La cifra supera 500.000 individuos, alojados en prisiones diseñadas para hombres. China, Rusia, Tailandia y Estados Unidos tienen las tasas más altas. El récord es de Australia.
Más de medio millón de mujeres y niñas están recluidas en instituciones penales alrededor del mundo, establecimientos cuya mayor parte fue diseñada para una población masculina, advirtió un informe de ONU Mujeres.
En la mayor parte de los países, las mujeres representan entre 2% y 9% de la población de reclusos, con las tasas de encarcelamiento más altas en China, la Federación Rusa, Tailandia y Estados Unidos, informó el estudio que lleva por título “El progreso de las mujeres en el mundo: en busca de la justicia”.
El informe advierte que las tasas de encarcelamiento de mujeres están aumentando rápidamente y pone el ejemplo de Australia, donde entre 1984 y 2003 creció 209%, comparado con el 75% para los hombres.
“Los pronunciados incrementos se deben principalmente a un aumento en el uso de la pena de encarcelamiento para delitos que antes se castigaban mediante sentencias no privativas de la libertad”, explica el informe.
La mayor parte de los delitos por los cuales son encarceladas las mujeres son “crímenes de pobreza” no violentos, vinculados con la propiedad o a las drogas. A escala mundial, las mujeres son encarceladas principalmente por delitos vinculados con las drogas, particularmente en los casos en que son utilizadas para transportarlas y traficarlas a través de las fronteras.
“Las mujeres son particularmente vulnerables a ser detenidas porque no pueden pagar las multas por delitos menores o la fianza.
Como resultado, están más representadas en la detención previa al juicio”, advierte el texto.
Según el relevamiento, las mujeres en la cárcel comparten muchas características: por lo general son jóvenes, desempleadas, con bajos niveles educativos y con hijas e hijos que dependen de ellas.
En el reclusorio de mujeres más grande de Brasil, 87% de ellas está compuesto por madres, muchas tienen un historial de problemas de salud mental, abuso del alcohol y otras sustancias, y una alta proporción ha sufrido violencia.
Las “Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de reclusas y medidas no privativas de libertad para las mujeres delincuentes”, o las “Reglas de Bangkok”, como se las conoce, fueron iniciadas por el gobierno de Tailandia y la Princesa Bajrakitiyabha Mahidol, una defensora de los derechos de las presas.
Las reglas, 70 en total, se basan en las “Reglas mínimas para el trato de reclusos”, que fueron adoptadas por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en 1955.
Entre otras cosas, la norma insta a brindar estándares de atención médica, seguridad y sanidad; trato adecuado para los hijos y el uso de medidas no privativas de libertad para quienes cometen delitos menores.
Mientras tanto, algunos países han respondido al proveer instalaciones especiales que incluyen unidades para madres y bebés.
Como el caso de un penal de Fröndenberg, en Alemania, donde viven con sus hijos hasta la edad de seis años en departamentos autosuficientes.
El éxito de esta solución ha sido demostrado por el hecho de que entre 1997 y 2008, sólo ocho mujeres fueron transferidas a un reclusorio cerrado por haber violado los términos de su sentencia.
Además, las tasas de reincidencia al salir de prisión fueron de 10%, un porcentaje de reincidencia mucho más bajo que el de otros grupos.