costo está calculado en unos ocho mil pesos cada uno, por lo que llegado a una situación límite se podrían fabricar cinco por día a través de este taller. Los que accedieron a conocer el desarrollo, valoraron la inquietud y el gesto desinteresado de Oviedo y de Provenziani, gesto sin dudas digno de admiración y replica.
* Agente de la propiedad industrial ** Abogada