Compra de bienes, depósitos en pesos en el sistema financiero, adquisición de dólares en el mercado informal o fuga hacia los precios, algunas de las opciones para el próximo año.
Los agregados monetarios en Argentina se mantienen creciendo a tasas muy elevadas, en torno a 30%, como consecuencia de las medidas implementadas por las autoridades desde noviembre pasado, hace ya casi un año.
Las restricciones para el acceso al mercado de cambios combinadas con trabas a las importaciones y límites para el atesoramiento de dólares, sumados a la decisión de reformar la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina (BCRA) han sido claves para este desempeño.
La pregunta, entonces, es cuál puede ser el destino de esta expansión de la cantidad de pesos circulando en la economía. Según un análisis de la consultora Abeceb.com, que conduce el economista Dante Sica, éstos pueden dirigirse a cuatro posibles destinos: la compra de bienes; depósitos en el sistema financiero en pesos; adquisición de dólares en el mercado informal; o precios.
“El mix de destinos de los pesos que el BCRA pone (y ponga) en circulación determina cuán efectiva es la política monetaria para impulsar el crecimiento económico y cuáles son los riesgos que enfrenta nuestra economía”, evaluó la consultora.
Desde finales del año pasado hasta la actualidad, ante las restricciones de acceso al mercado cambiario formal, una buena parte de los consumidores se inclinó por la compra de bienes durables, lo que terminó sosteniendo las ventas de estos sectores.
También fue importante el segmento que decidió depositar su “excedente” de pesos en el sistema bancario doméstico, aun a pesar de que las tasas de interés ofrecidas no compensaban la pérdida de poder adquisitivo. Las familias prefieren perder algo frente a la inflación mientras encuentran opciones más tentadoras. Lo cierto es que tampoco existen en el país, a nivel masivo y extendido, otras opciones de inversión en pesos, lo que termina favoreciendo al sistema bancario.
Otra parte menor se orientó a la compra de dólares en el mercado informal. Y, por último, una porción importante terminó empujando la inflación, ante la presión del consumo de aquellos que querían deshacerse de los pesos por esta vía sobre una oferta incapaz de responder a la misma velocidad.
Perspectivas
¿Qué puede pasar en el último trimestre de 2012 y en el próximo año? La mayoría de los analistas coincide en que la cantidad de pesos en circulación se mantendrá creciendo a un ritmo elevado, ya sea por vía de la intervención cambiaria y/o por el financiamiento al Tesoro.
Abeceb también considera necesario un análisis más fino de la política económica. “Es que, de no haber cierto relajamiento de al menos alguna de las restricciones vigentes en la actualidad, gran parte de los pesos circulando terminarán impactando directamente en la inflación”, evaluó la consultora porteña. En primer lugar porque, de no habilitarse la posibilidad de mayores importaciones que agilicen la producción local de bienes de consumo, la presión sobre los precios se hará aún más importante.
Pero también será necesario convalidar un aumento de las tasas de interés para aquellos que prefieran destinar su excedente a instrumentos de ahorro en pesos, de manera de equilibrar al menos un poco la ecuación frente a la inflación y/o las expectativas de devaluación.
Por último, también podría relajarse la restricción al sector privado para acceder al mercado cambiario.
En suma, las trabas a las importaciones -en especial de bienes intermedios-, las tasas de interés en pesos y las restricciones al atesoramiento de dólares por parte del sector privado también se vuelven variables clave para lo que viene.
“Aunque creamos que sería un gran paso adelante, no es necesario un relajamiento” de esas tres variables en conjunto por parte del Gobierno, “pero sí al menos de una de ellas, si se quiere evitar un escenario con riesgos de inflación en ascenso”, concluyó Abeceb.