ESCUCHARLas redes sociales son tan responsables de sus logros en popularidad como lo fueron las tabacaleras al estimular el consumo de cigarrillos, ambos entre los menores de edad.
Richard Dahl escribió el 25/5/22 para Findlaw.com el artículo “Are Social Media Platforms Responsible for Kid ‘s Deaths?” (¿las redes sociales son responsables por las muertes de menores?), comenzando con las famosas propagandas de la tabacalera Camel y su actor, quien superaba objetivos destacados y lo festejaba fumando un cigarrillo; hasta que en 1997 se demostró que esas propagandas estimulaban el consumo de tabaco entre los menores de edad, que se reflejaban en el exitoso Joe Camel.
En la misma situación -expone Dahl- se encuentras las redes sociales que buscan conquistar a los menores de edad para que participen en actividades dañinas, incluido el suicidio -el caso de Christopher James Dawley, quien posteó en Facebook “Quién apagó la luz?”, y se suicidó con una escopeta calibre 22 mientras sostenía con la otra mano su celular-. La familia Dawley junto a otras familias han iniciado acciones judiciales contra Snapchat y Facebook con el argumento de que diseñaron sus plataformas para volver adictos a sus usuarios mediante algoritmos que muestran información constantemente como parte del esfuerzo para maximizar el tiempo que están conectados, con claros fines publicitarios y resultados económicos.
La cuestión de los algoritmos hace tiempo que está planteada en la sociedad y tomó gran relevancia cuando Frances Haugen, quien fue científico de datos de Facebook, informó al Senado de Estados Unidos que la empresa conocía que los algoritmos que utilizaba eran perjudiciales para los menores. Estos algoritmos sirven para medir el interés de los usuarios y guiarlos a contenidos que deberían mantenerlos en línea, para lograr una mayor visualización de su publicidad. Esta realidad ha llevado a considerar que son de aplicación los principios tradicionales de la responsabilidad de producto y particularmente por los defectos en su diseño.
En función a estos principios, muchas familias han considerado que las redes sociales han generado en sus hijos la necesidad de realizar acciones antes impensadas, y en otros casos, han estimulado situaciones de riesgo, por ejemplo, al motorizar las intenciones de suicidio, como fue el caso arriba narrado. Para el primer supuesto, se responsabiliza a la empresa TikTok al sostener que sus algoritmos alentaron a Nylah Anderson, de 10 años de edad, a participar del “Blackout Challenge” en TikTok, que desafiaba a los espectadores a ahogarse con artículos para el hogar hasta que se desmayaran. Luego, después de recuperar la conciencia, tenían que compartir el evento grabado con otros usuarios de TikTok; sin embargo, algunos no recuperaron la conciencia y murieron, como fue el caso de Nylah. El punto decisivo es si la empresa conocía los riesgos a los que se enfrentaban los menores, y especialmente qué ha estado haciendo para mantenerlos conectados. Ante esta preocupación, el estado de California está discutiendo un proyecto de ley que permitiría a los padres demandar a las compañías de redes sociales si ponen en peligro a los niños con aplicaciones que les generan adicción.
La responsabilidad de producto y sus fallas en sus materiales o mano de obra es un campo muy amplio, que claramente se puede aplicar a estas estremecedoras realidades, que se pueden sentir lejanas hasta que suceden. Si está regulada la composición de los componentes plásticos que contienen los juguetes, por la constante situación de que los bebés naturalmente se los llevan a la boca, también deberá estudiarse la manera de regular los componentes de los algoritmos ante la constante situación de que los menores se compenetran con lo que allí suceda.
Tanto con los bebés como con los menores, los padres tienen una responsabilidad de vigilancia y educación indelegable.
* Abogado, especialista en derecho informático
