Por Diego Dequino (*)
Argentina, al igual que todos los países, está atravesando una situación que afecta no solamente a la economía real, sino a los ciudadanos y sus expectativas de corto y mediano plazo. La excepcionalidad causada por el coronavirus, implica respuestas excepcionales por parte del Estado, que es el último responsable del resultado que se alcance al final de esta pandemia mundial.
El país posee baja o nula experiencia en sortear conflictos extendidos y de envergadura por fuera de nuestras repetidas crisis de confianza sobre la moneda y el Estado como administrador económico.
Naciones con mayor trayectoria en afrontar conflictos que afectan su propia esencia, cuentan con herramientas a las cuáles recurrir en momentos excepcionales.
EEUU dispone de leyes especiales y US$50 mil millones en fondos extrapresupuestarios reservados y de inmediata disposición. Los bancos centrales de EEUU y de Europa crean o aumentan los programas de compras de bonos de sus países para monetizar las demandas presupuestarias extremas de los tesoros para financiar acciones extraordinarias. Ello parece magia, pero no lo es. Es la confianza de los ciudadanos respecto de que sus estados serán capaces de resolver estos momentos adversos excepcionales la que permite emitir moneda para ponerla en mano de los gobiernos abocados a controlar la crisis.
El Gobierno de nuestro país debe aguzar su ingenio para proveerse de forma rápida de herramientas económicas que permitan contribuir a controlar la crisis en desarrollo y tratar de que la misma no transmute en otro proceso crítico: una sostenida y permanente caída de la economía real.
Proponemos considerar dos medidas, complementarias y simultáneas, de forma tal que el Estado produzca un golpe de efecto positivo sobre la alicaída demanda de pesos. Aquello servirá a los ciudadanos a sentirse más fuertes para afrontar la crisis de la cadena de pagos que se avecina y al propio Gobierno para aumentar la confianza recíproca con los ciudadanos.
El espacio limitado del texto permite solamente desarrollar el contenido propositivo de estas medidas. Los argumentos y detalles quedan para los decisores de política, incluso estamos dispuestos a la discusión.
a) Medida excepcional de blanqueo fiscal y condición especial de cambio de moneda.
El objetivo es incorporar al sistema financiero US$15 mil millones, inyectando en simultáneo 1.275 billones de pesos a la economía real sin consecuencias inflacionarias e incorporándose a la nueva demanda efectiva de pesos por parte del público.
Herramienta: condonación fiscal por un período especial de 90 días, para depositar en el banco o cambiar moneda extranjera atesorada físicamente por hasta 10.000 dólares por persona; 40.000 por grupo familiar; 100.000 por persona física o jurídica registrada como pyme y de 500.000 dólares persona física o jurídica que sean empleadores y no pymes.
Las operaciones de depósito serán libres de costos, así como las de cambio a pesos se realizarán al tipo de cambio preferencial igual al dólar turista. La acreditación del monto depositado y/o cambiado será en cuenta especial. En dólares sin rendimiento y en pesos será a la vista con rendimiento ajustado por CER. Ambas cuentas especiales podrán utilizarse en los próximos 270 días para la adquisición de bienes de consumo no durables y/o pago de salarios en cuentas especiales equivalentes a las anteriores.
Pasados el período especial de 270 días los saldos se liberarán para ser aplicados a cualquier gasto.
b) Medida monetaria especial para conversión de monedas.
El objetivo estimado es proveer financiamiento legítimo de particulares argentinos hacia el Estado del orden de los US$10 mil millones, tomando como base recursos que ya figuran como contabilidad de reservas del BCRA, para gastos elegibles blindados del Tesoro cuya finalidad sea la mitigación de la crisis.
Herramienta: disponer una ventana por 90 días para que particulares y empresas puedan vender dólares bancarios directo al BCRA a un tipo de cambio preferencial equivalente al valor de dólar turista. Ello será con límites de 20.000 dólares por persona o grupo familiar, de 50.000 por persona física o jurídica registrada como pyme y de 250.000 de personas físicas o jurídicas que sean empleadores y no sean pyme.
La acreditación en pesos de las estas ventas será en pesos cuentas tradicionales ya existentes a la vista o cajas de ahorro. Los montos acreditados serán, por lo tanto, liberados para cualquier aplicación. Se debe ofrecer como opción por monto parcial o total colocarse en plazos fijos especiales precancelables a partir del día 15, con rendimiento igual al CER por hasta un período ventana máximo de 270 días.
Las medidas propuestas, simultáneas y complementarias, podrán transformarse en herramientas reales. Consensuadas entre Estado y ciudadanos pretenden recomponer confianza mutua, combustible irremplazable para mitigar los efectos negativos de una crisis de la magnitud de que se avecina.
(*) Economista.
Buenos días, me parece una medida razonable y lógica, pero no simple de ser aceptadas por los que dispongan de esos recursos. En tal sentido y pensando en la Crisis económica que la realidad sanitaria, nos va a arrastrar. Propongo analicen lo siguente: Que el Gobierno Nacional, tome la descicion de vender o de ser la explotación de algunos recursos naturales, que nunca emos podido explotar con ganancias importantes para el país. Como ejemplo podríamos arder por determinada cantidad de años, la explotación de las 200 millas marítimas (que no podemos ni controlar) la explotación de Vaca Muerta, o la explotación de los recursos mineros. Todos estos recursos naturales, serían altamente interesantes para países que aún en crisis, oy tienen la liquidez suficiente, para pagar por ello, y así hacernos de un volumen mucho más importante de dólares, que nos daría la posibilidad de cancelar la deuda externa, y afrontar esta crisis sanitaria y el el futuro, con una situación económica por de más favorable, para pensar en financiar empresas que produzcan y exportan alimento al mundo. Héctor Daniel Camilatti
Diego lo felicito por lapropuesta pero es Ud. un soñador que no conoce la idiosincracia argentina.