Con exportaciones cero y ventas internas colapsadas, buscan con el Gobierno los caminos para asegurar protocolos de trabajo que resguarden la salud y permitan sostener todos los eslabones de la producción. “Es una guerra entre pobres”, dicen algunos referentes del sector.
Javier De Pascuale [email protected]
Las terminales automotrices y autopartistas exportadoras prevén retomar su producción durante mayo y el cronograma lo inicia esta semana Scania, con la reapertura hoy de su producción en Tucumán.
Esta semana podría haber novedades con respecto a las plantas de fabricación de cajas de cambio de Volkswagen en Córdoba, mientras que el viernes se confirmó que Fiat volverá a producir en su planta de Ferreyra en 13 días.
Lo que hasta el viernes pasado era un conjunto de previsiones de los responsables de cada una de las empresas agrupadas en las cámaras de fabricantes de autos y de autopartes, comenzó a ser realidad muy temprano ese día, cuando la secretaría de Desarrollo Económico emitió la reglamentación que pone efectivamente en marcha lo que había anunciado el presidente Alberto Fernández hace dos semanas: que las empresas exportadoras podrían volver a producir, siempre y cuando tomaran los recaudos sanitarios necesarios para que esa actividad no modifique el programa de trabajo del Ministerio de Salud contra la pandemia del coronavirus y minimice el riesgo de contagios.
La resolución nacional habilitó efectivamente la actividad con esas condiciones, trasladó a las provincias el deber de control sobre ellas y exigió a las empresas autorización provincial previa antes de la puesta en marcha de las plantas.
En rigor de verdad, todas las terminales automotrices y la gran mayoría de las autopartistas exportadoras están asentadas en ciudades de más de medio millón de habitantes, que continúan en cuarentena. En todos esos distritos hay circulación comunitaria del virus, con lo cual la preocupación de Salud no sólo se centra en las condiciones de higiene y salubridad en el ingreso, egreso y en la actividad de los operarios, sino en el traslado del personal a las plantas: las autoridades quieren que se utilice al mínimo el transporte público.
Mientras estas condiciones se acomodan entre las autoridades (ahora provinciales) y los responsables de las empresas, Scania efectivamente comienza hoy a producir en Tucumán (donde acordó un protocolo local de trabajo) y Volkswagen ultima esta semana los detalles de su esquema para retomar en lo inmediato su producción de cajas de cambio con destino global, principalmente europeo ya que las plantas de la empresa en Alemania, por ejemplo, nunca paralizaron del todo su producción de vehículos.
El caso Fiat
En la misma línea se encuentra la automotriz Fiat, que anunció el viernes la retoma de su producción de vehículos en la planta de Ferreyra para el 11 de mayo, dentro de trece días. La intención de la firma es producir dos días a la semana con la casi totalidad de sus operarios, que superan el millar en Córdoba, buscando retomar el plan de producción de 310 vehículos diarios que tenía la firma hasta el pasado 20 de marzo. “Vamos a gestionar todos los permisos porque tenemos que entregar vehículos ya vendidos. De hecho, podríamos producir esta misma semana que viene si se pudiera”, dijo el viernes Martin Zuppi, CEO del grupo FCA en Argentina, en un diálogo con periodistas del cual este diario fue parte.
Como todas las terminales del país, la compañía es cabeza de un conjunto de empresas autopartistas cuya producción depende también de la puesta en marcha de la terminal y allí es donde reside la complejidad de la autorización provincial de su puesta en marcha: si vuelve Fiat necesariamente vuelven otras firmas a producir.
Por ello, esta semana la compañía tendrá reuniones con sus proveedoras para ajustar esos detalles. “Lo mejor es retomar la producción cuanto antes”, dicen en Fiat, preocupados por “sostener la cadena” productiva ya que el quiebre de una firma proveedora afecta la producción total de la terminal. “Hay que darles visibilidad” a las autopartistas, afirman.
La marca confirmó el viernes, en boca de su director Comercial Pablo García Leyenda, que mantiene todo el programa comercial anunciado a fines del año pasado, con las presentaciones y los anuncios de todos los nuevos modelos de Fiat, Jeep, Chrysler, RAM que el grupo tenía previsto hacer antes de la pandemia. “Las presentaciones continúan quizás con un mes de diferencia respecto de lo anunciado, pero se mantienen y las próximas serán totalmente digitales”, afirmó el ejecutivo.
Lo que sí se modificó muy fuertemente es el plan de producción de Fiat. No sólo la cuarentena de hecho modificó el programa, sino que ahora la demanda lo impone. No se están vendiendo los autos que se esperaban vender ni tampoco se está exportando lo que calculaba. Brasil es ahora la preocupación, por el grado de incertidumbre que presenta tanto el avance del virus en el país vecino cuanto por la caída concreta de las ventas.
Después de un primer trimestre muy positivo, en el que el grupo FCA recuperó el market share que no tenía desde hace años no tenía, la firma debe ahora reordenar su programa por la pandemia y se dispone a llegar a fin de año con 30 mil vehículos salidos de la planta de Ferreyra. El escenario nacional de ventas para el año es de 250 mil unidades.
“Una desgracia que nos hará más pobres”
La pandemia del coronavirus es “una desgracia mundial que está teniendo un impacto abismal en todo el mundo”, realidad de la cual “no sabemos ni cómo ni cuándo vamos a salir”, considera Zuppi, quien se reporta directamente a Antonio Filosa, Chief Operating Officer (COO) de la región Latinoamérica e integrante del Group Executive Council (GEC), el máximo órgano ejecutivo de la compañía en el mundo.
Para el ejecutivo, “muchas cosas van a cambiar” y “será muy difícil para todos” porque la pandemia y sus consecuencias “nos harán más pobres a todos”, instalando “una situación muy compleja que nos exige extremar esfuerzos para sostenernos a todos, a los empleados, a los clientes, a los proveedores, al Estado” para “que todos tengamos un plato de comida” en el futuro próximo. Es como una “guerra entre pobres en la que la compañía no sale a flote sola”, consideró el jefe máximo del grupo automotriz en el país.