ESCUCHARLa inversión privada global en este tipo de compañías se ha triplicado desde 2008, mientras que el año pasado fue récord a escala mundial. En Latinoamérica y en nuestro país, la tendencia está registrando un importante incremento.
El crecimiento de las compañías tecnológicas que brindan servicios financieros en América Latina está en plena ebullición. El cambio de paradigma de la industria se hace sentir fuerte en la región a medida que crece el número de empresas y usuarios que optan por estos servicios.
El término fintech (finance + technology) es mucho más que una palabra de moda por estos días en el ecosistema tecnológico latinoamericano.
Las compañías fintech son aquellas que utilizan las últimas tecnologías para construir productos y servicios pioneros y realmente innovadores en una industria –la financiera- que es de las pocas que aún no había modificado sustancialmente su esencia con la disrupción tecnológica. Se trata más bien de un sector cuyas innovaciones siempre han sido lentas y burocráticas.
Pero ese escenario está en plena transformación en todo el mundo. Eliminar o reemplazar a los bancos y entidades financieras como intermediarios, impulsar la colaboración entre pares o establecer nuevos esquemas de comisiones y pricing más accesibles son algunas de las disrupciones emergentes en el sector financiero a medida que más particulares y también empresas gestionan sus activos financieros a través de ellas.
El crecimiento de las fintech es constante y está lejos de encontrar su techo. De acuerdo con un estudio de Accenture y Partnership Fund for New York City la inversión privada global en Fintech se ha triplicado desde 2008 –cuando comenzó la crisis- desde US$928 millones a US$2,97 mil millones en 2013 y se estima que llegaría a los US$8 mil millones en 2018. En tanto, el primer cuarto de 2014 fue récord de inversión para este sector al acumular US$1,7 mil millones.
Si bien según el estudio, Silicon Valley es el epicentro global de la actividad, Europa le sigue de cerca, con Londres como punta de lanza pero Latinoamérica no está ajena. La región atraviesa una explosión de compañías fintech que desde distintos ángulos modifican los hábitos financieros de las personas.
Nuevos canales y plataformas de pago, préstamos p2p, administración de saldos y divisas, distintos servicios para comprar, utilizar y administrar Bitcoin, son solo algunas de las innovaciones que emergen en este escenario. Pero la posibilidad de estas tecnologías en la región es inmensa teniendo en cuenta, por ejemplo, el enorme número de personas que están al margen del sistema bancario así como también la burocracia que tienen que atravesar muchos de los usuarios que sí están bancarizados.
“En el corto plazo los nuevos emprendimientos dentro de fintech van a revolucionar la forma en que interactuamos con el sistema financiero por tres razones principales: primero, la industria todavía es muy ineficiente en la forma de distribuir sus servicios. Los trámites en sucursales bancarias, las largas colas, el servicio no personalizado, los altos costos fijos, son algunos de los múltiples ejemplos. Segundo, la movilidad ya es una realidad y sin dudas será el catalizador de nuevas formas de servicios disruptivas. Tanto desde el lado de la infraestructura donde aumenta sistemáticamente la penetración de smartphones, como también desde el nivel de madurez del consumidor que cada vez se sienta más cómodo transaccionando a través de dispositivos móviles como con el e-commerce. Y por último, hoy más que nunca los recursos fundamentales para construir cualquier plataforma innovadora son de fácil acceso y cada vez más eficientes”, expresa Juan Pablo Bruzzo, quien junto con Alejandro Estrada fundaron de DineroMail y crearon Moni, una plataforma online que ofrece adelantos de dinero a usuarios con imprevistos y urgencias que requieren dinero en efectivo.
