Kim Jong-un, el omnipotente líder supremo de Corea del Norte, sorprendió a más de diez mil delegados y funcionarios asistentes al VIII Congreso del Partido del Trabajo un extraño partido único de corte marxista y teocrático-, al reconocer que sus planes económicos y políticos del último quinquenio habían fracasado, razón por la cual pedía disculpas a la población, mientras un frío de muerte recorría la espalda de cada uno de los integrantes del gabinete. A partir de ese momento, imaginaron sus sensaciones si deberían enfrentar un pelotón de fusilamiento.
En octubre de 2020, durante un gran desfile militar, en Pyongyang, el líder supremo -hijo dilecto de los dioses, según la propaganda oficialista- señaló que las metas que había establecido alcanzar en 2020 se diluyeron al priorizar la política internacional y el enfrentamiento militar con Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y Filipinas, entre otros países, frente a la economía.
Por esa razón, explican algunos académicos especializados en problemas coreanos, se han reforzado las fuerzas armadas y lubricado el sistema de espionaje interno. Cuestión que en buen romance significa que los potenciales alzamientos populares serán reprimidos con dureza. La fórmula “pan o balas”, aseguran los expertos, está conformada por los extremos en que se debate la realidad norcoreana.
La situación económico-financiera de Corea del Norte es desesperante. Tiene cerrado el crédito internacional y la paciencia de China y de Rusia se agota. El retorno forzoso de millones de trabajadores que habían emigrado al territorio de la antigua URSS es un problema adicional que no estaba en los planes de nadie. Kim Jong-un, en tanto, mira preocupado hacia Pekín tratando de descubrir intentos de emulación del presidente Xi Jinping.
“La principal meta de Corea del Norte -había prometido a fines de 2014 el señor Kim- es el aumento del nivel de vida de la población”. Además, se trataba de obras encaminadas a la construcción de nuevas localidades en el campo. Corea del Norte tenía planes de crear nuevos centros de municipios. Hay razones internas y externas para el fracaso en la política económica. Dentro de éstas hay factores objetivos y subjetivos.
Esto creó una situación difícil para el país, que depende de las importaciones. Corea del Norte es incapaz de satisfacer las necesidades en cereales de su propia población. Sin el comercio exterior, es incapaz de adquirir artículos que necesita. Pero no sólo Pyongyang necesita cereales, su vecino del sur, Seúl, también adquiere cereales en grandes cantidades, recordó Kim.
Nadie comprendió la necesidad del líder supremo de referirse a la situación próspera de sus enemigos de siempre: “Es importante entender que Seúl tiene un superávit de balanza comercial, lo que le permite comprar grandes cantidades de cereales sin ningún problema, pero éste no es el caso de Corea del Norte. Pyongyang vio imposible seguir exportando carbón, dispositivos radioelectrónicos, oro y plata a causa de las sanciones, lo que influyó negativamente sobre su economía”, señaló.
La megalomanía del líder no tiene límites. El servicio exterior de su país, en vez de promover negocios que permitan alimentar a los 32 millones de norcoreanos, dedica sus esfuerzos a contratar a pintores y escultores famosos, para así abarrotar depósitos con las imágenes de Kim y su familia, que no encuentran aceptación como ornato de parques, paseos, museos y galerías de arte del mundo porque la mayoría de los países tiene complejas relaciones con Pyongyang.
¿Cómo no guardar distancia y denunciar a uno de los mayores genocidios en marcha en el mundo? Ocho miembros del Consejo de Seguridad de la ONU denunciaron –en diciembre de 2020- los enormes crímenes contra la humanidad que ocurren en ese país.
“La gravedad, escala y naturaleza de las violaciones de Corea del Norte revelan un estado sin igual en el mundo contemporáneo, y esos crímenes se cometen siguiendo las políticas establecidas al más alto nivel del Estado”, dijo en una intervención virtual el embajador de Alemania ante la ONU, Christoph Heusgen.
Las cifras espantan. En el momento del cierre de esta columna agonizan o mueren de hambre diariamente cerca de cien mil hombres, mujeres y niños, todos recluidos en campos de concentración, que reúnen –más allá de los antecedentes políticos reales o imaginarios- a los prisioneros que son capturados bajo “sistema de culpabilidad por asociación, que permite que se encarcele hasta tres generaciones de una misma familia, incluyendo niños, junto con los acusados”, que aplicaron, más allá de diferencias ideológicas, Francisco Franco y José Stalin.
Las cifras de contagiados y muertos por el covid19 espantan. Toda asistencia médico-sanitaria ha sido recluirlos en barrancones y no permitir que ninguna ONG humanitaria pueda asistirlos. Tan grave es la situación que preocupa a toda la comunidad internacional y, en especial, a China y Rusia, que fungen ante la comunidad internacional como tutores de un niño rebelde. Niño que pide a gritos ayuda pero que cuando ésta llega, desbarata el plan inicial.
Al tener en cuenta que las sanciones fueron introducidas por el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia -como está señalado- también hizo regresar a los trabajadores norcoreanos a su país de origen. Esto tuvo ciertos efectos negativos incluso para el Lejano Oriente ruso donde la mayoría de los norcoreanos trabajó.
Asimismo, a Corea del Norte se le están agotando las reservas petroleras, lo que produjo escasez en combustible. Esto también afectó en gran medida la economía del país porque lo necesita para tractores y otros vehículos agrarios. Había que hacer caso a la efectividad del trabajo y los indicadores económicos.
La pandemia del covid-19 también afectó la economía ya que el país tuvo que cerrar sus fronteras para evitar que el nuevo coronavirus se propagara a su territorio. Como consecuencia, se redujo considerablemente el comercio exterior del país. La influencia negativa de esta medida es obvia, precisó Kim.
Cabe, finalmente, preguntarse si con la administración demócrata se modificarán sus relaciones con Estados Unidos. En el congreso de marras Kim Jong-un calificó a Washington como “nuestro mayor enemigo”, y que estaba seguro de que las políticas estadounidenses hacia Pyongyang nunca cambiarán, más allá de quien gobierne desde la Casa Blanca.
Kim se dirigió a los presentes en la tercera jornada del mencionado octavo congreso, pocos días antes de que Joe Biden asuma el poder en la principal potencia del planeta. El líder norcoreano aseguró que si Estados Unidos dejara de lado la hostilidad, las relaciones entre ambos países podrían mejorar. Pero está seguro de que eso nunca ocurrirá.
“Nuestra política internacional debe centrarse y redirigirse en someter a Estados Unidos, nuestro mayor enemigo y principal obstáculo para nuestro desarrollo”, dijo Kim, según citas publicadas por la agencia oficial de noticias KCNA. También sostuvo que el nuevo plan económico de cinco años estará enfocado en lograr una economía independiente y autosuficiente porque ampliará las relaciones con “fuerzas antiimperialistas e independientes”, aunque no entregó más detalles. En el ámbito internacional, Corea del Norte mantiene relaciones cercanas con China y, en menor medida, con Rusia.
Pide mayor apoyo y dedicación a la investigación y desarrollo de armamento más sofisticado, así como consolidar nuevos avances en la expansión del arsenal nuclear del país, que el régimen considera esenciales para la seguridad del Estado. Las declaraciones se conocen un día después de que Kim mencionara la posibilidad de retomar las relaciones con Corea del Sur.