sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Carta abierta al señor Juan Alonso

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Por Ricardo del Barco (*)

Estimado señor Juan Alonso, por las redes sociales he conocido su apreciación sobre mi provincia y mis comprovincianos. Según Ud., somos gente de mierda que vivimos en una provincia de mierda.

No alcanzo a comprender el porqué de su escupitajo sobre nosotros. No sé quién lo ha nombrado censor que dirime entre buena gente y gente de mierda. Desconozco sus inclinaciones políticas aunque las intuyo por su bajeza. 

Me dicen que además es periodista y que ha recibido un premio a no sé qué parte de su trayectoria. Debo decirle que durante este último medio siglo he sido y soy profesor de periodistas y comunicadores de la Universidad Nacional de Córdoba. 

Allí he contribuido a formar varias generaciones de comunicadores. Ellos son testigos (hoy que se encuentran diseminados a lo largo y ancho del país) de que jamás les impuse mi manera de pensar. 

Sí he contribuido a que piensen con su propia cabeza.

He vivido administraciones y signos políticos muy distintos. He vivido épocas muy duras de represión, de espionaje, de delación y de intolerancia. Jamás cedí a la tentación de catalogar a las personas por su forma de pensar o su afiliación política. Respeté y fui respetado. 

Tengo convicciones, muchas veces distintas de las de mis alumnos, pero jamás me permití imponer mi manera de pensar. Jamás practiqué el fascismo que usted nos adjudica a los cordobeses y que usted tan bien representa. 

No me conoce y yo tampoco sabía de su existencia, pero debo decirle que periodistas de su trayectoria deshonran a todos aquellos que de cualquier cantera ideológica sienten respeto por las creencias y opiniones ajenas. 

La provincia sobre la que usted acaba de arrojar su excremento es una provincia señera del país. 

Córdoba no es “oficialista” u “opositora”, Córdoba es una provincia plural y contradictoria en la que han cabido y caben pensamientos y estilos de vida diferentes. 

Desde los albores de la patria es cierto que fuimos distintos, no nos sumamos sin más a lo que  otros decían o sentían. Nos equivocamos y acertamos, como todos los seres humanos. 

Pero quiero recordarle, señor Alonso, que esta provincia que Ud. insulta fue la cuna de muchos acontecimientos pioneros del país y del mundo. 

¿Le contaron que aquí nació la Reforma Universitaria? ¿Le contaron que aquí ocurrió el Cordobazo? ¿Le contaron que en la época del fraude, un gobierno radical como el de Amadeo Sabatini se impuso en elecciones limpias? 

Córdoba alberga pensadores de signos ideológicos y doctrinales diversos y contradictorios. Católicos, liberales, agnósticos, socialistas, marxistas, radicales, peronistas y tantos más. Pero hemos sabido convivir en la diferencia y en la pluralidad.

Hemos aprendido, muchas veces con dolor, a respetar y respetarnos. No somos mejores ni peores que aquellos de otras provincias, somos parte común de un país que amamos. 

Aportamos lo nuestro y planteamos muchas veces lo que en un momento no nos gusta oír. 

Sí es real, como lo decía antes, que somos contradictorios. Nacimos de la desobediencia de aquel que nos fundó, Don Jerónimo Luis de Cabrera. Su desobediencia le causó la muerte y tal vez nos marcó para siempre. 

Nos opusimos a la Junta de Mayo en el lejano 1810. Fuimos radicales, cuando el país era conservador. El peronismo cambió el perfil de nuestra provincia y en ella nació la rebelión que lo derrocó. En la Argentina militar que soñaba un largo futuro, nació la rebelión. Y podríamos seguir hasta el infinito. 

Pero en esta historia compleja y contradictoria, la ciudad sembrada de iglesias y conventos, de campos generosos y de fábricas que anticiparon el país industrial, de estudiantes bulliciosos y rebeldes, es la que nos ha enseñado a vivir y convivir. 

Qué pena es que nos considere una mierda porque, según Ud., la provincia no acompaña su sentir. Usted que participa del pensamiento único, fuera del cual sólo cabe el insulto y el desprecio, sería muy interesante que escuchara las múltiples voces de nuestra querida provincia.

Desde el amor de la provincia que Ud. insulta y compartiendo la suerte de mis comprovincianos, piensen como piensen, me despido de Ud. en absoluta disparidad de ideales.


(*)  Abogado. Profesor de las facultades de Derecho y de Comunicación (UNC)

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