Un emprendimiento de 12 dúplex que nace en Córdoba invita a niños y a adultos a revivir sus homoludens (hombres que juegan), con propuestas que van desde una infinita rayuela hasta el grabado de poemas en un patio.
Desde el concepto de arquitectura experiencial, es decir, aquella que proyecta la vivencia del habitante con su entorno mucho antes que el inmueble en sí mismo, nace el complejo Rayuela, un conjunto de dúplex que propone al juego como centro de conexión entre niños y adultos.
No se trata de otro complejo de viviendas que pregona calidad y seguridad como banderas de control social; es una propuesta que desde su portón de entrada invita a recuperar al homoludens u hombre que juega, con base en el creador de esta nominación, Johan Huizinga, para quien la cultura humana le debe al juego una parte esencial de su desarrollo histórico.
Sobre esta filosofía, un grupo de inversores, arquitectos, paisajistas y pedadogos diseñaron el complejo Rayuela, con 10 dúplex de dos dormitorios y dos triplex de tres, estacionamiento, sala de usos múltiples y espacios con propuestas de juegos y esparcimientos distintivas.
“Tiene tres patios, uno de esculturas, otro es la plaza de poesías y un tercero que es el patio de las pinturas. Todo está pensado para que el que vaya a vivir al lugar pueda transformar su el entorno, para que el niño invite a jugar al padre”, contó a Comercio y Justicia el arquitecto mentor de la idea, Carlos Viñolo.
“Armamos una pérgola en la que se cuelgan móviles, la idea es que los habitantes puedan colocar los suyos. En el patio de las poesías atornillamos unos poemas grabados en aluminio y dejamos la grabadora con chapas para que los habitantes continúen con su impronta”, apuntó.
Entre otros detalles que invitan a crear, en el SUM hay una torre que marca el eje del Norte, con un reloj solar y un mirador con cuadrante que invita a identificar estrellas. También hay un cubo de vidrio, una terraza con solárium y el patio de los asados, con asados y horno chileno.
“La propuesta es la experiencia del juego mediante dispositivos sencillos, como el mirador de cielo, el taller, el ‘viverito’ y la torre. Se estimulan las preguntas, el involucramiento y la creación. ¿Por qué el imán se pega y se repele? ¿Por qué las estrellas van cambiando? Aprender a construir móviles que se agitarán y crearán sonidos por el viento, plantar, grabar poesías eternas en aluminio”, resumió el arquitecto.
El complejo debe su nombre al juego intergeneracional de la rayuela, que se ha materializado en el lugar por medio de una “rayuela infinita” formada por incrustaciones en la calle interna adoquinada. Y como no podía ser de otra manera, también revive al clásico Julio Cortázar, quien a lo largo de su obra maestra homónima, internaliza el concepto del juego como “algo tan serio y tan grave como jugar”.
La estructura y mística del complejo trasluce momentos de las infancias del pasado, en las que convivían juegos sencillos, simples, al aire libre y por las “callecitas” propicias para andar en bicicleta, según graficó Viñolo.
Puertas adentro
Las unidades que tienen 85 m2 propios y 18 m2 de uso propio en los espacios comunes, también cuentan con el rasgo distintivo como la intimidad.
“Se han diseñado los muros colindantes con tratamiento acústico y un dispositivo llamado ‘árbol metálico’ cubierto de enredaderas, que impide la vista entre las viviendas”, aclaró .
A su vez, la tipología con flexibilidad e independencia de los espacios, se convierte en un soporte para la autonomía en la convivencia, según añadió. “También incorpora una barra-mesada en semi-isla, a modo de conector espacial,que invoca un espíritu de reunión.
Rentabilidad y diferencia
“Se puede generar rentabilidad en un negocio haciendo las cosas diferentes, y sin necesidad de invertir más en dinero, sólo hay que reinventar e invertir más en pensamiento”, dijo el arquitecto, quien “vivencialmente” propuso desde el inicio del proyecto, un “juego” con los materiales y con la imaginación de los artífices para sembrar en “carne propia” el concepto de juego y arquitectura experimental.
El complejo se ubica en barrio San Salvador, en la calle Diego Cala 370, y se lanzará en dos etapas. La primera, con seis dúplex terminados y espacios comunes, está a la venta con precios de 115 mil dólares cada uno.