Las redes sociales le han prohibido a Jair Bolsonaro realizar transmisiones en vivo a sus seguidores porque no respetó sus normas comunitarias, sin importar si es presidente de un país o un vecino cualquiera. ¿El nuevo Poder Judicial?
Ha sido noticia global que el presidente del Brasil no podrá seguir emitiendo sus programas semanales de los jueves a las 19, en los que presentaba sus acciones de gobierno, conversaba con sus ministros y explicaba sus teorías, entre ellas, la que expresó el pasado 21 de octubre, haciéndose eco de una vieja teoría de la conspiración que, aun cuando sabía que se metía en problemas, sostuvo que sólo iba a dar la noticia, sin comentarla porque ya había sido criticado en el pasado, respecto a supuestos informes oficiales del gobierno de Reino Unido que sugerían que los totalmente vacunados están desarrollando SIDA 15 días después de la segunda dosis. Informe que el gobierno británico había desmentido. Luego reconoció que, si la leía, podría tener problemas con su transmisión en vivo, lo que finalmente sucedió.
Las redes sociales Facebook, Instagram y la plataforma YouTube retiraron el vídeo en el que Bolsonaro vinculó el uso de las vacunas contra Covid-19 al desarrollo del SIDA.
La red social YouTube explicó que aplican sus políticas de forma consistente en toda la plataforma, independientemente de quién sea el creador o cuál sea su opinión política, y lo dicho por el señor Bolsonaro respecto que el uso de las vacunas contra la covid-19 podrían facilitar el desarrollo del SIDA, violan las directrices de desinformación médica sobre covid-19 de la plataforma. Decidiendo además suspender la cuenta de Bolsonaro por al menos una semana debido a que su canal ya había sido notificado el pasado julio sobre la publicación de desinformaciones acerca de la pandemia.
Los poderes judiciales provinciales y federales de varios países, principalmente los latinoamericanos, deberían tomar nota del proceso implementado por estas redes sociales, que controlan de manera rápida y eficiente, bajo determinados parámetros, los contenidos publicados por sus usuarios, sin censura previa, sino luego de haber sido difundidos; si las publicaciones contradicen sus normas comunitarias, le emiten una advertencia, y si reinciden, como el caso de Bolsonaro, lo sancionan, sin importar cuál rol cumple en la sociedad, ya sea presidente del Brasil o de los Estados Unidos, como sucedió también con Donald Trump. Por el contrario, lo dicho por Bolsonaro, que generó alarma en la sociedad ante la posibilidad de contraer SIDA por haberse vacunado, parece no preocupar en la justicia brasileña, al menos no hay noticia.
* Abogado, especialista en derecho informático
Excelente análisis y aporte para la reflexión de los gobiernos latinoamericanos. Gracias Matías!