Por Fermín Bertossi (*)
“Lo pequeño es hermoso”
(Ernst F. Schumacher)
Las primeras elecciones municipales democráticas en la década de los años 80 inyectaron un aire de inauguración autonómica mediante comunas y municipios mancomunados, potenciando la cooperación interior y regional.
Nuestras comunas rurales y municipios del interior son Estados locales que, dado su status institucional como primer eslabón de la democracia, precedieron y preceden el Estado -tanto provincial como nacional- en su organización.
Los espacios institucionales estatales locales se caracterizan por su territorialidad, inmediatez y cercanía con el transcurso y devenir de la vida humana en modo vecinal, pero se identifican más propiamente con sus diarias satisfacciones de necesidades físicas primarias como de solicitud con adversidades y limitaciones.
También podríamos afirmar que reflejan, gestionan y sostienen el espacio más propio del vecino con sus desafíos inmediatos del hambre, del analfabetismo y la deserción escolar, de la salud, de la infraestructura y de los servicios públicos esenciales, del faltante de trabajo o de viviendas dignas. También exhiben satisfacciones o insatisfacciones de derechos y expectativas en términos educacionales vinculadas con una real igualdad de oportunidades en cuanto al progreso, adelanto y bienestar general para un palpable buen vivir local.
El origen de nuestras comunas y municipios se cimentó en la identidad e intercomunicación vecinal, desde las cuales se fomentaron activamente el arraigo, la integración, el respeto, la solidaridad y la complementación cooperativa entre sus vecinos.
Entonces, regenerar, transparentar y resignificar la política actual implica rescatar y multiplicar una cercanía nacional y provincial comprometida permanente e inmediata con las necesidades propias (múltiples y diversas) de los Estados y comunidades locales.
Sin dudas, el sistema democrático, republicano y federal será más vigoroso, creíble y satisfactivo cuando cada vecino municipal lo perciba y compruebe territorialmente cercano, institucionalmente amigable.
Obviamente, el municipio, cada municipio es mucho más que autonomía; es vívida cultura democrática directa; es trabajo, es producción, es industria, es población, es urbanización, es fraternidad, solidaridad y puesta en común; es singular e histórico cuidado del acervo axiológico e identitario patrio.
La importancia de cada Estado local también es arraigo e identidad, es pertenencia, es autogestión y acción vecinal, es acompañamiento del adulto mayor, es empatía y alteridad para alcanzar, mancomunadamente, los mejores logros de bien común mediante su autónoma administración comunal.
Consecuentemente, el adelanto, progreso y bienestar de los Estados comunales y municipales debe recuperar centralidad en la agenda política provincial y nacional.
Con una prolongada relegación institucional de los municipios, el Estado nacional carece de hondura, dinamismo e intensidad; el robustecimiento operativo de gobiernos locales redundaría en el del mismo Estado.
Por último, una imprescindible regeneración estatal implica la transformación comunal y municipal en categoría de institucionalidad práctica, como una creciente cultura proactivamente productiva en términos de satisfacciones locales y comunitarias regionales.
(*) Experto en cooperativismo de la Coneau
Es mediante el ejercicio multidisciplinario por el bien común: desarrollo sustentable y sostenible, la integración, consulta y consensos a la comunidad, quien tiene la.voz determinante, para resolver
mejorar y lograr calidad de vida , la que se evidenciars en alta participación ciudadana y gobernabilidad .