En las últimas horas de 2021, el Gobierno nacional autorizó la explotación petrolera en tres zonas de la costa de Mar del Plata, en el mar Argentino, en lo que se conoce como producción offshore de hidrocarburos. Así lo dispuso la resolución 436/2021, que definió las áreas de exploración “CAN 100″ y “CAN 108″, en la Cuenca Argentina Norte (a 307 kilómetros frente a la costa de Mar del Plata), y “CAN 114″, a 443 kilómetros. Son trabajadas por la firma noruega Equinor en sociedad con YPF y Shell.
La medida es fruto de un largo trabajo conjunto de distintos organismos del Estado nacional y contó con una audiencia pública previa con amplia participación, y la autorización del Estado posterior al resultado positivo del estudio de impacto ambiental.
No obstante, en los siguientes días diversas organizaciones ecologistas levantaron la voz contra la medida, lo cual mereció ayer la reacción del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), que calificó los argumentos vertidos por las ONG como de “escaso nivel técnico-científico” y que reflejan “irresponsabilidad” en contra de una actividad que tiene seguridad en las operaciones e impacto positivo en la economía del país, además de cuidado del ambiente.
En tanto, las empresas Equinor, YPF y Shell precisaron ayer que el proyecto “Campaña de adquisición sísmica offshore Argentina, Cuenca Argentina Norte” no contempla por el momento la perforación de pozos productores de petróleo o gas. Por ahora se avanzará en registrar imágenes del subsuelo marino para determinar si existen hidrocarburos.
El propio jefe de Gabinete de ministros, Juan Manzur, monitoreó ayer la puesta en marcha del proyecto. Según el funcionario, al efectuar estas prácticas el país “cumple con todos los estándares de cuidado del medioambiente”, de la misma manera que se realiza en países más desarrollados, como Canadá, Holanda, Noruega; e incluso en Brasil. Por su parte, el secretario de Energía, Darío Martínez, explicó que actualmente “17% del gas que se produce en el país sale del offshore”, de 36 pozos activos.
Ahora, en la zona a explorar, ubicada a más de 300 kilómetros de la costa, el procedimiento implica la instalación de diez cables submarinos que tienen una extensión de entre 8.000 y 10.000 metros y se conectan a tres fuentes de energía desde la que se emiten sonidos, cuya refracción es captada por micrófonos submarinos, conocidos como hidrófonos.
Con este proyecto será la primera vez que las operaciones se hagan en aguas profundas y ultraprofundas; zonas muy alejadas de la costa donde el mar puede alcanzar profundidades de hasta 4.000 metros.