viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Laboratorio biotecnológico: a merced de las empresas innovadoras

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“El lema no es que el grande se come al chico sino el rápido se como al lento, entonces las empresas están buscando desarrollar productos de innovación para hacer la punta y ser los primeros. Pero como la mayoría no puede hacerlo en su laboratorio (aunque algunas firmas tienen departamento de I+D, éste no suele ser lo suficientemente fuerte) recurren a centros o laboratorios que con especialistas y profesionales trabajan para ellos”, sintetizó el investigador Dante Beltramo, respecto del perfil que cobra el Laboratorio de Biotecnología del Ceprocor dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba.
Si bien el centro ha comenzado incipientemente a trabajar en función de ciertos pedidos por parte de empresas, no deja de ser el primer paso para desmistificar la legendaria idea de que “existe un divorcio entre la ciencia y la empresa”.

“No es una demanda masiva, pero estamos tratando de quebrar en el tiempo eso de que existe un divorcio entre la ciencia y la empresa o entre la universidad y la empresa. ¿De qué divorcio se habla si nunca hubo casamiento?”, apuntó el responsable del laboratorio.
“Estos son los primeros casamientos, producto de un acercamiento que empezó estos últimos diez años cuando las empresas empezaron a ver con otros ojos la innovación tecnológica, a arriesgarse y a apostar a un proceso lento del que se carece de cultura”, relató el profesional.
Al respecto, Isamel Blanco, otros de los investigadores que integran el centro opinó: “La empresa de acá no tiene la cultura de innovar sino de copiar porque quiere llegar rápido al mercado. No obstante, se encuentra con el problema de que si copia pierde oportunidades en relación con una firma que tiene 20 años de patente, entonces comienza a pensar en la reinversión en el conocimiento argentino”.

Con todo, el laboratorio de biotecnología es por ahora el “único” que aborda esta etapa de transición “del saber por el saber mismo” a las aplicaciones prácticas.
Así, y dependiendo del tipo de proyecto -el que resuelve un problema en particular o participa de una etapa en el proceso de producción de algún objeto- el equipo trabaja con alrededor de cinco o seis investigaciones por año, cuya duración promedio es de seis meses. “Si es una fase de un proceso, suelen durar seis meses, pero depende de la demanda, hay veces que son tres proyectos y estamos casi saturados”, precisó Bianco.
La demanda por parte de las empresas se concentra principalmente en productos biotecnológicos orientados a la salud y, en el menor de los casos, al sector de alimentos.

Proyectos con vida

Entre los desarrollos más destacados llevados a cabo por los siete integrantes que componen el laboratorio (ver foto) se encuentra el Vantris, un hidrogel biocompatible, un producto solicitado por la empresa Promedon, especialista en tecnología médica. (ver descripción en cuadro 1). Por otra parte, el Laboratorio Raffo demandó la creación de un sistema de transporte de drogas para los tratamientos oncológicos. (ver cuadro 2).
Otro de los productos de mayor repercusión en el mercado es Pro-Ciclar, un dispositivo intravaginal reutilizable para la liberación controlada de progesterona aplicable a la sincronización de celo en bovinos.
El mismo fue desarrollado en forma conjunta con el Instituto de Reproducción Animal de Córdoba y luego transferido al Laboratorio Veterinario Zoovet de la provincia de Santa Fe que, tras completar las pr

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