Los desembolsos de las empresas asiáticas generan muchas posibilidades de desarrollo en el país pero también varios peligros.
En un marco de persistente crecimiento económico de Argentina durante los últimos años –con excepción de 2009, cuando se produjo un freno pero no una retracción-, comenzaron a debatirse algunas cuestiones claves para dar lugar a un proceso que pueda convertir ese crecimiento en desarrollo sostenido, con inclusión social y una estructura productiva más densa. Entre esos debates están los relativos al papel y la envergadura de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el país y el de la complementación entre los países emergentes como motor de la economía, cuando las naciones desarrolladas atraviesan una crisis que seguramente no se resolverá en el corto plazo. En ese marco, la relación con China, país que viene imponiéndose a pasos agigantados en la economía mundial en los últimos años, es un debate central.
Según un reciente informe de la consultora Deloitte, la IED china ha ido aumentando en los últimos tres años en América Latina “debido fundamentalmente a un contexto de regulación relativamente bueno para la inversión, a un marco legal transparente y a la abundancia de materia prima y recursos, así como también a oportunidades de negocios claves para el desarrollo económico de China basado en el consumo, la construcción, la minería y la energía”. Otro factor que empuja las inversiones en la región es que el gigante asiático está intentando internacionalizar su moneda.
En términos de cantidad y valor, cerca de 40% de los desembolsos chinos en América Latina se concentró fundamentalmente en activos de energía y recursos naturales y en activos de manufactura.
En el país
Argentina ocupa un lugar importante para las inversiones chinas en la región, sobre todo debido a dos transacciones importantes realizadas en 2010. Ese año, la corporación china CNOOC adquirió por 3,1 miles de millones de dólares 50% de las acciones de Bridas Corporation, dueña de 40% de Pan American Energy, la principal exportadora y la segunda productora de petróleo en Argentina. Asimimo, el año pasado la compañía china Sinopec adquirió Occidental Argentina Exploration & Production por 2,5 miles de millones de dólares. Esto determinó que, en conjunto, CNOOC y Sinopec tengan ahora 15% de la producción argentina de petróleo y 8% de la producción de gas.
China tiene un interés creciente por proyectos de inversión en Argentina, fundamentalmente en algunos sectores como los agronegocios, los biocombustibles, la minería, la energía y la infraestructura.
En primer término, según Deloitte, porque “China considera a Argentina como un socio agroalimentario y un proveedor confiable de alimentos de alta calidad”, sobre todo de soja, maíz y lácteos. Por otro lado, porque la producción de biocombustibles, uno de los sectores industriales que más creció en el último año en Argentina, “presenta cierto atractivo para inversores chinos por el volumen de inversión, por su retorno financiero y por el potencial implícito de la actividad”.
Con respecto a la minería, ocurre que Argentina es un país sumamente rico en minerales y cuenta con un enorme potencial geológico minero, que comenzó a explotarse con mayor dinamismo en los últimos 15 años. “En particular, China está interesada en oro, plata, plomo, zinc y cobre, minerales que son abundantes en el territorio argentino y que presentan un gran potencial. Como China carece de estos minerales, se beneficia invirtiendo en el país para poder obtener dichos recursos necesarios para poder mantener un crecimiento sostenido”, indicó Deloitte.
Por último, en Argentina existe una necesidad de desarrollo de proyectos de energía y China está interesada en contratos EPC (Engineering, Procurement, Construction), es decir en contratos de construcción “llave en mano”, para los cuales solamente se encargan de montar la planta y el proyecto, sin operarlo, y poseen un gran know how en construcción. Lo mismo ocurre con la dotación de infraestructura, importante para el crecimiento nacional -las empresas chinas cuentan con la ventaja de llegar al país con financiamiento asociado-.
Perspectivas
Debido a que la mayor parte de los activos chinos está denominada en dólares, el gobierno del gigante asiático comenzó con la estrategia going out, que consiste en la utilización de las reservas internacionales para que las empresas chinas crezcan globalmente y en la estrategia de diversificación que implica salir de posiciones en dólares y volcarse a inversiones de largo plazo en activos estratégicos.
En ese marco, el análisis de Deloitte indica que “inversiones chinas comenzaron a llegar a Argentina y se prevé que continuará esta tendencia en los próximos años, concentrándose fundamentalmente en la industria de agrobusiness, minería, infraestructura y energía, ya que poseen un valor diferencial en la región”.
Frente a este panorama y dado el vínculo que han desarrollado las economías de China y Argentina, ciertamente las inversiones asiáticas representan una oportunidad para el país, pero también varios peligros vinculados con el manejo soberano de sus recursos energéticos, con una “reprimarización” de su perfil exportador y con un creciente giro de utilidades al exterior, que puede ser grave en momentos de escasez de divisas.