Por Carolina Tchintian * para Télam
El instrumento de votación es clave en cualquier proceso electoral. Es donde los partidos políticos vuelcan la oferta electoral el día de la elección. Es el medio que usan los votantes para transformar sus preferencias en votos. Por eso, la reforma que propone adoptar la Boleta Única Papel (BUP) para reemplazar la boleta partidaria es acerca de la equidad en la competencia, el acceso al voto y la representación.
En las elecciones nacionales y en muchas provincias de la Argentina actualmente se utiliza la boleta partidaria. Cada partido está representado en una boleta separada de categorías diferentes adheridas entre sí. Su punto crítico es que la responsabilidad de su impresión, distribución y custodia en los centros de votación recae en los partidos políticos.
En la mayoría de las democracias del mundo, en cambio, el Estado centraliza la producción y distribución de las boletas, y un instrumento de votación oficial reúne la totalidad de la oferta. Esto es así en el marco de las más diversas reglas electorales y diseños. Sin embargo, todas comparten una característica común: la responsabilidad que tiene el Estado de proveer la boleta se traduce en un acceso uniforme a una oferta electoral completa, sin depender del tamaño de las fuerzas políticas, el caudal de votos esperados, su alcance territorial o capacidades organizativas.
Bajo este sistema, las boletas oficiales de votación no pueden ser distribuidas días anteriores a las elecciones, están exclusivamente disponibles en los centros de votación y sólo pueden ser entregadas al momento de votar por las autoridades de mesa.
La BUP asegura que la experiencia de votar sea consistente a través de los distritos. Quien concurre a votar sabe exactamente lo que va a encontrar en el centro de votación porque es el Estado, y no los partidos, el responsable de garantizar las condiciones.
La boleta única papel se utiliza en la Argentina. Además de ser el instrumento que usan los argentinos radicados en el exterior o aquellos privados de libertad, se implementa en las elecciones provinciales en Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Y la experiencia es positiva.
En 2015, el Centro para la Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) llevó a cabo un estudio sobre las percepciones del uso de la boleta única en Santa Fe: más de nueve de cada 10 votantes calificó a la boleta única como un instrumento de votación bueno o muy bueno. Y más de seis de cada 10 votantes (61%) aseguró que votar con boleta única papel le resultó más fácil que hacerlo con boleta partidaria. Sólo 5,5% de los votantes afirmó que le resultaba más fácil votar con la boleta partidaria (30% dijo que ambos sistemas presentan facilidades).
Desde hace más de una década, el Cippec alienta la discusión sobre la manera en la que votamos en nuestro país y apoyamos la adopción de la BUP como método más eficaz, equitativo y transparente.
En 2022 fuimos parte de un extenso y rico debate que derivó en la media sanción del proyecto de ley para adoptar la BUP nacional, y que ya está listo para su votación en el Senado.
Es cierto que la actual coyuntura reclama respuestas urgentes en materia de desarrollo económico e inclusión social, pero la discusión sobre la boleta única no anula todos aquellos debates. Abordarla primero tampoco significa que las otras sean menos importantes. La oportunidad de adoptar la boleta única papel es hoy y el momento hay que aprovecharlo.
(*) Doctora en Ciencias Políticas e investigadora principal de Instituciones Políticas del Centro para la Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).